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Wes Anderson deja frío a Cannes en la apertura del Festival

  • La película de Anderson no convence, pese a su excelente reparto
  • Sacha Baron Cohen vuelve a provocar con 'El Dictador'

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65 años de Cannes, cita indispensable del cine internacional

Había mucha expectación ante lo que se prometía un divertido inicio del 65 Festival de Cannes con Moonrise kingdom, de Wes Anderson. Pero, aún con pinceladas geniales, el filme no tuvo hoy más que una tibia acogida que no mejoró ni con la presencia de su amplio reparto.

Bruce Willis, Edward Norton, Bill Murray, Tilda Swinton, Jason Schwartzman o Bob Balaban arroparon a Anderson en la que es su primera participación en Cannes, con una comedia tan inclasificable como suelen ser todos su trabajos y en la que un niño y una niña de 12 años descubren el amor.

Una película para la que el director ha buscado en sus recuerdos o, más bien, en "el recuerdo de las emociones", en las sensaciones que a cada persona le quedan de la primera vez que se enamoró, explicó Anderson en una rueda de prensa.

Unos personajes surrealistas

Una historia protagonizada por Jared Gilman y Kara Hayward, que dan vida a esa pareja de niños que "sienten algo que les supera". Y "es ahí donde empieza el guión", precisó el realizador de Los Tenenbaums, una familia de genios, Viaje a Darjeeling o Fantástico Mr.Fox.

La acción se sitúa en 1965, en una isla a la que se sólo se puede acceder por ferry, y en la que los campamentos para "scouts" son la principal actividad.

Con una imagen muy cuidada de aquella época, una estupenda música de Alexandre Desplat y una colección de personajes a cada cual más surrealista, la película promete más de lo que da, aunque hay escenas impagables y un par de protagonistas que brillan frente a un superelenco de estrellas.

"Buscamos durante 8 ó 10 meses" hasta dar con las personas adecuadas para los papeles protagonistas, que fueron Jared Gilman -"su personalidad me conquistó"- y Kara Halyward -"tenía la impresión de que ya había actuado antes"-, resaltó Anderson.

Estos dos jóvenes actores y algunos de los adultos se unieron a la familia que Anderson ha creado en el cine y de la que todos quieren formar parte, como señaló Edward Norton.

Un reparto de lujo

El actor, que interpreta a uno de los monitores de los "scouts", destacó que para él siempre había sido un sueño estar en una compañía estable de actores al estilo de la creada por Orson Welles en su Mercury Theater, y eso es lo que ha creado Anderson en el cine moderno.

"Lo que está bien de esta película es que hay gente con la que he trabajado mucho y otros con los que tenía muchas ganas de trabajar", lo que ha llevado a aumentar esa familia, que para Anderson es como una gran compañía teatral.

Una relación familiar que se dejó ver hoy en la rueda de prensa y que se siente en una película en la que los vecinos de la isla son como una gran familia que se moviliza cuando a uno de sus miembros le sucede algo.

Y un tema sobre el que bromeó un divertido Bill Murray, ataviado con un complicado conjunto de camisa y chaqueta de cuadros, en rojo y negro y que también provocó algunos comentarios.

"Trabajar con un director varias veces es un placer. A veces cuando trabajas con uno, crees que no lo vas a ver nunca más, a veces incluso quieres no verle más. Y lo mismo le sucede al realizador con un actor, al que un director puede querer perder de vista".

Pero no es su caso con Anderson, agregó. "Estamos aquí para servir al filme y tenemos que trabajar a fondo", aunque sólo nos hayan pagado "el viaje a Cannes", señaló muy serio.

Un elenco de actores que fue lo mejor pero al mismo tiempo lo más difícil del rodaje, indicó por su parte Bruce Willis, que destacó la labor de Anderson para mantener a todo el mundo centrado en la historia.

Willis es en la película el policía encargado de buscar a los niños cuando se escapan para poder estar juntos. "Fue muy refrescante ser dirigido por Anderson (....) y hacerlo en una película sobre cómo todo el mundo necesita ser amado de alguna forma, incluso los policías".

'El dictador' de Sacha Baron Cohen

Misógino, torturador, antisemita, genocida y hasta pedófilo son algunos de los adjetivos que definen al General Aladeen, el tirano norteafricano al que encarna Sacha Baron Cohen en El Dictador y con el que lleva un paso más allá su provocación después de Borat y Bruno.

"Por suerte todavía hay quienes apoyan a los dictadores; en nombre de mi buen amigo y colega, el presidente Bachar al Asad, quiero agradecer a la ONU su valiente inacción en Siria", ha dicho hoy en una conferencia de prensa en Nueva York un Baron Cohen atrapado todavía en el personaje que interpreta en esta comedia, que se estrena este miércoles en Estados Unidos, Reino Unido y otros once países.

Con una densa barba negra, gafas oscuras y un uniforme cubierto por un sinfín de condecoraciones, el actor y cómico británico da vida en El Dictador al déspota de la nación ficticia de Wadiya, una figura que bebe de dirigentes como el egipcio Hosni Mubarak, el iraní Mahmud Ahmadineyad o el libanés Muamar el Gadafi.

"Gadafi, te echo de menos"

"Ha sido un año difícil, hemos perdido a mucha gente buena y yo he perdido a muchos buenos amigos. Gadafi, te echo de menos", ha declarado el último "alter ego" de Baron Cohen, quien acudió al hotel Waldorf Astoria acompañado por un séquito de mujeres con unifores militares y un grupo de seguidores empuñando pancartas con lemas como "No a la democracia".

El general Aladeen hizo gala de su antisemitismo -"adoro a Galiano, el tipo odia a los judíos"- y de su misoginia -"me encanta cuando las mujeres van a la escuela, es como ver un mono en patines"-, incluyó al exvicepresidente republicano Dick Cheney en su lista de respetados tiranos y felicitó a un reportero ruso "por el nuevo mandato de vuestro dictador".

