La Audiencia concede la libertad condicional a dos presos de ETA tras pedir perdón a las víctimas
- De Luis Astarloa y Fernández Pérez de Nanclares estaban en tercer grado
- Se trata de los dos primeros reclusos acogidos a la vía Nanclares
- Han cumplido 3/4 partes de la condena y se han desvinculado de la banda
- Auto de libertad de Fernando Luis de Astarloa (pdf)
- Auto de libertada de José Manuel Fernández Pérez de Nanclares (pdf)
La Audiencia Nacional ha concedido la libertad condicional a los presos arrepentidos de ETA Fernando de Luis Astarloa y José Manuel Fernández Pérez de Nanclares. Ambos han manifestado su "renuncia a la violencia", han pedido "perdón a las víctimas" y han satisfecho la responsabilidad civil que se les impuso por los atentados por los que fueron condenados.
En dos autos notificados este lunes, el juez central de Vigilancia Penitenciaria, José Luis Castro, señala que los etarras, que pertenecen a la denominada vía Nanclares, reúnen todos los "requisitos exigidos" por el Código Penal para acceder a los beneficios derivados de la libertad condicional.
Se trata de los dos primeros reclusos de la banda acogidos a la denominada 'vía Nanclares', en la que se integran los etarras que renuncian a la violencia terrorista, que logran esta concesión tras beneficiarse del tercer grado penitenciario. De este modo, ya no tendrán que acudir a la cárcel para dormir, como hacían hasta ahora.
El juez, que ha tomado esta decisión con el aval de la Fiscalía y de las Juntas de Tratamiento de las cárceles en las que cumplían sus condenas, notifica su resolución a las cárceles de Basauri (Vizcaya) y Nanclares de Oca (Alava), respectivamente, de la que los reclusos saldrán en las próximas horas.
Para acceder a la libertad condicional los dos etarras tendrán que abonar la responsabilidad civil que les resta por satisfacer -Fernández Pérez de Nanclares ha abonado mediante la entrega de una finca, según fuentes jurídicas-, quedar sujetos al cuidado y la vigilancia de un familiar y residir en el lugar que designen, debiendo comunicar al juzgado cualquier cambio de domicilio.
De Luis Astarloa, por su parte, se ha comprometido a desarrollar "su proyecto de vida" fuera de Bilbao, el entorno en el que se desarrolló su actividad delictiva, y a satisfacer "en pagos mensuales fraccionados" el abono de la responsabilidad civil derivada de sus delitos.
Los dos presos, que manifestaron por escrito su "total desvinculación" de la banda terrorista ETA, también serán sometidos a seguimiento por los servicios sociales penitenciarios correspondientes y podrán participar, si lo desea, en encuentros con las víctimas.
En el caso de Fernández Pérez de Nanclares, el juez constata como "factores favorables" a su libertad condicional "el avanzado estado de cumplimiento de la condena, el apoyo familiar e institucional, la antigüedad de los hechos delictivos y la posibilidad desarrollar actividades formativas de inserción laboral en el exterior". También destaca que "ha aprovechado de forma positiva el tiempo en prisión para formarse desde el punto de vista intelectual y practica deportes alternativos".
Expulsado del colectivo de presos de ETA
El etarra, que fue expulsado del colectivo de presos de ETA, cumplió las tres cuartas partes de su condena el pasado 22 de junio de 2011 aunque le restan otros seis años hasta que se produzca la liquidación de su condena, fijada para mayo de 2018.
Fue condenado, entre otros hechos, por los asesinatos del guardia civil José San Martín Bretón, ocurrido en Getxo (Vizcaya) el 25 de febrero de 1992.
Por lo que respecta a De Luis Astarola, el juez Castro destaca que su conducta penitenciaria es "excelente" y que se encuentra "realmente desvinculado de la organización terrorista y del entorno y actividades de asociaciones y colectivos ilegales que la rodean", de forma que ha culminado el proceso de "modificación de los aspectos de su personalidad que determinaron su actividad criminal".
El etarra, que se encuentra en tercer grado desde el pasado 20 de octubre, integró el comando Orbaiceta y en 1990 fue condenado a 29 años de cárcel por asesinar a un peluquero en Portugalete (Vizcaya). La misma pena le fue impuesta en 1992 por el asesinato de un taxista en Bermeo (Vizcaya). La víctima, Juan José Uriarte Orue, era primo del entonces obispo auxiliar de Bilbao Juan José Uriarte.