El Gobierno y la oposición israelí acuerdan adelantar las elecciones, pero no la fecha
- Netanyahu quiere celebrarlas cuanto antes, y la oposición ganar tiempo
- Según un sondeo, el primer ministro es el favorito para los comicios
El Parlamento israelí (Kneset) se disolverá en un plazo máximo de quince días o probablemente la semana que viene, una vez que se pongan de acuerdo todos los partidos sobre la fecha de las próximas elecciones, según ha manifestado el presidente del poder legislativo, Reuvén Rivlin.
Rivlin anunció que la Kneset debatirá el próximo lunes una propuesta para su disolución durante un encuentro que mantuvo con líderes de todos los grupos parlamentarios en el que les puso al tanto de los contactos entre gobierno y oposición para el adelanto de los comicios.
Según el diario Jerusalem Post, ambos han acordado ya la celebración de elecciones anticipadas y lo que resta, antes de pedir la disolución de la Cámara mediante una ley, es encontrar la fecha.
El lunes se presentará a la Cámara en primera lectura, y que el martes o el miércoles será aprobada definitivamente con el apoyo de los partidos que respaldan la coalición del Gobierno: los nacionalistas del Likud, Israel Beitenu ("Israel es nuestro hogar") y el Pacto Judío-Mafdal; el de centro Atzmaut ("Independencia"); y los ultraortodoxos Shas (sefardíes) y el Judaísmo Unido de la Biblia (askenazis).
Desacuerdo en las fechas
El Likud, que preside Benjamin Netanyahu, y el Israel Beitenu, el partido del ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, se inclinan por celebrar las elecciones lo antes posible para no dar tiempo a la oposición a reorganizar filas, y sus portavoces han propuesto el 28 de agosto o el 4 de septiembre, poco antes del mes de fiestas judías que hay entre el Rosh Hashaná (Año Nuevo) y Sucot (Cabañas).
Los ultraortodoxos, así como el nuevo jefe del partido de oposición Kadima (Adelante), Shaul Mofaz, prefieren que sea después de esas fiestas para disponer de más tiempo y sugieren el 14 de octubre.
Elegido en primarias a finales de marzo, Mofaz se enfrenta a una grave crisis interna y la posibilidad de que su predecesora, la ex ministra de Exteriores Tzipi Livni, divida la formación política o se alíe con el popular ex periodista Yair Lapid, que esta semana ha lanzado en Tel Aviv la campaña de su nuevo partido "Yesh Atid" (Hay un futuro).
Netanyahu, favorito en las encuestas
Sin embargo, según indica un sondeo del diario Haaretz, el primer ministro Netanyahu, es el único candidato con posibilidades de formar gobierno tras las elecciones que se celebrarán en Israel entre septiembre y octubre. El actual jefe del Gobierno, que lleva tres años de gestión al frente de una coalición con la extrema derecha y los ultraortodoxos, no sólo disfruta de gran popularidad entre la población sino también de las únicas posibilidades de alcanzar la mayoría parlamentaria con una coalición de partidos del centro y de la derecha.
El 48 % de los israelíes cree que Netanyahu es el líder más adecuado para el cargo de primer ministro de entre los que encabezan las principales listas. Shely Yechimovich, dirigente del Partido Laborista, obtiene sólo un 15 % en el sondeo de popularidad, seguida del actual ministro de Exteriores, el ultraderechista Avigdor Lieberman, con 9.
Sólo un 6 % de los israelíes cree que Shaul Mofaz, flamante líder del partido Kadima, es la persona apropiada para ser jefe de gobierno. Las encuestas estiman también que el Kadima, que gobernó Israel desde de 2005 a 2009, se desplomará en los próximos comicios.
Dieciocho meses antes de lo previsto
El Parlamento se disolverá casi dieciocho meses antes de lo previsto, porque la anterior ley de disolución de 2009 establecía el final de la legislatura el 22 de octubre de 2013
El diario Yediot Aharonot explica este jueves que la decisión de adelantar las elecciones a este año -y no celebrarlas en 2013 como estaba programado- se debe no sólo a varios proyectos de ley problemáticos en los que su coalición está dividida, sino también a los malos resultados económicos que se esperan.
El creciente desempleo, que ha subido de 5,5 en enero a 6,9 en marzo, aunque en parte por un cambio por el método de cálculo, o la desaceleración en el mercado y el anuncio de que en verano se renovarán las protestas sociales, han convencido al primer ministro Netanyahu de la conveniencia de no esperar más.