Bruselas señala que la ayuda directa a la banca tendrá que esperar
- La recapitalización directa "no se puede imaginar a corto plazo", según Altafaj
- Insta a España a seguir con las reformas para evitar el rescate
- El portavoz económico de la CE cree que el 7% de interés es "prohibitivo"
La Comisión Europea ha asegurado que la recapitalización directa de entidades financieras con dinero del fondo europeo de rescate que defiende España tendrá que esperar.
"No es algo que pueda imaginarse a corto plazo", ha indicado en la rueda de prensa diaria de la CE el portavoz de Asuntos Económicos, Amadeu Altafaj, quien ha recordado que lo primero es completar la ratificación del tratado del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) para que pueda entrar en vigor el 9 de julio.
El portavoz comunitario se pronuncia así después de que el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hablasen en la cumbre del G-20 de la necesidad de romper el vínculo entre la deuda soberana y la banca.
Altafaj ha recordado que esa discusión ya tuvo lugar recientemente y Bruselas se mostró a favor de permitir cierta flexibilidad, pero añadió que nunca se llegó a un acuerdo. Ha reiterado también que la recapitalización directa de entidades no está prevista en el tratado actual del MEDE, por lo que habrá que trabajar con lo que hay sobre la mesa en este momento y pensar en su ratificación antes que en su modificación.
El portavoz sí ha reconocido que el artículo 19 de ese tratado permite al Consejo de Gobernadores del MEDE "revisar la lista de instrumentos de asistencia financiera", así como "decidir la introducción de cambios" en ella.
Reformas para evitar el rescate
Altafaj también asegura que España no tendría por qué necesitar un rescate, más allá del dirigido al sector bancario, "si mantiene el pulso de las reformas". "Sería muy costoso de sufragar para Europa", añade.
Altafaj, en declaraciones a ABC Punto Radio, ha insistido en que España está acometiendo las reformas necesarias, entre las que ha citado la laboral, la de las pensiones, y la del saneamiento de las cuentas públicas, y ha precisado que donde es necesaria la ayuda europea es en el sector bancario.
En cualquier caso, Altafaj ha reconocido que los tipos de interés de la deuda española por encima del 7%, son "prohibitivos" para cualquier país. "No debería hacerse necesario (un rescate para España), pero es evidente que esta presión de los mercados no es soportable a largo plazo", ha admitido el portavoz económico de la CE.
Castigo a España e Italia
A pesar de ello, Altafaj confía en que los mercados se calmen a medida que se vayan despejando las incertidumbres en torno al rescate bancario, la unión bancaria europea y la próxima cumbre de líderes de la UE. "Son elementos que pueden dar confianza. Ahora los mercados están castigando a los países más expuestos, como España e Italia", ha señalado.
Respecto a las demandas del Gobierno español de que la ayuda europea a sus bancos sea más directa, Altafaj ha recordado que todos los países miembros, incluido España, votaron a favor de que el fondo europeo de rescate tuviera que pasar por los Estados.
"Estos son los instrumentos de los que disponemos hoy, puede que no los del futuro, pero las necesidades que tiene el sector bancario español son acuciantes", ha declarado el portavoz económico.
El BCE alivia pero no recupera la confianza
Preguntado por si el Banco Central Europeo (BCE) tendría que intervenir para ayudar a España, Altafaj ha recordado que se trata de una institución independiente porque así lo decidieron los países de la UE, aunque ha recordado que Draghi ya ha actuado en varias ocasiones para ayudar a España, como sucedió el verano pasado.
"Estamos convencidos de que continuará teniendo un papel constructivo para calmar las tensiones, pero sólo sirve para eso, para calmar y aliviar la presión, porque la solución es recuperar gradualmente la confianza con la aplicación de las reformas", ha explicado.
Sobre la unión bancaria europea, Altafaj ha apuntado que, entre otros elementos, se trataría de conseguir un sistema centralizado de supervisión para que los bancos de todos los países sean controlados de la misma forma, y de establecer también un sistema de garantía de depósitos a nivel europeo para que haya solidaridad entre países.