Alemania y Francia quieren recuperar el control de las fronteras en casos de crisis temporales
- París y Berlín han enviado una carta con la propuesta a la Presidencia danesa
- Piden controlar sus fronteras en caso de flujo masivo de inmigrantes
EL TRATADO SCHENGEN
- Origen: El acuerdo fue firmado el 14 de junio de 1985 en Schengen, Luxemburgo, por los cinco Estados de la entonces Comunidad Económica Europea (Alemania, Francia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo), que decidieron suprimir las fronteras internas.
- ¿Qué es? El objetivo del acuerdo es la creación de una zona de libre circulación con la supresión de las fronteras comunes de los países firmantes y el establecimiento de una única frontera exterior. Los Estados, además, se comprometen a armonizar sus normativas sobre prohibiciones y restricciones y a adoptar las medidas necesarias para salvaguardar la seguridad.
- ¿Quiénes forman parte? La mayoría de los Estados miembros de la Unión Europea, con excepción de Reino Unido e Irlanda.También lo hacen países extracomunitarios como Noruega, Islandia, Suiza y Liechtenstein, así como de facto Mónaco y el Vaticano. Chipre, Bulgaria y Rumanía participan parcialmente, pero aún no son miembros de pleno derecho.
Francia y Alemania quieren que los estados puedan restablecer los controles fronterizos internos de forma provisional cuando consideren que alguno de los países del espacio Schengen no consigue atajar un flujo masivo de inmigrantes.
Los ministros del Interior de Francia, Claude Guéant, y de Alemania, Hans Peter Friedrich, señalan en un carta que los controles fronterizos internos tendrían carácter temporal, pero insisten en que la decisión de aplicarlos debe corresponder a cada país, no a la Comisión Europea, y que ese es "un punto no negociable".
"La prevención de las amenazas a la seguridad y al orden público corresponde a la soberanía nacional", subrayan los dos ministros en la carta, enviada a la presidencia danesa de la Unión Europea y divulgada este jueves.
El mecanismo que proponen es para hacer frente "a la eventualidad de que un Estado miembro no pudiera respetar sus obligaciones" sobre el tratado de Schengen, y aluden en concreto a los problemas para luchar contra la inmigración irregular "en las fronteras del sur y del este de la UE".
Esta propuesta no es nueva. En abril del año pasado los Gobiernos de Francia e Italia pidieron lo mismo ante las "circunstancias excepcionales" provocadas por el flujo de indocumentados del norte de África con motivo de las revueltas árabes.
Un período máximo de 30 días
El titular francés de Exteriores, Alain Juppé, fue más explícito y se ha referido al caso de la frontera entre Grecia y Turquía, el mismo al que ya aludió a comienzos de mes el jefe del Estado, Nicolas Sarkozy, que habló de "coladero" para inmigrantes.
De acuerdo con el esquema franco-alemán de reforma de Schengen, en una primera fase, la Comisión Europea se encargaría de la "detección precoz" de un flujo de inmigrantes ilegales y de coordinación de medidas de apoyo al país por el que estuvieran entrando.
En el caso de que esas medidas "no bastaran para mejorar la situación del Estado en dificultades o si el funcionamiento del espacio Schengen se ve comprometido", los otros países podrían restablecer controles en sus propias fronteras durante un periodo no superior a 30 días.
Al cabo de ese tiempo, el Ejecutivo comunitario haría una recomendación sobre la continuidad o no de los controles internos, pero la decisión correspondería al Consejo Europeo.
Contra la ampliación de la UE
Los ministros de Interior de Francia y Alemania, que prevén detallar estas posiciones al resto de sus socios europeos en la próxima reunión del Consejo, insisten en que "preservan el equilibrio institucional y la eficacia del proceso de decisión en el plano europeo" y contribuyen a "luchar más eficazmente contra la inmigración ilegal".
Insisten en que actualmente disponen de "pocas opciones" cuando las reglas de Schengen no se respetan y hace falta "un mecanismo de asistencia" que garantice el cumplimiento de las normas comunes, y muy particularmente "un mecanismo de compensación" para cuando un país "se muestra incapaz de asegurar sus obligaciones de protección de las fronteras exteriores de la UE.
Juppé, por su parte, ha justificado esta iniciativa porque el tratado de Schengen "no se ha aplicado de manera satisfactoria" y la libre circulación de personas solo tiene sentido si hay "un control efectivo de las fronteras externas".
El jefe de la diplomacia francesa, que ha insistido en que "una Europa fuerte es una Europa que tiene fronteras", ha dicho que no comparte la visión de quienes piensan que la UE "puede seguir ampliándose indefinidamente".