Su ofensiva personalidad es la clave de esta sátira dirigida por Larry Charles, quien ya acompañó al cómico británico en sus otras dos grandes aventuras cinematográficas, Borat (2006) y Bruno (2009), en las que encarnó a un periodista kazajo y a un modista austríaco homosexual que sembraron la polémica allá donde fueron.

"Una sátira política"

En El Dictador, que muy probablemente también levantará asperezas, el general Aladeen viaja a Nueva York para ofrecer un discurso ante Naciones Unidas, pero antes de poder hacerlo es secuestrado por el jefe corrupto de su policía secreta, que planea convertir el país en una democracia.

El tirano logra escapar de su captor, quien le afeita su distintiva barba, y es acogido por equivocación por una activista de derechos humanos propietaria de una tienda de comida orgánica llamada Zoey, que interpreta Anna Faris ("Brokeback Mountain").

Precisamente el establecimiento de Zoey -quien es objetivo de múltiples burlas misóginas del tirano- provee al hotel en el que se hospeda el jefe de la policía secreta del general Aladeen, por lo que éste intenta conseguir quedarse como empleado para lograr recuperar los mandos de su país.

El oscarizado Ben Kingsley (La lista de Schindler) interpreta al jefe de la policía secreta, quien consigue a un doble del dictador en las montañas de Wadiya, interpretado también por Baron Cohen, y a quien manipulará para tratar de conseguir su objetivo: enriquecerse con la venta de los recursos naturales del país a las grandes multinacionales estadounidenses.

"Cuando ves las fotografías de los dictadores siempre tienen detrás a un tipo con gafas que lleva sus acuerdos corruptos. Yo me acerco a este personaje como ese hombre que está detrás, no como una comedia", ha explicado Kingsley.

La cinta, escrita por el propio Baron Cohen junto a Alec Berg, Jeff Schaffer David Mandel, quienes también producen la película, es a juicio de Kingsley una "sátira política perfecta" y asegura que fue concebida por sus creadores dos años antes de que estallara la llamada "primavera árabe" en el Norte de África.

El jurado de Cannes busca emocionarse y sorprenderse

El jurado de la competición oficial del 65 Festival de Cannes es amplio y ecléctico, pero hoy su presidente, Nanni Moretti, y la mayoría de sus miembros -Diane Krugger, Emmanuelle Devos, Jean Paul Gaultier, Raoul Peck o Hiam Abbas- coincidieron en que buscan ser sorprendidos.

"Espero la sorpresa, la emoción, la felicidad que da el cine", afirmó el diseñador de moda Jean Paul Gaultier, el único que no se dedica al cine de los miembros de un jurado que se mostró hoy deseando empezar con su tarea.

Hay películas que al verlas se tiene la sensación de haberlas visto decenas de veces, explicó Moretti en la rueda de prensa de presentación del jurado.

En Cannes "22 filmes y nuestras diferentes sensibilidades se enfrentarán. Pero lo más bonito es que todos venimos sin prejuicios y con las mentes abiertas, esperando filmes que nos sorprendan", dijo el presidente del jurado.

En el mismo sentido, la actriz palestina Hiam Abbas espera poder dejarse llevar por las películas, sin preparación previa.

"No sé cómo nos podemos preparar para algo que no hemos visto. Espero simplemente que las sorpresa nos lleve", agregó la protagonista de "Los limoneros", que aseguró tener un cierto miedo por tener que juzgar "a esos monstruos del cine" que forman parte de la competición.

La alemana Diane Kruger agregó: "Lo que es interesante es que hay gente muy diferente en el jurado. Lo que más me apetece es el debate. Tengo ganas de dejarme sorprender".

Una sorpresa a la que también se mostró dispuesta la realizadora británica Andrea Arnold, que aseguró llegar a Cannes "completamente abierta", como si fuera una casa vacía por descubrir y por llenar.

Una casa que se construirá sin que los gustos personales de cada miembro del jurado afecten al conjunto, según resaltó el realizador haitiano Raoul Peck.

Y el estadounidense Alexander Payne, tras asegurar ser un adicto a ver películas, afirmó que en Cannes fingirá no haber visto un solo filme en su vida, para poder juzgar sin prejuicios.

Aunque indicó que es difícil establecer una competición en cualquier terreno artístico y afirmó que conceder un premio "es un poco ridículo", por lo que tiene de considerar que hay uno mejor que los demás. "Creo -dijo- que la selección en sí misma es lo más importante del festival, más que los premios".

El actor escocés Ewan McGregor se manifestaba por su parte "emocionado" por estar en Cannes, donde tendrá la oportunidad de ver mucho cine, y no sólo de cineastas consagrados, porque para él lo mejor de un festival es que sirva de plataforma a nombres nuevos.

Un jurado que tendrá que elegir entre 22 películas que compiten en una sección oficial en la que no hay ninguna mujer realizadora, un hecho al que Kruger quiso restar importancia."Creo que las mujeres son bienvenidas (en Cannes) y simplemente este año no hay" directoras en la competición oficial, dijo la alemana.-

22 filmes en competición

Con "Moonrise Kingdom" comenzó este miércoles la competición oficial de Cannes,  en la que 22 películas optarán a hacer con la Palma de Oro, una elección  que recaerá en un jurado presidido por Nanni Moretti, que hoy aseguró  que busca dejarse sorprender.

"Son 22 filmes y nuestras  diferentes sensibilidades las que se enfrentarán. Pero lo más bonito es  que todos venimos sin prejuicios y con las mentes abiertas, esperando  filmes que nos sorprendan", dijo el italiano en rueda de prensa