Fedea ve "desequilibrada" la reforma y aboga por un contrato de igualdad de oportunidades
- Creen que incide mucho en la flexibilidad y poco en la seguridad
- Proponen un contrato de indemnización creciente según la antigüedad
Propuestas de Fedea
1. Agilizar y simplificar el descuelgue
2. Recortar a un año la ultraactividad
3. Indemnizaciones crecientes en el contrato de emprendedores
4. Limitar las bonificaciones y aumentar la formación
5. Medidas de empleo juvenil más ambiciosas
6. Mejorar la coordinación de la negociación colectiva
Los economistas de Fedea (Fundación de Estudios de Economía Aplicada) creen que la reforma laboral es "desequilibrada" porque avanza bastante en la flexibilidad de las condiciones laborales pero casi nada en la seguridad del empleo, los dos factores del concepto "flexiseguridad".
A su juicio, la reforma laboral no contempla medidas contundentes ni para acabar con la dualidad del mercado laboral entre los trabajadores con contratos indefinidos y los que tienen contratos temporales ni para mejorar la eficacia de las políticas activas.
El responsable de Fedea, José Ignacio Conde-Ruiz, afirma que el nuevo marco laboral contribuye a potenciar la temporalidad "de forma ineficaz, injustificada e injusta" aunque reconoce que es una reforma "de verdad" que permitirá mejorar la flexibilidad interna de las empresas para adaptarse a la situación económica.
El profesor de la Universidad de Oviedo, Florentino Felgueroso, sostiene que la reforma laboral está desequilibrada porque incide en la flexibilidad y hay "poquitos avances" en la seguridad en el empleo. En su opinión, el desarrollo de la formación del trabajador "es un brindis al sol" y no rompe el "duopolio entre sindicatos y empresarios", también considera que no se han dado "los suficientes pasos adelante" para que funcione la colaboración público-privada en la intermediación laboral.
Igualdad de oportunidades
Este grupo de expertos aboga por un contrato de igualdad de oportunidades que podría basarse en el contrato de apoyo a emprendedores con algunas modificaciones. Proponen que en ese nuevo contrato las indemnizaciones por despido sean crecientes en función de la antiguedad desde el primer día y alertan que la limitación del contrato a las pymes de menos de 50 empleados puede desincentivar el crecimiento de las empresas, como ha ocurrido en Italia.
Juan José Dolado, de la Universidad Carlos III, intuye que el contrato para emprendedores "va a funcionar como un tiro" en los próximos tres años, el periodo que marca la ley para no tener que devolver las bonificaciones pero que luego puede destruirse empleo de golpe.
Argumenta que con este tipo contractual el despido es gratis el primer año, pero el segundo y tercer ejercicio pasa a tener un coste de 20 días por año trabajado, en total, 40 días si se rescinde a los tres años. Sugiere que, en vez de dar un salto, se podría hacer "algo más progresivo", por ejemplo; 5 días, 15 y 20, cuya suma da el mismo resultado e insiste en que "es sencillo".
Desde la Universidad Autónoma de Madrid, Marcel Jansen, apunta que al subvencionar contratos temporales se produce "una externalización fiscal y un uso intensivo de las prestaciones de desempleo", es decir, que se hace un pan con unas tortas. Añade que "a los políticos les tiembla la mano a la hora de solucionar la dualidad del mercado temporal" porque creen que se va a retraer la contratación y "por eso no lo hacen en periodo de crisis".
Empleo juvenil y formación
Con respecto al impulso a la contratación de jóvenes, Felgueroso opina que en la reforma laboral "se hace poquito y se dan los pasos equivocados". Se muestra muy crítico con las subvenciones al empleo porque los políticos "no van más allá" y se rebaja la parte formativa.
Recuerda que en España hay más de 1,7 millones de jóvenes parados entre 16 y 30 años que no dedican tiempo a la formación y, lo que es más grave 1,1 millones que ni siquiera han terminado la educación secundaria obligatoria. Propone que vuelvan al sistema educativo y que el contrato de formación se vincule con la educación reglada.
También aboga por que se introduzca un salario mínimo interprofesional más bajo para los trabajadores menores de 18 años sin cargas familiares y que los jóvenes puedan contar con ayudas económicas durante su periodo de formación si tienen hijos a su cargo. Aduce que un SMI menor contribuiría a reducir el abandono escolar.
Con respecto a una futura ley de huelga, los economistas de Fedea no consideran que sea necesaria porque "la conflictividad laboral en España es muy baja" y era más alta en los últimos años del franquismo, la única salvedad sería limitar las huelgas discontinuas de determinados colectivos como los maquinistas de Renfe o los pilotos de Iberia.