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A un año de la muerte de Bin Laden, Al Qaeda renquea y Obama exhibe su logro

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Un año después del ataque aéreo sorpresa que acabó con la vida de Osama Bin Landen en Pakistán, Estados Unidos ha aislado a Al Qaeda, mientras el presidente, Barack Obama, hace gala de una victoria que le puede valer la reelección.

Obama ha llegado a Afganistán por sorpresa para una visita que, pese a que oficialmente tiene como objetivo escenificar la alianza con el Gobierno de Kabul, marca el fin de un período de la historia que comenzó con los atentados del 11 de septiembre bajo la batuta y el ideario de Bin Laden.

La conmemoración de la muerte del líder terrorista saudí en su escondite de Abbottabad, una plácida ciudad pakistaní, ha sido algo que la Casa Blanca no ha dejado pasar desapercibido en un año en el que Obama se juega la reelección.

Romney acusa a Obama de usar la muerte de Bin Laden

Mitt Romney, el principal aspirante republicano a la presidencia criticó hoy que Obama politice la muerte de Bin Laden para ganar apoyos, mientras que el presidente estadounidense ha defendido que se recuerde "lo que logramos como país al hacer Justicia sobre alguien que mató a 3.000 de los nuestros".

El aniversario de la caída del hombre más buscado del mundo ha servido también para que las autoridades estadounidenses repasen los logros en su lucha por descabezar y desintegrar Al Qaeda con la invasión de Afganistán en octubre de 2001.

El Centro Nacional Contra el Terrorismo ha recordado que en los últimos doce meses el éxito de los ataque de Al Qaeda ha caído en todo el mundo, especialmente en Pakistán, país con el que EEUU aún intenta reconducir las relaciones tras penetrar en su territorio sin aviso previo para dar con el líder terrorista.

El broche de la política antiterrorista y en Oriente Medio de la administración Obama fue la muerte a tiros la noche del 1 al 2 de mayo del esquivo Bin Laden, al que Estados Unidos intentó dar caza sin frutos durante una década de bombardeos, operaciones encubiertas y muchos rumores.

Una operación de precisión quirúrgica

La operación de las fuerzas especiales de los Navy Seals mantuvo en vilo al Comandante en Jefe y a la cúpula gubernamental, militar y de inteligencia de Estados Unidos durante horas en la que el temor a un fracaso de la misión pudo echar al traste años de trabajo.

La cadena NBC recordaba con Leiter Michael, por aquel entonces director del Centro Nacional Contra el Terrorismo y uno de los presentes en la sala de crisis conocida como "Situation Room", situada en un sótano de la Casa Blanca, los momentos de tensión que vivieron junto Obama o la Secretaria de Estado, Hillary Clinton.

Michael recordó que los peores momentos fueron cuando confirmaron que uno de los dos helicópteros había caído en el asalto, aunque posteriormente se constató que todos los miembros del equipo resultaron ilesos.

"La tensión se podía cortar con un cuchillo cuando no se sabía quién había podido salir de aquel helicóptero, después conocimos que estaban sobre el terreno y que se producían disparos, pero no teníamos imágenes", rememoró Michael.

El ex responsable de la agencia antiterrorista también reconoció que existían temores de una posible confrontación con el aliado ejército de Pakistán por la infiltración en su territorio.

Un año después, también se ha podido saber con los documentos recuperados del refugio de Bin Laden que el líder de Al Qaeda, recluido y aislado por la presión estadounidense, había aún planes para asesinar a Obama, aunque reconocía que la capacidad operativa de su organización estaba muy afectada.

Bin Laden reconoce en manuscritos que se harán públicos este jueves que los ataques con aviones espías estadounidenses habían privado a Al Qaeda de sus más experimentados lugartenientes y se lamentaba de los errores cometidos.

El análisis de los documentos hace un año revelan un Bin Laden abatido por los fracasos, así como por la baja moral de la red terrorista, que se había visto muy afectada la guerra de Afganistán y los ataques en Yemen, Somalia y Pakistán.

Pese a todo, y contra lo que se creía en un principio, Bin Laden mantenía contactos con el exterior y con miembros de Al Qaeda a los que recordaba el poder de internet para sus fines, al tiempo que se preocupaba en cómo el mundo le recordaría a él y su movimiento.