Octavia, un columpio tecnológico que interactúa con aplausos y ritmos
- El invento es una bola con sensores que se adapta a los cables del columpio
- Con el movimiento emite sonidos como aplausos o secuencias rítmicas
- Funciona con energía solar apenas sin mantenimiento
Por si acaso pasar un rato en los columpios de toda la vida se volviera aburrido, la gente de SonX y HAGS, especialistas en inventos tecnológicos y mobiliario para parques urbanos, han inventado el Octavia, un curioso dispositivo que se adapta a cualquier columpio para darle una 'nueva vida'.
La idea tras el invento es hacer que columpiarse sea más divertido. La forma de lograrlo es incluir en el aparato unos sensores de movimiento y unos altavoces.
De esa forma, el dispositivo interactúa con los niños emitiendo sonidos tales como aplausos y ovaciones según se van moviendo. Según dice, es una forma de incentivarlos en los juegos y hacer que cada movimiento y cada salto reciba una especie de 'premio', aunque sea un poco enlatado.
En otra de las modalidades el Octavia puede hacerse sonar rítmicamente, para que los más pequeños practiquen los movimientos acompasados y también tiene un modo llamado Concierto.
Para evitar problemas de seguridad, el dispositivo está diseñado con forma de bola de plástico resistente y es capaz de soportar movimientos y golpes de todo tipo -dicen que incluso el vandalismo habitual de muchos parques, graffitis incluido.
Se puede anclar con facilidad a cualquier columpio, de modo que puede usarse tanto en nuevas instalaciones como en las ya existentes.
“Se puede anclar en cualquier columpio, por lo que puede usarse en instalaciones nuevas o en las ya existentes“
Según el fabricante, cumple todas las normas estándar habituales al respecto para este tipo de aparatos que se instalan en espacios urbanos y a las que tienen acceso los niños.
Para alimentarlo ni siquiera necesita de una conexión de pilas o baterías: unos paneles solares en la parte superior permiten que funcione durante todo el día y no hay que cambiar las baterías internas nada más que cada dos años.
De esta forma no solo se consigue una instalación sin cables que reduce el mantenimiento y el riesgo de accidentes, sino que el resultado es más ecológico.