Hollande arranca su mandato con la austeridad europea en su punto de mira
- El nuevo presidente se ve como nueva referencia europea
- En política interior proclama los valores clásicos republicanos frente a Sarkozy
- Podría tomar posesion esta misma semana y nombrar un primer ministro
"No somos cualquier país del mundo: somos Francia". Con estas palabras orgullosas y patrióticas a sus conciudadanos en la localidad de Tulle, en el departamento de Correze, François Hollande lanzaba un aviso a navegantes tras su victoria este 6 de mayo: ha llegado a la escena mundial para gobernar la quinta economía del planeta y quiere que su voz también se escuche.
En el exterior, para que sus socios europeos abandonen "la fatalidad" de la austeridad y apuesten por las políticas de crecimiento. En el interior, para recuperar los valores de libertad, (sobre todo) igualdad y fraternidad tras cinco años de hiperpresidencia de Nicolás Sarkozy.
"Esta noche solo hay una Francia, una sola nación reunida en un mismo destino", ha declarado de forma solemnetras detallar cuáles serán las prioridades de su mandato: La reducción del déficit, la preservación del modelo social para garantizar a todos el mismo acceso a los servicios públicos y la igualdad entre territorios.
"Nos sé capaces de superar los desafíos, de enderezarnos, siempre lo hemos hecho en nuestra historia", ha señalado el presidente electo, para quien este 6 de mayo debe ser igualmente "un nuevo punto de partida para Europa".
En una intervención de casi quince minutos, Hollande ha asegurado que su "misión" no es otra que "dar la construccioón europea una dimensión de crecimiento, de empleo, de prosperidad, de futuro" y ha advertido que eso se lo comunicará lo antes posible a sus socios europeos "y en primer lugar a Alemania".
Contra la fatalidad
Más aún, el nuevo presidente francés se ha mostrado consciente de que en muchos países de Europa se le está mirando con atención para enarbolar una bandera distinta a las políticas de austeridad y recortes y, en cierta medida, ha recogido el aguante.
"Estoy seguro de que en muchos países europeos (su victoria) ha sido un alivio, una esperanza" porque "la austeridad no podía ser una fatalidad", ha recalcado en referencia sobre todo a los países periféricos del euro, que se han convertido en tema de la campaña electoral, sobre todo España.
Con Sarkozy, once gobernantes han caído en Europa por la crisis económica, pero en el caso de Hollande su victoria ha cobrado un tono distinto porque coincide con varios movimientos electorales que pueden marcar un cambio en la opinión pública europea respecto a la política económica que están llevando sus gobiernos.
Así, desde la derrota de los conservadores británicos en las municipales el pasado jueves hasta el desplome de los partidos tradicionales griegos por apoyar las políticas de la troika muestran un cierto hartazgo social.
Los resultados en el länder alemán de Renania del Norte, el más importante del país, el próximo domingo, después de que la coalición de la canciller Merkel esté a punto de perder la región septentrional de Schleswig tras los comicios de este 6 de mayo.
Hollande anunció en campaña que enviaría este lunes un memorándum de cuatro puntos a sus socios europeos con las medidas económicas que considera necesarias para un pacto de crecimiento.
Tareas pendientes
El presidente electo ya ha mantenido una conversación telefónica con la canciller pero antes de mantener un encuentro con ella en Berlín -que se producirá una vez que sea investido- tiene por delante varias misiones inmediatas, entre ellas de nombrar primer ministro.
El principal candidato es el jefe del grupo parlamentario socialista, Jean-Marc Ayrault, hombre de la más absoluta confianza de Hollande que responde al perfil trazado por el presidente para ese puesto: "un hombre que conozca bien a los diputados, el partido pero me también que me conozca bien a mí".
La otra gran candidata es la primera secretaria del partido, Martine Aubry. que cuenta con un perfil más a la izquierda que podría compensar el de Hollande, pero con la que tiene una tirante relación, tal y como se comprobó en su enfrentamiento en las primarias.
Pero probablemente la decisión con más valor simbólico que tomará estos días tiene que ver con su sueldo y el de sus ministros: lo reducirá un 30% como símbolo del nuevo estilo de presidencia que quiere encarnar.