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'Blackie Books', el primer cuaderno de actividades para adultos

  • Es obra de Daniel López Valle y Cristóbal Fortúnez
  • "Hacen falta 100 horas para acabarlo", aseguran

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Pasatiempo del 'Cuaderno Blackie books', de Daniel López Valle y Cristóbal Fortúnez
Pasatiempo del 'Cuaderno Blackie books', de Daniel López Valle y Cristóbal Fortúnez

¿Quién no conoce los ya tradicionales cuadernillos para repasar y refrescar lo aprendido durante el curso? Conocieron su máximo esplendor durante los 80, y se siguen publicando hoy, pero siempre se quedaban a medio terminar, porque no todos los ejercicios resultaban igual de entretenidos o interesantes.

Esa situación ha cambiado gracias al talento del Comité Blackie Books, que acaba de publicar el espléndido Cuaderno Blackie Books para adultos, que hará las delicias de quienes éramos niños hace unos añitos; con una cantidad ingente de actividades, ejercicios, pasatiempos y curiosidades, sobre temas variopintos y con distintos niveles de dificultad, divididos en los siguientes apartados: música, cine, corazón, deporte, ciencia, nostalgia, literatura y España (con su crisis, por supuesto).

Hemos hablado con sus creadores Daniel López Valle (autor de los textos) y Cristóbal Fortúnez (encargado de las ilustraciones), aunque hay más colaboradores involucrados en este proyecto, y nos han dado muchos detalles sobre esta original propuesta.

Se quedan con la diversión

Daniel nos ha contado qué es el Cuaderno Blackie Books: “Consiste en adaptar el concepto de los cuadernos de actividades, juegos y aprendizaje para el público infantil y juvenil, pero destinado a un público adulto, de ventipico a cuarenta y pico, porque muchos de los ejercicios y actividades están referenciados sobre una cultura común que básicamente todos tenemos; y que consiste en ver la tele, leer los mismos libros, ver las mismas películas…"

"Entonces si esa es la cultura que más o menos compartimos generacionalmente muchas personas, el cuaderno lo que hace es trabajar sobre eso, crear actividades y crear cierto aprendizaje sobre esa base. Pero quitándole la parte traumática y difícil de los cuadernos de cuando éramos pequeños, que básicamente eran una tortura. LLegaba el final del verano, tenías que hacerlo por obligación, al final no acababas aprendiendo nada porque lo hacías todo rápido y a mala leche, sólo por llenar las páginas…"

"Y nuestro Cuaderno -continúa Daniel- es todo lo contrario: nadie te está examinando, nadie te va a juzgar por lo mucho o poco que sepas, está hecho para que te rías, para que disfrutes y para que aprendas datos que a lo mejor no te llevan a ninguna parte pero por lo menos seguro que te resultan curiosos, te harán gracia y te apañen una tarde con los amigos e incluso que impresiones a una chica, o a un chico, o a tus padres… ¡Y luego están las ilustraciones de Cristóbal, que en sí mismas ya justifican la compra del cuaderno, porque son maravillosas!”

Un dibujante excepcional

Cristóbal domina varios registros y estilos de dibujo, como se puede comprobar en su blog, y para este trabajo ha seguido ciertas pautas: “La cosa era encontrar un equilibrio entre algo que resultara en ciertos momentos gracioso, porque estamos intentando hacer algo que sea ameno, divertido y que no sea demasiado didáctico, pero al mismo tiempo sin resultar un chiste, buscando el equilibrio según fuera el ejercicio o el tema que estuviéramos tratando, hay que darle el punto necesario para quitarle seriedad, pero tampoco quitársela completamente porque no deja de ser un cuaderno en el que, de alguna manera, estás aprendiendo cosas todo el rato aunque te lo estés pasando bien…”

Al preguntarle si el “Cuaderno” está pensado para emborronarlo con lápiz o boli, y dibujar y pintar en sus páginas, Cristóbal comenta: “Mi teoría es que sí. Pero bueno, hay gente que dice que le da mucha rabia pintar por encima y todo eso… a mí me encanta. En los cuadernos de verano que tenía cuando era chaval, que los odiaba a más no poder, me dedicaba a pintarlos por encima y no hacer ninguno de los ejercicios que tenía que hacer (…) Yo creo que está pensado este cuaderno también para que puedas escribir encima, y puedas hacer ese tipo de cosas que te lo pasas bien y al mismo tiempo estás dejando tu impronta”.

Daniel añade: “De hecho, hemos encontrado algún caso de gente que se ha comprado dos cuadernos, uno para pintarrajearlo y otro para no tocarlo”.

