El FMI aconseja a la UE que dé más dinero a Grecia para evitar el mal mayor de su salida del euro
- El Bundesbank se niega y ve "superables" los efectos de la salida de Grecia
- Ayrault dice que discutirán con Alemania dar más fondos estructurales a Atenas
- Papadimos: No se puede excluir planificar el abandono de Grecia del euro
"Si los griegos no quieren pagar el precio" de seguir en la zona euro "alguien deberá pagarlo". Con estas palabras la directora general del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, ha abierto una nueva opción dentro de la crisis griega: que pese a que Atenas no cumpla sus obligaciones y para evitar un mal menor, el resto de la eurozona decida mantenerla en la moneda común para evitar males mayores.
Una salida de Grecia de la eurozona "no es ciertamente una opción que defendamos", "ni la más favorable", ha declarado la directora del FMI en una entrevista grabada con la BBC con motivo de su visita a Londres.
"Hay un problema con esta opción, que es el riesgo de contaminación a partir de un solo miembro que sería dejado de lado hacia los otros miembros que quieren seguir y que están haciendo lo que deben hacer", ha señalado.
Ante esta perspectiva y si los griegos rechazan el llamado memorándum impuesto por la troika de prestamistas internacionales (la Unión Europea, el BCE y el propio FMI), Lagarde ha abierto la puerta por primera vez a otras "opciones", fundamentalmente que los otros miembros de la eurozona aumenten su apoyo a Grecia.
"Podría ser que los miembros de la zona del euro estén dispuestos a aumentar su apoyo financiero-y quizás también la duración del mismo- a Grecia, teniendo en cuenta que la integridad de la zona del euro se beneficiaría lo suficiente como para justificar la inversión adicional", ha defendido.
Según Lagarde, ser miembro de la eurozona tiene "un precio" y aunque "el pueblo griego ha hecho un esfuerzo considerable, aún tiene cosas por hacer", recordando que quedan reformas estructurales pendientes.
En este sentido ha considerado "incoherente" que los votantes hayan rechazado por un lado a las formaciones políticas favorables a permanecer en la zona euro en las elecciones del pasado 6 de mayo y por otro lado digan que quieran permanecer en la eurozona.
En la misma línea, el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, se ha resistido a especular con el escenario de un abandono por Grecia de la zona euro, y ha subrayado que en lugar de dar signos a ese país de que tendrá que dejarla, hay que mostrarle "la forma de salir de la crisis".
"No den a Grecia signos sobre cómo salir de la zona euro, sino la forma de salir de la crisis", ha señalado Gurría antes de lanzar un llamamiento para evitar las especulaciones y centrarse en cómo remontar la situación crítica en Europa, durante la segunda jornada del Foro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que se celebra en París.
El Bundesbank se niega
La postura de Lagarde y Gurría contrasta con la del Bundesbank alemán, que ha declarado en su boletín de mayo que Alemania y la zona del euro resistirían los efectos de la interrupción de pagos a Grecia, aunque ha reconocido que la situación en el país heleno "es muy preocupante".
Ante la celebración de nuevas elecciones el 17 de junio en Grecia, el Bundesbank teme que no se apliquen las reformas y medidas de consolidación acordadas a cambio de la ayuda financiera.
"Con esto se pone en juego la continuación de las ayudas. Grecia tendría que asumir las consecuencias", según el Bundesbank, que considera que "un alivio sustancial" de los compromisos de Grecia supondría cuestionar todo el sistema de control, solidariad y responsabilidad de los países miembros.
Consecuencias "catastróficas"
Por su parte, el ex primer ministro griego, Lukás Papadimos, ha agitado a los mercados en una entrevista al Wall Street Journal, donde ha asegurado que "no se puede excluir que se estén haciendo preparativos para contener las consecuencias potenciales de una salida griega del euro".
Papadimos, en la línea de Lagarde, ha advertido de las consecuencias "catastróficas" de una medida de este tipo, aunque ha destacado que "el riesgo de que Grecia salga del euro es real" y que esto dependerá de que en las elecciones del 17 de junio los griegos apoyen o no la aplicanción del memorándum.
Según el también ex vicepresidente del Banco Central Europeo, la salida de Grecia de la eurozona costaría entre 500.000 y un billón de euros, incluyendo el impacto en los mercados, el efecto contagio y las consecuencias para la economía real.
"Ciertos cálculos que hemos visto sugieren que la inflación podría aumentar entre el 30 y el 50%", ha añadido.
Francia pide fondos para Grecia
Ante este panorama, y junto al tema principal de la agenda, las políticas de crecimiento, los líderes europeos también tendrán sobre la mesa de la cena de trabajo de este miércoles la crisis griega, para la que Francia y Alemania esbozan soluciones distintas.
Después de una reunión el pasado martes entre el presidente francés, François Hollande, y el líder de los socialistas griegos y ex ministro de Economía, Evangelos Venizelos, París ha pedido que se discuta sobre la posibilidad de usar fondos europeos para reforzar la economía helena.
"Existe la posibilidad, por ejemplo, de usar fondos estructurales de una manera determinada para ayudar a recuperarse a la economía griega porque necesitamos dar a los griegos algún tipo de perspectiva", ha declarado el primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, en una entrevista en la emisora de radio RTL.
Ayrault, que ha coincidido con Papadimos en que la salida de Grecia del euro sería "catastrófica" ha recordado que la gran mayoría de los griegos quiere permanecer en el eurozona por lo que, a su juicio, "debemos ayudarles".
"En el encuentro entre François Hollande y Angela Merkel ha surgido la cuestión de hacer un gesto adicional hacia Grecia para apuntalar su economía", ha desvelado.
Sin embargo, en Alemania se sigue defendiendo que la salida del euro podría ser "inevitable" si los partidos contrarios a la austeridad, capitaneados por la izquierda radical de Syriza, ganan las elecciones y anulan las condiciones del memorándum, tal y como ha prometido su líder, Alexis Tsipras.
"Europa no puede y no debe consentir si la izquierda radical griega cumple sus declaraciones de que unilateralmente paralizará el pago de la deuda e interrumpe las reformas", ha defendido Alexander Dobridt, número dos de los socios bávaros de la canciller Merkel, la Unión Social Cristiana (CSU), en una entrevista en el tabloide Bild.