Reino Unido se suma al pacto europeo de nuevos requisitos a la banca a costa de rebajar el texto
- Varios países, la Comisión Europea y el BCE muestran sus reservas
- Confían en mejorar el acuerdo en las negociaciones con el Parlamento Europeo
- La banca española ya cumple "ampliamente" esos requisitos, según De Guindos
La UE ha salvado el escollo planteado por Reino Unido sobre los nuevos requisitos que se pueden exigir a la banca y este martes ha conseguido aprobar un texto de compromiso para iniciar con el Parlamento Europeo las negociaciones sobre ese asunto. Pero ese logro ha tenido un coste: la rebaja de la ambición del texto, por lo que algunos países, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y la Autoridad Bancaria Europea han mostrado sus reservas.
El acuerdo final, que todavía debe ser ratificado por la Eurocámara, deja un amplio margen de flexibilidad a los Estados miembros para imponer a sus bancos sistémicos requisitos más exigentes que los previstos por la UE, tal y como reclamaba Londres.
Los países que no están satisfechos y las instituciones europeas confían en poder mejorar el texto en el llamado "trílogo" entre los países miembros, el Ejecutivo comunitario y el Parlamento Europeo.
La ministra danesa de Economía, Margrethe Vestager, que preside el Consejo de ministros del ramo de la UE (Ecofin), ha constatado en el debate público que "nadie" está en contra del texto y que "todos están de acuerdo" en avanzar con el compromiso que tiene el fin de blindar a la banca ante futuras crisis.
"Demasiada flexibilidad", según el BCE
Las discrepancias entre los Estados miembros sobre el margen de maniobra nacional impidieron un acuerdo el pasado 2 de mayo tras 16 horas de negociaciones. Países como Francia e Italia pedían una armonización máxima para evitar distorsiones de competencia.
El ministro de Finanzas británico, George Osborne, ha aceptado este martes levantar su veto al compromiso final de la presidencia danesa por considerar que introduce "la flexibilidad que queremos" y que permitirá a Reino Unido aplicar las recomendaciones del informe Vickers, que aconseja la separación entre las actividades de banca minorista e inversión. También la representante búlgara ha retirado sus reservas.
Por su parte, el vicepresidente del Banco Central Europeo, Vítor Constancio, ha lamentado que el compromiso final prevé "demasiada flexibilidad", una opinión compartida tanto por la Autoridad Bancaria Europea como por el Ejecutivo comunitario. No obstante, ninguna institución ha bloqueado el acuerdo.
El ministro de Economía español, Luis de Guindos, se ha felicitado por el acuerdo y ha dicho que la nueva norma es "extremadamente importante para introducir estabilidad en nuestros sistemas financieros". De Guindos ha celebrado que el acuerdo reconozca el papel de las provisiones genéricas.
La banca española supera ya esos requisitos
"España ha basado su reforma en las provisiones genéricas como instrumento para aumentar la estabilidad de la industria bancaria, mitigar el riesgo y cubrir posibles pérdidas", ha dicho el ministro. Según afirmó a principios de mayo, la banca española ya supera ampliamente los nuevos requisitos de capital que exige la normativa de la UE.
La norma en cuestión tiene como objetivo incorporar a la legislación de la UE las reglas internacionales de Basilea III. Para ello, fija un capital del 8% de los activos ponderados por riesgo. De este capital, la cuota que debe ser de la mayor calidad (common equity tier 1) aumenta del 2% al 4,5% y el tier 1 del 4% al 6%.
Además de estos requisitos, la norma introduce dos colchones de capital: uno del 2,5% idéntico para todas las entidades de la UE y un colchón anticíclico con un tope también del 2,5%, que se creará durante los períodos de bonanza económica y se consumirá durante las crisis.
El compromiso final permite también a los reguladores nacionales exigir a sus bancos sistémicos un tercer colchón de capital de hasta el 3% para todas sus exposiciones y hasta el 5% para las exposiciones nacionales y en países terceros, sin necesidad de ninguna autorización previa de Bruselas.
Si quieren incrementar las reservas de capital todavía más, tendrán que recibir el visto bueno de la Comisión, que tiene que garantizar el principio de no discriminación o, de lo contrario, poner en marcha un proceso de infracción.
Los Estados miembros podrán asimismo imponer, durante un máximo de dos años ampliables, requisitos más duros para las entidades en su territorio, como por ejemplo para el nivel de fondos propios, exigencias para grandes exposiciones, la publicación de los datos, los colchones de conservación, la liquidez y riesgos ponderados, con el fin de hacer frente a burbujas.
La Comisión también podrá imponer para un año medidas más duras.
Finalmente, también se incluirá provisiones para la introducción de un requisito de liquidez inicial a partir de 2013 y de un coeficiente de apalancamiento a partir del 1 de enero de 2018, basado en un informe que elaborará la Comisión Europea en 2016.
Bruselas calcula que las 8.300 entidades europeas cubiertas por la legislación necesitarán aumentar su capital en 460.000 millones de euros de aquí a 2019 para cumplir la normativa, que provocará una disminución del PIB de entre el 0,14% y el 0,17% en la UE por cada punto porcentual de incremento del capital de máxima calidad. Pero los beneficios netos serán un incremento de entre el 0,3% y el 2% del PIB de la UE por la reducción de las crisis financieras sistémicas.