"No todo lo que recordamos es bueno"

Al mirar la cantidad de contenido que se incluye en sus noventa y cuatro páginas podemos afirmar que un libro como este no se prepara de la noche a la mañana, esto requiere un tiempo, Daniel nos lo explica: “Se prepara a razón de diez o doce horas diarias, durante cinco meses sin parar, en los que ni Cristóbal ni yo prácticamente hemos salido de casa. Y tirando de todo lo que tengas a tu alcance. En mi caso vivía cerca de la biblioteca pública Andreu Nin de Barcelona, y de la Biblioteca de Cataluña, y cada vez que tenía alguna duda o no sabía dónde buscar algo, acabas tirando de lo de siempre. Google e Internet están muy bien, pero en cuanto empiezas a ver repetidas demasiadas cosas que sabes que son falsas, ya llega un momento en el que dejas de fiarte. Pero la mayoría de cosas estaban en nuestra cabeza…”

Había días en los que Cristóbal no había podido contactar con Daniel, y cuando llegaba con los ejercicios de cada tema terminados, alucinaba con la cantidad de datos que había en los test y sopas de letras, “porque cualquier pequeño ejercicio tenía mil datos” comenta Cristóbal, “¿dónde busca? ¿Cómo lo hace? No lo sé…”

De entre todos los temas que aparecen, han disfrutado especialmente elaborando la sección de “Nostalgia”, que por otra parte, impregna en cierto modo la totalidad del libro. Y es una de las secciones que más acogida está teniendo. -“Al fin y al cabo te remites a una cultura compartida (…) No todo el mundo se ha leído el Ulises de Joyce, pero todo el mundo sabe quiénes son los Backstreet Boys, o lo que es un chándal de táctel, aunque odies a los Backstreet Boys y la ropa que llevabas cuando eras pequeño. La nostalgia no quiere decir que todo lo que recuerdes sea bueno, simplemente es tu pasado…”

El pasatiempo más insólito

Daniel también nos ha contado cuál ha sido el pasatiempo más insólito que ha planteado: “La sopa de letras de libros que no existen fue el momento en que encontré la línea o el estilo por el que tenía que ir el Cuaderno. Fue uno de los primeros ejercicios que creamos, y combinaba dos cosas dificilísimas como era hacer una sopa de letras, yo no había hecho sopas de letras en mi vida, no las había diseñado jamás, tuve que aprender a hacerlo; con algo que forma parte de la literatura pero que en realidad no es así, son libros dentro de libros, como la autobiografía de Homer Simpson, el libro de fotografías que publica Peter Parker sobre Spiderman, los libros que edita el alter ego de Agatha Christie, que es Miss Marple, o el Necronomicón, un libro publicitado por Lovecraft, que mucha gente cree que existe, y no existe. Ahí encontramos la manera de combinar la curiosidad y el dato ameno y divertido, con el propio hecho de hacer la sopa de letras. Ahí fue cuando tenía claro el tono y la línea que tenía que seguir todo”.

Al final de cada sección hay una historia extraordinaria en la que se cuenta la vida de alguien relacionado con cada apartado, y una de las primeras que prepararon fue la de Jasper Maskelyne, un mago que luchó contra Hitler en el frente de África, aquí Daniel se rinde ante el trabajo de Cristóbal: “Es una ilustración buenísima. Sale el propio Maskelyne con traje de gala elevando a Hitler desde el suelo haciéndole un truco de magia. Condensa muy bien en una sola imagen lo que es el espíritu del texto, aunque te leas sólo el título o el subtítulo y veas la ilustración, ya sabes lo que te van a contar, además es un reclamo buenísimo. Por eso decía que los dibujos en sí mismos justifican el hecho de tener el Cuaderno”. Y ciertamente, éste es uno de los casos en los que queda clara la versatilidad de Cristóbal Fortúnez".

100 horas para completar el cuaderno

A través de las distintas vías de contacto con el Comité Blackie Books, con Daniel y Cristóbal, a través de correo electrónico o en redes sociales, los lectores ya van enviando fotografías y contando el progreso con las actividades propuestas, aunque de momento nadie afirma haberlo terminado. “Tendría que ser una persona sin vida social para poder acabarlo, (…) hemos hecho una estimación de horas en torno a 100, sin parar, y contestándolo todo perfectamente…” “Sale más barato comprarlo que no comprarlo, encender la tele sale más caro y gasta más electricidad que comprarte el libro…” puntualiza Cristóbal.

Además, tienen una buena cantidad de material que no ha cabido en este volumen, involuntariamente se han dejado muchas cosas en el tintero, así que si la cosa marcha bien, podríamos ver un segundo cuaderno en el futuro.

Y que nadie desespere si ciertas actividades resultan muy difíciles, al final del libro están todas las respuestas… ¡Pero no vale mirar!