Se exponen por primera vez las obras que Rafael realizó pocos años antes de morir
- El Museo del Prado inaugura el 12 de junio El Último Rafael
- Con la colaboración del Louvre, se exponen 74 obras de él y sus discípulos
Sabemos que, además de pintor, fue arquitecto. Que murió muy joven, a los 37 años. Que decoró las estancias vaticanas y que, junto a Miguel Ángel y Leonardo, forma ese trío de ases del Renacimiento que demostró a la Humanidad que los genios de verdad existen.
Pero ¿qué fue de la última etapa de Rafael? ¿A qué se dedicó años antes de morir?
Precisamente es esta la pregunta que el Museo Nacional del Prado pretende borrar de nuestro listado de dudas. Porque, aunque su obra desde 1513 hasta 1520 ha sido subestimada y no se ha entendido, goza de una gran importancia artística e histórica. Para ello, el martes 12 de junio arranca en Madrid El último Rafael, una exposición que repasa las pinturas de caballete que el maestro realizó en su última etapa y que apenas se conocen.
“Con esta exposición pretendemos que la gente, dentro de poco, cuando piense en el Museo del Prado lo asocie con Rafael”, ha dicho, nada menos, Miguel Falomir, jefe del Departamento de Pintura Italiana y Francesa hasta 1700 del Museo del Prado.
La mayoría de las obras nunca estuvieron en España
Objetivo ambicioso si tenemos en cuenta, por un lado, que la mayoría de las 74 obras que se exponen no ha estado nunca en España. Por otro, que la única exposición que ha tratado de centrarse en los últimos años del italiano fue la que se vio en 1999 en Mantua y en Viena y que mostraba fundamentalmente dibujos.
Pero es que Falomir ha ido a más: “Cuando el Museo del Prado abrió sus puertas, en 1819, su razón de ser era Rafael”.
Una de las razones de por qué la obra final de este genio no ha sido tan valorada radica en la colaboración que el maestro recibió de sus discípulos Giulio Romano y Gianfrancesco Penni. Así, algunas de las Vírgenes y Sagradas Familias grandes están pintadas por ellos bajo –eso sí– la estricta mirada de Rafael.
La exposición muestra, además de Sagradas Familias –pequeñas y grandes–, retratos y cuadros de Altar. Estos últimos fueron realizados por Rafael para exportarlos a Nápoles, Bolonia o Palermo, y fueron decisivos para que su manera de pintar se viera por Italia y por toda Europa.
Los retratos, como ha explicado uno de los dos comisarios de la exposición, el británico Tom Henry, se dividen en oficiales y de amigos. Los primeros eran retratos encargados y que pintaba más bien rápido y con ayuda. Los segundos, los de sus amigos, figuran, sin embargo, entre lo mejor de esta última época. Entre ellos está su Autorretrato con Giulio Romano, que se considera su testamento vital y que simboliza el paso del testigo a su discípulo predilecto.
44 pinturas y 28 dibujos provenientes de 40 instituciones
Se trata, por lo tanto, y en palabras de Henry, “de la única exposición que se ha realizado de la última etapa de Rafael”, compuesta –gracias a la colaboración con el Musée du Louvre, donde se exhibirá en 2013– por 44 pinturas, 28 dibujos, una pieza arqueológica –Rafael era también arqueólogo– y un tapiz, todos procedentes de unas 40 instituciones.
La exposición –“excepcional” según el director del museo, Miguel Zugaza– arranca en 1513, año en el que Rafael llevaba ya 5 años en Roma decorando las estancias vaticanas, y termina en 1524, cuatro años después de su muerte, por lo que las pinturas que datan de esta fecha son las de Romano y Penni.
Dos de las obras más notables que se muestran son Baldassare Castiglione (1519), que es el retrato de uno de sus amigos y que viene del Louvre; y Santa Cecilia (1515-1516), cuadro de altar que se ha traído desde Bolonia.