La vida de los cachivaches en un barrio de Madrid
- Manuela Miguélez vende y restaura objetos anteriores a los años 70
- El propietario hace un depósito en la tienda y comparten el beneficio al 50%
Los Cachivaches de la Concepción está en:
C/Virgen de la Monjia, 3
28017- Madrid
Teléfono: 911426805
info@cachivach.es
Todo un mundo de objetos, anteriores a los años 70, se concentra en una tienda del barrio madrileño de la Concepción. El proyecto ha dado una nueva vida a cientos de artículos que son restaurados o encuentran un nuevo dueño.
Los Cachivaches de la Concepción es el nombre de este lugar, en el que se acepta cualquier tipo de mueble y artículo, excepto electrodomésticos y cualquier producto de electrónica.
Manuela Miguélez trabaja como autónoma en este proyecto desde 2007. Ella y su marido, Rafael, han sido sus impulsores. “Somos recicladores de objetos en nuestro barrio de toda la vida”, explica ella.
La tienda recibe los objetos a través del contrato de depósito: si el artículo se vende, su propietario recibe el 50% del precio final. “Si compramos algo, siempre pedimos el DNI”, explica, para asegurarse de que no procede de un robo.
Si después de un tiempo el objeto no se ha vendido, el propietario tiene un plazo de para llevárselo y si entonces no lo ha retirado, pierde el derecho sobre el objeto. Hasta ahora Manuela ha tenido que llevarse muchas cosas a parroquias porque nadie había acudido a llevárselos.
"La necesidad, obliga"
Con la crisis, le quieren vender cosas “hasta los chatarreros”, asegura Manuela. El problema, explica, es que no tienen un almacén donde guardarlo todo y además “el mercado del mueble ahora está fatal”, entre otros motivos, por la fuerte competencia de Ikea.
“La necesidad obliga” y ellos, que han sido familia numerosa han tenido que “aprender a hacer de todo”, señala Manuela. Ellos mismos han hecho muebles y tapicerías en su propia casa.
Las ganas de aprender, después de haber intentado sin éxito ser la aprendiza de un sillero conocido, llevaron a esta empresaria a hacer un curso de la dirección general de la mujer sobre ebanistería, al que siguieron otros en el IMEFE (Instituto Municipal de Empleo y Formación Empresarial) sobre restauración y tapicería.
La vida, una vez más, les obligó a buscar otro tipo de trabajo, cuando a su marido le diagnosticaron un cáncer. Hasta entonces, él se había dedicado a impartir clases de tenis en la urbanización de la Moraleja.
"Va a ir mejor"
Así es como nació todo. Ni siquiera la búsqueda de un local fue un problema, aunque ella apenas podía moverse de casa, al encontrarse su madre enferma, lo encontraron muy cerca de allí, en una antigua fábrica de vidrieras que durante solo dos meses, había sido utilizado como tienda por comerciantes chinos.
Los vecinos empezaron a llevarles cosas cuando abrieron la tienda, también los amigos que tenían en La Moraleja y hoy pueden encontrarse objetos desde 4 euros hasta 4.000. Además de la tienda física, en la calle Virgen de la Monjía, número 2, los objetos se subastan en internet, a través de todocoleccion.net.
Hasta ahora “se van manteniendo”, explica Manuela, que reconoce que lo han pasado "francamente mal” y en más de una ocasión se han planteado cerrar los Cachivaches.
Están cubriendo gastos, “alguna vez” ganan más, otras “pierden, pero “cuando cambie la situación del país va a ir mejor”, asegura convencida.