El presunto autor del robo del Códice tenía llaves de las estancias de la Catedral
- Queda en libertad el hijo del presunto autor y su novia
- Fernández Castiñeiras y su mujer pasarán mañana a disposición judicial
El Juzgado de Instrucción número 2 de Santiago ha decretado la libertad del hijo de Manuel Fernández Castiñeiras, presunto autor del robo del Códice Calixtino, y su novia, han informado hoy fuentes judiciales.
Además, agregaron que en la jornada de hoy se continuará con el registro de otro local, dentro de las pesquisas para resolver el caso de la sustracción del manuscrito medieval, que se custodiaba en la catedral compostelana. Fernández Castiñeiras y su mujer pasarán mañana a disposición judicial.
Un año del robo
El Códice Calixtino, considerado la primera guía del Camino de Santiago, había sido robado del templo hace hoy exactamente un año y ayer fue recuperado de un garaje de la localidad de Milladoiro, próxima a Compostela.
Como presunto autor fue detenido Manuel Fernández Castiñeiras, que había trabajado durante 25 años como electricista en labores de mantenimiento de la catedral y en cuyo poder fueron encontrados otros valiosos libros de la época y objetos sustraídos, así como 1.200.000 euros.
También fueron detenidos su mujer, que permanece arrestada, su hijo y la novia de éste, que fueron ahora puestos en libertad, aunque las fuentes no concretaron por el momento en qué condiciones.
El electricista tenía llaves de las estancias
El electricista detenido solía llevar bombones al templo y tenía llaves de las estancias de la catedral donde se custodian las reliquias, han informado a Efe fuentes próximas al caso.
Este exempleado, que prestó sus servicios como autónomo durante 25 años en el templo, "andaba por aquí como por su casa, merodeaba por todos lados, con los que tenía confianza", han indicado, pero "de que había hecho copias de las llaves nos enteramos muy tarde", han precisado.
Fernández Castiñeiras "se llevó piezas" incluso después de la sustracción del valioso manuscrito, y llegó a amenazar al deán, José María Díaz, con el que mantenía discrepancias, de que "iba a arruinarle la vida".