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Los excursionistas afirman que el fuego de Guadalajara no se originó en la barbacoa

  • El guarda contradice su versión y asegura que les advirtió de la "temeridad"
  • En el siniestro, ocurrido en 2005, murieron 11 personas y ardieron 13.000 has
  • La Fiscalía pide para ellos dos años de prisión y una multa de 3.600 euros
  • Solicita una indemnización de 14 millones de euros para Castilla-La Mancha

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Comienza el juicio por uno de los incendios más graves de nuestro país

Los tres excursionistas acusados de provocar el incendio de la provincia de Guadalajara que en 2005 acabó con la vida de 11 personas y arrasó casi 13.000 hectáreas han dicho que el fuego no se inició en la zona de la barbacoa que estaban preparando, sino en un campo de cereal a 40 metros.

Así lo han dicho hoy Marcelino H., Juan José J.C. y Iasson K., éste último de nacionalidad alemana, durante su declaración en la primera jornada de la vista oral que se celebra en la Audiencia de Guadalajara y para quienes el fiscal pide dos años de cárcel por un delito de incendio por imprudencia grave y casi catorce millones de indemnización por los daños ocasionados al Gobierno regional.

El primero en declarar ha sido Marcelino, quien ha señalado que estaba solo al cargo de la barbacoa cuando escuchó un ruido y que al darse la vuelta vio un "fuego redondo" de unos dos metros y medio de altura y a cuarenta metros de la zona de las parrillas donde él estaba.

"No me considero imprudente por haber hecho la barbacoa y creo que todas las medidas que se tomaron fueron correctas. Nunca tuvo previsto que fuera a provocar un incendio, ni lo prevenía ni lo provoqué", ha dicho Marcelino, el único de los tres procesados que ha contestado a las preguntas de todas las partes, ya que los otros dos solo respondieron al fiscal y a la defensa.

En similares términos se han expresado los otros dos encausados, que han rehusado responder a las preguntas de las cinco acusaciones particulares, y han defendido que tampoco cometieron imprudencia, como les acusa el fiscal y las familias de las víctimas, que les reprochan que no vigilaran las llamas en un día de viento y fuerte calor.

A este respecto, los excursionistas han afirmado que el día del incendio, a primera hora de la tarde del 16 de julio de 2005, no era un día especialmente grave para los incendios, pues era "un día de verano agradable".

Los tres han reconocido que el guarda de la Cueva de los Casares (lugar que acababan de visitar), Emilio Moreno, les pidió que tuvieran cuidado, aunque ellos no lo tomaron como una "advertencia", según han dicho.

El guarda contradice la versión de los excursionistas

Por su parte, el testimonio de Moreno, que ha sido llamado al orden en varias ocasiones por la presidenta del tribunal, ha defendido en todo momento que advirtió a los acusados de que era "una temeridad" hacer una barbacoa ese día cerca de un campo de cereal.

"Ni al más tonto de mi pueblo se le ocurre ese día ponerse a hacer fuego", ha manifestado Moreno, quien ha añadido que, si Marcelino H. le hubiera hecho caso, "ni se habría quemado el monte ni habrían muerto once personas".

También ha negado que hubiera allí cubos ni botellas "ni nada de agua" cuando él dejó la zona, a pesar de que se trataba de un día de "calor excesiva" y de que el viento soplaba fuerte.

Algo que también ha ratificado el guardia civil que acudió primero a la Cueva de los Casares una vez que el incendio ya se había originado, y que ha añadido que el día "era muy seco y había mucho viento".

El guardia civil ha identificado en el acto a Marcelino H. como el hombre que había iniciado la barbacoa, y ha afirmado que este le dijo que el fuego se "podría haber iniciado en un rastrojo junto a la barbacoa".

Al igual que él, todos los guardias civiles y testigos que han declarado este lunes han afirmado que Marcelino H. se responsabilizó desde el primer momento de la barbacoa.

Por su parte, también han prestado declaración todos los integrantes del grupo de excursionistas, que han corroborado, con mayor o menor precisión, el relato de los hechos de los acusados.

