Los coptos se inclinan por el 'mal menor' de Musa por temor a la hegemonía islamista en Egipto
- Con unos diez millones de personas, son la minoría más numerosa
- Tratan de fortalecer su propio “lobby” para salvaguardar sus derechos
Said regenta una panadería en el popular barrio de los basureros de Mokattan, a las afueras de El Cairo, uno de los pocos barrios marginales en el que la mayoría de sus habitantes son cristianos coptos, la panadería no tiene nombre, pero todos la conocen, es uno de los locales subvencionados por el gobierno, gracias al cual muchos de los vecinos pueden autoabastecerse de uno de los productos de primera necesidad.
Desde primeras horas de la mañana el local está repleto, para algunos una hogaza de pan y un té será su único alimento en muchas horas: “Nunca se ha vivido demasiado bien en Zarayeb,” que es como se llama este suburbio, pero la situación ha ido empeorando después de la revolución”, nos comenta Said.
La mala situación económica, que se ha agravado por la falta de turismo, una de las principales fuentes de ingresos del país, la inestabilidad y el aumento de falta de la seguridad, tal y como muchos aseguran en las céntricas calles de El Cairo, preocupan por igual a musulmanes y cristianos en Egipto. “Es muy importante que se elija al nuevo presidente y que poco a poco, todo empiece a funcionar”, nos recalca una y otra vez nuestro traductor, un pensamiento que comparte la mayoría de los egipcios y que hace que todos estén pendientes de esta nueva cita con las urnas de la que saldrá el primer presidente democrático en la historia de este país.
En Zamalek, una elegante barriada de El Cairo dos familias acomodadas, una cristiana y otra musulmana no esperan “milagros” del nuevo presidente: “Tendrá que ser al menos presidente de todos” asegura el vecino cristiano ,que nos comenta cómo durante décadas mantiene una estrecha relación con sus vecinos musulmanes de la puerta de enfrente, algo habitual en la sociedad egipcia, que sin embargo y a pesar de la estrecha unión que mostraron en Tahrir durante la revolución, empieza a enfriarse, especialmente en los barrios más pobres.
“Son los imanes salafistas, de los barrios, que a veces instigan contra nosotros y la gente que no tiene cultura empieza a mirarnos con ciertos recelos”, dice otra mujer copta, en otro barrio mucho más popular en presencia de su vecina y amiga musulmana.Los cristianos coptos, la minoría más numerosa de Egipto, unos diez millones de personas, esperan que el nuevo presidente tenga en cuenta a su comunidad, que se considera ahora más amenazada.
El voto copto
Con un parlamento dominado por una mayoría islamista, Hermanos Musulmanes y salafistas, los coptos se inclinan más hacia el candidato más laico, Amr Mousa, aunque tampoco a ellos se les ha olvidado su antigua vinculación con el régimen, como ministro de exteriores. A su favor, según la mayoría de los que reconocen que le votarán, su experiencia, su carisma, pero sobre todo su oposición a un estado islamista.
Otros, han prestado especial atención a los mensajes conciliadores enviados por Abul Futuh, antiguo miembro de los Hermanos Musulmanes, pero el reciente apoyo de los salafistas a su candidatura, le ha mermado intención de voto entre los cristianos.
“Votaré al mejor de lo peor” dice un comerciante copto, sin aclararnos el nombre del elegido, cuando le preguntamos por su favorito, dejando claro que no le entusiasma ninguno de los candidatos.En esta difícil transición, que todos esperan que sea muy rápida, pero que todos saben que tardará, los cristianos y también muchos musulmanes sienten un gran vacío cuando miran hacia el futuro.
El desgaste de los Hermanos Musulmanes
En solo unos meses, la hermandad musulmana, el grupo con mayor experiencia política del país, ha sufrido un tremendo desgaste, quizás se esperaba mucho de ellos, quizás no han sabido manejar bien la situación y han generado desconfianza con sus constantes cambios de estrategia, entre ellos el de presentarse a las elecciones presidenciales cuando prometieron que no lo harían.
Los Hermanos Musulmanes dieron a conocer su partido político como un partido abierto a todos, de hecho, en sus filas hay también cristianos, pero la mayoría de los coptos ya no cree en sus promesas y considera que se han volcado en construir una sociedad islamista que, según ellos, les excluye.
Algunos, cuya desconfianza crece en medio de la inquietante situación, hablan incluso de que los hermanos musulmanes se benefician con dos candidatos, el de la Hermandad Mohamed Mursi y Abul Futuh , aunque éste fuera oficialmente expulsado de la Hermandad por presentarse precisamente como presidenciable.
Sin un guía espiritual, tras el reciente fallecimiento de Papa Shenuda III y a la espera de la elección de un nuevo Papa, la iglesia copta ha rehusado dar su apoyo a cualquiera de los candidatos. Los coptos mientras, tratan de fortalecer su propio “lobby”o grupos de poder para salvaguardar sus derechos, tratan de organizarse también ante el nuevo panorama político, aunque no como partido religioso ya que esto les restaría poder y prefieren militar en los partidos de izquierda y laicos junto a otros egipcios: “Deben quitar de una vez, la religión a la que perteneces del carné de identidad” reclama Ehab el Kharrat, cristiano evangelista, psiquiatra y dirigente del partido socialdemócrata egipcio, aunque va a ser difícil saber lo que puede hacer el presidente cuando aún no se conocen la prerrogativas que tendrá.
“El auténtico cristiano no se preocupa ni se inquieta, ni tiene miedo, porque el Mesías es la paz y vive en nuestros corazones, y su voluntad está dentro de cada uno de nosotros, por tanto el miedo no tiene cabida”, sentencia un sacerdote copto, al hablar del futuro de los cristianos en el país de los faraones.