Nano-SIM: el nuevo formato para las tarjetas de identificación de los dispositivos móviles
- El grupo de estándares europeo ya ha aprobado este nuevo tamaño
- Es un 40 por ciento más pequeño que el actual, pero totalmente compatible
Las "tarjetas SIM" de los móviles van a reducirse nuevamente de tamaño, perdiendo con ello casi la referencia a su concepción original, quedándose reducidas a un chip de mínimas dimensiones. Desde que se inventaron, las SIM (Subscriber Identity Module) o tarjetas de "Módulos de Identificación de Suscriptor" han servido para básicamente dos cosas: guardar la información del número de teléfono de un cliente y su contraseña asociada y, por otro lado, guardar la agenda personal de teléfonos. Cada dispositivo debe llevar una, pero esto es algo que también podría cambiar en el futuro.
El nuevo formato del SIM –que históricamente es el cuarto en la lista– tiene básicamente el mismo aspecto que el de los SIM o micro-SIM actuales: un microchip rodeado de una zona de plástico, que se suele entregar al cliente en una tarjeta algo más grande de donde se recorta con un troquel. El nuevo tamaño será de 12,3 por 8,8 milímetros, con un grosor de 0,67 mm: en total un 40 por ciento menos de superficie, que es menor incluso que el tamaño de una uña.
Teléfonos móviles más pequeños
Una de las ideas tras este nuevo estándar es que al ser más pequeño permita crear dispositivos móviles todavía más miniaturizados, especialmente teléfonos, en los que los diseñadores e ingenieros luchan por cada milímetro de espacio y cada gramo de peso.
El grupo internacional ETSI (Instituto de Estándares de Telecomunicaciones Europeo) ha sido quien ha aprobado el nuevo estándar, que se usará a nivel mundial próximamente, tanto en las redes de telefonía GMS como UMTS o LTE, para voz y datos. Han calculado que en la actualidad existen unos 25.000 millones de estas tarjetas y sus derivados, y que se producen unos 4.500 millones más cada año: casi una por cada habitante del planeta.
Decisión polémica
La decisión no ha estado exenta de polémica: el nuevo diseño había sido propuesto por Apple, que se enfrentaba a sus competidores, como RIM, Motorola y Nokia. En las guerras de patentes que mantienen todas estas compañías se acusaba a Apple de querer imponer "su" versión de estándar de nano-SIM, frente a otras opciones. La compañía de Cupertino tuvo que responder con una carta prometiendo que no cobraría a los demás licencias relativas a este estándar, que básicamente sería abierto y gratuito para todos los que lo quisieran adoptar. Eso parece haber sido suficiente de cara a la adopción definitiva por el grupo ETSI, aunque todavía han de publicarse los detalles específicos en un documento.
Las consecuencias de un cambio de este tipo en un formato que han de usar todos los dispositivos móviles son muchas. Extrañamente, las compañías móviles y los fabricantes tardaron mucho en adoptar el micro-SIM que se popularizó a nivel masivo con los iPad y el iPhone. ¿Cuál es el problema? Cuando ya se tiene un SIM para un aparato, es un tanto incómodo –a veces imposible– pasarlo a otro distinto. A veces físicamente ni siquiera no encajan, como en el caso de los SIM y los micro-SIM. El mercado se llenó de plásticos adaptadores y también de máquinas "cortadoras de plástico" para adaptar los nuevos micro-SIM a partir de tarjetas SIM convencionales en los iPhone y iPads.
Con los nuevo nano-SIM podría ocurrir otro tanto: que Apple tenga ventaja durante ese periodo de transición y eso haga más difícil a otros fabricantes convencer a los usuarios para que migren de unos dispositivos a otros.
Pero la complicación definitiva aparece cuando uno se plantea… ¿Para qué son necesarios los SIM físicos en realidad? Antiguamente servían para almacenar la agenda de direcciones en los teléfonos con poca memoria, pero hoy en día la capacidad de los terminales es casi infinita, o se guardan las agendas "en la nube" y esa función ya no es tan relevante. De modo que, a día de hoy, su principal utilidad real es la identificación del cliente. Pero eso es algo que podría sustituirse perfectamente por un identificador y una contraseña, como en cualquier otro servicio de Internet.
Hay quien cree que próximamente podrían popularizarse terminales con SIM integradas que no puedan extraerse, SIM virtuales que sirvan para varios aparatos a la vez (como las SIM profesionales de hoy en día que se pueden instalar en varios aparatos, con el mismo "número") o incluso –y aquí viene lo interesante– dispositivos sin SIM.
En los dispositivos móviles sin SIM, los usuarios serían suscriptores de una o varias compañías de telefonía y se identificarían antes de realizar las llamadas o conectarse a Internet –con unas credenciales en forma de nombre y contraseña, que podrían guardarse en el terminal para mayor comodidad– de modo que pudieran facturarles adecuadamente. Si una compañía como Apple o cualquier otra, quisiera dar un paso y comenzar a "puentear" a las telecos, ese sería un paso clave: no depender de ellas y de sus SIM para facturar a clientes, activar líneas o identificar a los suscriptores. Simplemente extenderían sus brazos sobre el mercado como operadores virtuales, locales o globales, y comenzarían a abarcar un área de negocio mucho más amplio. Con unos SIM tan pequeños, tan pequeños, que serían "invisibles".