Cameron y Clegg defienden la coalición de Gobierno en su momento más bajo
- Los dos líderes británicos quieren trabajar juntos por "el bien de la economía"
- Con este acto han intentado mitigar el varapalo sufrido en las elecciones
La necesidad de superar la crisis ha sido el argumento que han utilizado este miércoles el primer ministro británico, el conservador David Cameron, y el viceprimer ministro, el liberaldemócrata Nick Clegg, para justificar una coalición de Gobierno en su momento más bajo.
Dos años después de formar un complicado Gobierno de coalición, Cameron y Clegg han escenificado en Chelmsford (sur de Inglaterra) la renovación de un proyecto político muy debilitado por los malos resultados de conservadores y liberaldemócratas en las elecciones municipales del pasado día 3.
Los dos líderes han defendido sus políticas de austeridad y han asegurado que la coalición es ahora más importante que nunca para hacer frente a la crisis económica.
Si hace dos años Cameron y Clegg eligieron el jardín de las rosas de Downing Street para presentar su proyecto, todo un experimento en la política británica, este martes el escenario elegido para darle un impulso ha sido muy diferente: una fábrica de tractores del sur de Inglaterra.
"Creo en la necesidad de la coalición, en dos partidos trabajando juntos para resolver los problemas de nuestro país", ha dicho Cameron, que vestía una corbata azul, el color de su formación política, mientras la de Clegg era amarilla, la tonalidad que representa a los liberaldemócratas.
Unidos por "el bien de la economía"
El primer ministro ha reconocido que se trata de dos partidos diferentes que no siempre están de acuerdo, pero ha señalado que han puesto esas diferencias a un lado "por el bien de la economía".
"El Gobierno ha hecho muchas cosas en los últimos dos años que era necesario hacer. Hemos reducido el déficit, hemos tomado decisiones difíciles en relación al gasto público y al aumento de impuestos, porque heredamos una situación en la que nuestro endeudamiento era mayor que el de Grecia", apuntó el líder conservador.
Cameron ha reconocido que le gustaría gobernar en solitario -"lo mismo que a Nick Clegg"-, pero ha recordado que fueron los votantes los que les reclamaron que trabajaran juntos.
Por su parte, el líder liberaldemócrata ha pedido que la gente les juzgue por sus acciones, "no por nuestras palabras y menos aún por lo que los periodistas dicen de nosotros".
Clegg ha asegurado además estar "profundamente orgulloso" de haber conseguido que el Gobierno implante políticas que siempre ha defendido su partido, como las ayudas a los niños de familias más necesitadas o la exención fiscal para las rentas más bajas.
Con este acto, los líderes han intentado mitigar las críticas generadas por el duro varapalo que sus dos partidos recibieron en las elecciones municipales celebradas en Inglaterra, Escocia y Gales la semana pasada.
El Partido Laborista de Ed Miliband fue el principal ganador de los comicios del 3 de mayo al sumar más de 800 concejales nuevos a costa de las pérdidas de los dos partidos actualmente en el Gobierno.
En las legislativas, los resultados daría un 38% a los laboristas
Extrapolados a unas elecciones legislativas -previstas en 2015-, estos resultados darían a los laboristas un 38 % de apoyo, frente al 31 % que recibirían los "tories" de Cameron y un magro 16 % para los liberaldemócratas de Clegg.
Estos pobres resultados han disparado el malestar de los sectores críticos de los dos partidos que han empezado a culpar a la coalición por la pérdida de votos, lo que podría poner en peligro su continuidad.
Figuras relevantes de los conservadores reprochan a Cameron su giro al centro para satisfacer a sus socios de Gobierno y señalan como ejemplo la propuesta de aprobar el matrimonio gay o llevar a cabo una reforma de la Cámara de Lores.
En las filas del partido de Nick Glegg observan cómo su fidelidad a los "tories" ha supuesto que el 50 por ciento de sus votantes, muchos de ellos de centro izquierda, se hayan evaporado en los dos últimos años.
Algunos analistas señalan que el malestar entre los liberaldemócratas podría incluso suponer que esta formación se vea obligada a abandonar la coalición antes de las elecciones generales de 2015 con el fin de evitar unos resultados aún peores.