Ocampo se marcha seguro de que la CPI ha conseguido "su lugar en el mundo"
- La fiscal gambiana Fatou Bensouda será la que le sustitutya
- Tras nueve años en el puesto, reconoce que queda mucho por andar
- Espera que la CPI intervenga incluso allí dónde no puede como en Siria
- La CPI solo puede intervenir en los estados miembros
El fiscal de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, ha abandonado su cargo tras nueve años en el puesto y convencido de que esa institución de justicia global "ha conseguido su lugar en el mundo".
"La corte está totalmente operativa, es una realidad y eso ha sido una tarea enorme y fascinante", ha comentado a EFE en una entrevista durante su último día de trabajo, en el que ha estado hasta bien entrada la tarde argumentando que el ex líder rebelde congolés Thomas Lubanga merece la máxima pena de 30 años contemplada en la corte por reclutar niños soldados en la República Democrática de Congo.
Con siete casos abiertos a sus espaldas (Uganda, República Democrática de Congo, República Centroafricana, Sudán, Libia, Kenia y Costa de Marfil) Ocampo recordó el nacimiento de la Corte en 1998, cuando 160 países decidieron responder a una "demanda de justicia global" y crearon esa institución para juzgar a los máximos responsables de los delitos más serios.
"En el 1998 ocurren dos cosas: el caso de Pinochet y la CPI. Jueces como (el español Baltasar) Garzón pidiendo justicia internacional y la CPI, con jueces de todo el mundo, formándose en paralelo", ha explicado.
“Me ha tocado edificar el comienzo de la CPI, pero todavía queda una camino largo por andar“
A sabiendas de que ha tenido un lugar privilegiado en la historia de la justicia, no duda en reconocer que ha tenido una "experiencia única" como primer fiscal jefe de la CPI, puesto que ha ocupado durante nueve años en los que la institución ha aprendido a seguir su propio "manual de instrucciones".
Rechazando de pleno que sea una corte anti África por haberse abierto casos en ese continente, Ocampo defendió que si la CPI actúa en países africanos es porque allí se están cometiendo los crímenes o no están siendo atacados por las autoridades locales.
El jurista argentino, que el próximo viernes pasará formalmente el relevo a la fiscal gambiana Fatou Bensouda, ha reconocido que a él le ha tocado edificar "el comienzo" pero que todavía "queda un camino largo" por andar.
"Hemos transformado Nuremberg en la actualidad (...) Logramos hacer 700 misiones en países en conflicto sin ninguna persona herida, sin ningún testigo herido. Es lo más grande de mi gestión. En nueve años, cero personas heridas, cero investigadores heridos, cero testigos heridos. Eso es un logro para mí", ha analizado orgulloso.
Un lugar ganado a pulso
También ha reconocido que la tarea no ha sido fácil porque la Corte funciona en un mundo donde rigen los intereses de los Estados nacionales, y hay potencias como Estados Unidos que no han ratificado el Tratado de Roma, que sienta las bases de la Corte.
Recordó que cuando empezó en 2003 "había una resolución del Consejo de Seguridad (de la ONU) que impedía que la Corte interveniera en conflictos donde estuviesen implicados países que no fuesen estados parte, bajo la influencia de Estados Unidos con la administración (George W.) Bush".
Sin embargo, en 2003 primero y en 2009 el Consejo de Seguridad remitió a la CPI los casos de Darfur (Sudán) y Libia, lo que para Ocampo "demuestra" que ese tribunal "ha ganado su lugar en el mundo".
“El problema de Garzón es que se ha pasado 20 años persiguiendo gente en el poder y uno no puede hacer eso“
Tras nueve años de mandato y sin posibilidad de ser reelegido, considera que se va "en el momento perfecto" ya que la lucha contra el poder no puede prolongarse.
"Nos peleamos con gente en el poder, no solo con los que comenten los crímenes sino con sus aliados. La diplomacia funciona con acuerdos políticos sin respetar ninguna ley. Y nosotros dijimos que la ley hay que respetarla", ha comentado.
Puso como ejemplo el caso del juez Baltasar Garzón, del que dijo que su "problema es que ha estado 20 años persiguiendo gente en el poder y uno no puede hacer eso".
Además, ha destacado que tras una década en funcionamiento, la importancia de la Corte reside ahora en su relevancia, en su impacto, como demuestra que "el mundo espera que la corte intervenga" incluso en los casos en los que no puede hacerlo de motu propio, como en Siria, que al no ser Estado Miembro, solo puede ser investigada a petición del Consejo de Seguridad de la ONU.
A sus 60 años y sin haber decidido qué ofertas profesionales aceptará a partir de septiembre, Ocampo quiere orientar una parte de su futuro a apoyar foros educativos en escuelas y universidades para ayudar a entender que las soluciones al crimen organizado global pasan también por una justicia en la misma escala y no limitada a las fronteras nacionales.