El Gobierno de David Cameron busca reinventarse tras la debacle electoral
- Miembros de su partido le piden un giro a la derecha y distanciarse de Clegg
- El Partido Laborista de Ed Miliband fue el ganador de las municipales
- Achacan la victoria en buena parte a una gran decepción con el Gobierno
El Gobierno de coalición del primer ministro británico, David Cameron, planea un relanzamiento a fin de demostrar que está capacitado y lo suficientemente unido para liderar el Reino Unido tras la debacle electoral sufrida el jueves por conservadores y liberaldemócratas.
Según publica este sábado la prensa británica, el conservador Cameron y el viceprimer ministro Nick Clegg, líder del Partido Liberal Demócrata, comparecerán juntos el próximo martes para confirmar al país que su pacto de gobierno sigue intacto pese al castigo en las urnas y las presiones dentro de sus propias formaciones.
El Partido Laborista de Ed Miliband fue el principal ganador de los comicios municipales celebrados el jueves al sumar más de 800 concejales nuevos a costa de las pérdidas de conservadores y liberales.
Visión de las generales
Extrapolados a unas elecciones legislativas -previstas en 2015-, estos resultados darían a los laboristas un 38% de apoyo, frente al 31% que recibirían los "tories" de Cameron y un magro 16% para los liberaldemócratas de Clegg.
Aunque se esperaba una caída de los partidos de la coalición, debilitada tras una serie de patinazos en plena crisis económica, el batacazo fue mayor de lo esperado y ha motivado que destacadas voces en ambas formaciones hayan puesto en duda la viabilidad del Gobierno compartido.
Varios conservadores, encabezados por el diputado Stewart Jackson, han pedido a Cameron que de un giro a la derecha y abandone políticas "descabelladas" impulsadas por los liberaldemócratas, como la reforma de la Cámara de los Lores (para hacerla más democrática) y los matrimonios homosexuales.
Distanciarse de Clegg
Otra diputada "tory", Eleanor Laing, urgió al jefe del Gobierno a centrarse en las verdaderas preocupaciones de sus votantes y a dejar las "políticas estudiantiles" de los liberales de Clegg, quienes, por su parte, han recibido críticas en sentido contrario.
La táctica de "diferenciación" seguida por Clegg en las últimas semanas -en que ha intentado separar las políticas impulsadas por su partido de las de los "tories"- no ha impedido que el electorado les haya castigado con uno de sus peores resultados.
El lord liberaldemócrata Matthew Oakeshott ha advertido de que, si los liberales siguen siendo asociados con medidas "tories" -como los recortes presupuestarios o las ventajas fiscales para los ricos del último presupuesto-, no podrán afrontar las próximas elecciones legislativas "como una fuerza independiente, nacional y poderosa".
Cameron y Clegg seguirán unidos
A pesar de la inquietud entre sus filas, tanto Cameron como Clegg han asegurado que continuarán unidos para sacar al país de la crisis.
"Continuaremos tomando las decisiones difíciles requeridas para reducir el déficit", ha dicho Cameron, mientras que su socio se ha comprometido a seguir "desempeñando nuestro papel para rescatar, reparar y reformar la economía".
Por su parte, el Partido Laborista celebraba hoy una victoria que supone el primer verdadero reconocimiento del liderazgo de Miliband, quien sin embargo se ha mostrado cauto al reconocer que "hay mucho trabajo por hacer" con vistas a las elecciones de 2015.
Con una participación electoral de apenas el 32%, el triunfo de los laboristas se explica en buena parte por una gran decepción con el Gobierno. La única lacra para la formación de centroizquierda fue la derrota por una diferencia mínima de solo el 3% de su candidato a la alcaldía de Londres, Ken Livingstone, que fue superado por el "tory" Boris Johnson, que logró la reelección.
Esta derrota anuncia el fin de la carrera política del veterano laborista, que este viernes comunicó que no volverá a presentarse a ningunas elecciones.
Para Johnson, en cambio, la victoria en la capital -la única buena noticia para los "tories" en estos comicios- le allana el camino para convertirse un día en líder del Partido Conservador (y por tanto, en candidato a primer ministro), una opción que hoy, de momento, ha descartado.