Enlaces accesibilidad

El asesinato de un negociador sacude el maltrecho proceso de paz afgano

  • Era un antiguo líder talibán y miembro negociador con el Gobierno
  • Rahmani recibió un certero disparo en la cabeza hoy en Kabul
  • Se desconoce la autoría y no se descarta que sea una venganza personal

Por

Un disparo ha acabado este domingo en Kabul con la vida del antiguo líder talibán y destacado miembro del órgano negociador entre el Gobierno afgano y la insurgencia Arsalá Rahmani, lo cual asesta un nuevo golpe al ya maltrecho proceso de paz en Afganistán.

Rahmani recibió un certero disparo en la cabeza la mañana de este domingo (hora local) cuando iba en su coche de camino a su oficina en la parte oeste de Kabul y murió casi en el acto, a pesar de que fue trasladado a un hospital cercano.

El portavoz de la policía de Kabul, Hashmat Stanikzai, precisó a Efe que el ataque fue perpetrado por tres desconocidos que se acercaron en otro vehículo al coche de Rahmani, le dispararon a través de la ventanilla y se dieron a la fuga.

La insurgencia niega su implicación

La insurgencia salió al paso del suceso casi de inmediato y uno de sus portavoces, Zabiulá Muyahid, negó en declaraciones telefónicas a Efe que ellos estuvieran detrás del asesinato.

Rahmani formaba parte del grupo de exlíderes insurgentes que se unió a los esfuerzos negociadores impulsados por las autoridades de Kabul y pilotaba el diálogo para el traslado a cárceles afganas de presos talibanes en manos de EE.UU. y Pakistán.

El fallecido, que fue viceministro de Educación en el Gobierno del mulá Omar, pertenecía al Consejo de Paz desde su creación en 2010 y era una de las principales vías de contacto entre el actual Ejecutivo y la cúpula talibán, poco dispuesta a negociar con Kabul.

Autoría del ataque

Las autoridades no han aportado ninguna señal sobre la posible autoría del ataque, aunque diversos indicios mantienen abierta la posibilidad de que las milicias insurgentes estén detrás de este nuevo mazazo al débil diálogo de paz en Afganistán.

La cadena local Tolo recuerda este domingo en sus informaciones que los talibanes mencionaron específicamente a los miembros del Consejo de Paz entre su objetivos prioritarios para la campaña de primavera que han iniciado este mes.

Por otra parte, un miembro del aparato de seguridad afgano denunció hace unos días que la insurgencia está realizando una purga interna entre elementos partidarios del diálogo y que se han producido incluso ejecuciones de militantes díscolos en Pakistán.

Posible venganza personal

No se puede descartar tampoco que se trate de una venganza personal, algo muy habitual en Afganistán. El analista afgano Ahmad Saidi desveló a Efe que el fallecido Rahmani mantenía una importante disputa por una cuestión de tierras con miembros de la tribu nómada de los Kuchi, y que lo ocurrido podría ser consecuencia de ese enfrentamiento.

Cualquiera que sea su motivación, el asesinato de Arsalá Rahmani representa un nuevo traspiés en los esfuerzos del Gobierno de Hamid Karzai por acercarse a los talibanes cuando ya está en marcha el proceso de retirada de la OTAN, que impulsa la necesidad de pactar.

La insurgencia se ha mostrado siempre reacia a negociar con el Ejecutivo afgano,  al que considera una marioneta de los intereses extranjeros en Afganistán, y por tanto no reconoce al Consejo de Paz como interlocutor válido.

La muestra más evidente de ese rechazo al órgano negociador afgano fue el asesinato mediante un atentado suicida del jefe del Consejo, el expresidente Burhanudín Rabbani, el pasado septiembre en su residencia de la capital afgana.

Aunque nunca se produjo una revindicación clara, todos los indicios apuntaron a elementos de la milicia insurgente, tanto por el "modus operandi" como por el hecho de que el suicida que mató a Rabbani portaba un mensaje de la cúpula de los integristas.

Además de miembro del Gobierno de los talibanes, Rahmani fue antes ministro de Asuntos Religiosos en el Ejecutivo formado por las facciones "muyahidín" tras la expulsión de la Unión Soviética y la caída de los comunistas afganos a inicios de la décafa de los noventa.

Según la agencia local Pajhwok, el nombre del hoy asesinado pasó a formar parte de la lista negra de EEUU tras el derrocamiento de los talibanes en 2001, pero fue rehabilitado hace dos años y Karzai lo designó como senador y miembro del Consejo de Paz.