A los tres acusados se les piden penas de cárcel que van desde los dos años que pide la Fiscalía, hasta los siete que solicita la acusación de la Junta de Comunidades, mientras que el abogado defensor pide la absolución.

El juicio continuará este martes por la mañana con la declaración de los peritos.

La Fiscalía: "Actuaron sin las más elementales medidas de precaución"

Según la Fiscalía, las llamas se originaron a primera hora de la tarde del 16 de julio de 2005 en La Riba de Saelices, cerca de la Cueva de los Casares que los excursionistas habían visitado, y que se propagaron por otros diez términos municipales que acabaron con 12.874 hectáreas, de las que más de 10.000 fueron de terreno arbolado.

Al día siguiente de originarse el fuego fueron hallados los cadáveres de los once trabajadores del retén de Cogolludo que quedaron atrapados por las llamas al ser sorprendidos por un fenómeno de propagación del fuego "imprevisible y fortuito, que no puede imputarse a la acción de los procesados", sostiene el ministerio público.

Según recoge el escrito del Ministerio Fiscal, a pesar de que el uso de las barbacoas estaba autorizado, los procesados "actuaron sin adoptar las más elementales medidas de precaución para prevenir y evitar la propagación del fuego".

Entre ellas, cita el no haber usado "un recipiente con agua con el que humedecer el terreno contiguo, tierra o arena con el que apagar las posibles caídas de ascuas y pavesas" y "no vigilar de forma rigurosa y permanente, descuidando el control de la hoguera, habida cuenta de las condiciones meteorológicas presentes en ese día, calificadas de extremas".

Esta se estima "esencial" y la "causa inmediata" de la propagación del fuego,  afirma la fiscalía.

Además, el fiscal entiende que el riesgo de incendio se hizo patente cuando los acusados apagaron una primera brasa, que precedió a una segunda que, "sin control por parte de los procesados", cayó sobre hierba seca y fina que había en las inmediaciones, actuando como combustible de inicio que favoreció la propagación del fuego.

En cualquier caso, en su escrito de calificación, la fiscalía de Guadalajara entiende que "lo más grave e irreparable" del incendio, como fue la muerte de 11 trabajadores del retén de Cogulludo,  "no puede imputarse a la acción de los procesados".

Aunque en un principio la juez instructora de Sigüenza, María del Mar Lorenzo, llegó a imputar a 29 personas, incluidos altos cargos y técnicos de la Junta, la Audiencia de Guadalajara exculpó a 26 de ellos y dejó tan solo en el banquillo a los excursionistas.

El abogado de los excursionistas teme la presión

Juan Carlos Mollejo, el abogado de los excursionistas procesados teme que el tribunal que los juzgará se decante por alguna condena por la presión social, política y mediática.

Mollejo ha declarado que el juicio "terminará al menos con una condena a alguno de mis clientes, para que no dé la impresión de que se ha cerrado en falso un caso que lleva siete años de instrucción".

Sobre el resultado final del juicio se siente pesimista porque "después de siete años de instrucción y una fuerte presión social, política y mediática,  todo indica que el tribunal se decantará por alguna condena, porque, estoy seguro, sin esa presión, este juicio hace tiempo se habría sobreseído".

En este sentido, ha calificado de "desproporcionada" la petición de siete años de cárcel que ha hecho la Junta de Castilla-La Mancha para sus defendidos y ha enfatizado que "son inocentes y así de probará en el juicio".

También se ha mostrado muy crítico con la petición de responsabilidades civiles del fiscal, que asciende a casi 14 millones de euros, en concepto de diferentes indemnizaciones.

En su opinión no existen informes periciales independientes que tase esos daños, pues cuando el fiscal lo solicitó, se presentó una minuta previa para realizarlo de un millón de euros, por lo que se desistió de esta prueba y se ha limitado a recoger las cifras aportadas por la propia Junta de Castilla La Mancha, juez y parte, pues también es acusación particular.