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El presidente egipcio acatará la decisión judicial de disolver el Parlamento

  • El presidente islamista restableció por decreto las sesiones del Parlamento
  • El Constitucional ha anulado la orden de Mursi
  • El poder judicial, como el pueblo egipcio, se encuentra dividido

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El Tribunal Constitucional egipcio cierra de nuevo el parlamento

La Presidencia egipcia ha asegurado este miércoles en un comunicado que acatará la decisión del Tribunal Constitucional Supremo de disolver la Cámara baja del Parlamento porque Egipto es "un Estado de derecho".

La nota expresa el respeto de la Presidencia a la institución judicial y a los fallos de la Justicia egipcia, así como "su interés en impedir cualquier choque entre los poderes del Estado".

"Si el fallo del Constitucional evita que la Asamblea Popular (Cámara baja) desempeñe sus funciones, lo respetaremos, porque somos un Estado que respeta la soberanía de la ley y de sus instituciones", agrega.

La presidencia ha apuntado que consultará, no obstante, con las fuerzas políticas, las instituciones y el órgano judicial para trazar "el mejor camino para salir de esta situación, superar juntos esta etapa y tratar todas las causas pendientes".

Además, ha señalado que el decreto de Morsi "respetaba los fallos de la Justicia y la sentencia del Tribunal Constitucional" y pretendía buscar "el momento adecuado" para cumplir con ellos.

 

El pasado 14 de junio, el Constitucional anuló los comicios legislativos por irregularidades, ya que representantes de partidos políticos habían concurrido como independientes, para quienes la ley electoral reservaba un tercio de los escaños de la cámara.

Ante el citado dictamen, la Junta Militar que gobernaba entonces el país ordenó un día después la disolución del Parlamento y retuvo en sus manos el poder legislativo hasta que se constituyera una nueva Asamblea Popular.

Tras el decreto presidencial de Morsi, la Cámara baja reanudó el martes sus reuniones,  aunque a los doce minutos su presidente, el islamista Saad Katatni, aplazó la sesión parlamentaria sin fijar una nueva fecha y optó por trasladar el caso al Tribunal de Casación, ante las dudas sobre la aplicación del fallo del Constitucional.

Pulso entre el Ejército y los Hermanos Musulmanes

Para la Hermandad se trata de una lucha desigual, según ha manifestado  un alto mando de la organizació, Mahmoud Ghozlan, quien ha acusado al ejército de utilizar el Tribunal Constitucional contra el primer líder elegido libremente del país. "Es parte de una lucha de poder entre el consejo militar y el presidente que representa al pueblo y en la que el consejo militar está usando la ley y el poder judicial para imponer su voluntad", ha manifestado, según Reuters.

Después de haber tenido que entregar el poder ejecutivo al islamista Morsi, el ejército tiene menos herramientas para defender sus privilegios y su estatus. Pero muchos diplomáticos occidentales todavía confían en un poder judicial donde no queda un rayo de sentimiento anti-islamista. Sin embargo, el poder judicial de Egipto está dividido. Pese a que jueces de El Cairo y Alejandría han pedido a Mursi que acepte el fallo del Constitucional argumentando que, de no hacerlo, violaría los principio básicos de la legislación egipcia, otros han respaldado la decisión del presidente.

Es el caso del subjefe del tribunal de apelaciones de Egipto, Ahmed Mekki, quien ya ha salido en diferentes medios de comunicación egipcios defendiendo que la decisión de Mursi tiene argumento legal. Los Hermanos Musulmanes han argumentado que el presidente no estaba desafiando la decisión judicial que declaró nulo el Parlamento, pero cree la Cámara Baja debe funcionar hasta que se lleven a cabo las elecciones, una vez se haya redactado la nueva Constitución.

"Cada uno está tratando de usar la ley para consolidar su posición, pero la verdadera confrontación es político", ha dicho a Reuters el analista político Hassan Nafaa. Mientras, la Hermandad también se enfrenta a una nación dividida. El grupo ha enfurecido a muchos liberales y otras  fuerzas políticas rivales, que ven lo sucedido como una toma del poder por parte de las fuerzas islamistas.

Críticas desde la izquierda

El candidato de izquierda, Sabahy Hamdeen, que quedó tercero en las elecciones presidenciales, había instado a Morsi de respetar la sentencia del Tribunal Constitucional para ayudar al país a "salir de la crisis actual a la que enfrenta". Sin embargo, también hizo un llamamiento al ejército para que ceda las facultades legislativas a un órgano independiente.

En cualquier caso, aunque muchos se sorprendieron por la rapidez con la que Morsi desafió a los militares, muchos temen que los islamistas inicien una larga guerra de desgaste para hacer retroceder al ejército.