¿Por qué duele tanto la picadura de una medusa?
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Un estimulante y placentero baño en las aguas del mar puede ser abruptamente interrumpido por el latigazo de un tentáculo de medusa. Entonces, un escozor nos obliga a salir del agua con urgencia para detenerlo.
A veces la molestia progresa y puede llegar a producir calambres, mareos, vómitos, náuseas, dolor de cabeza, fiebre e incluso pequeñas hemorragias.
Las medusas se caracterizan precisamente por sus picaduras. Pertenecen al grupo zoológico de los cnidarios. 'Cnida' significa, en latín, urticante. Su arma irritante son millones de células con forma de bolsita que tienen un filamento lleno de púas enrollado en su interior.
Estas células están situadas en los tentáculos, que pueden alcanzar los cinco metros de longitud. Las medusas utilizan los tentáculos para defenderse y sobre todo para cazar.
Las medusas comen zooplancton y algún que otro pequeño pez. No son cazadoras activas, sino que extienden sus tentáculos a modo de red y esperan a que las presas caigan.
Las células urticantes tienen unos ‘pelitos’ sensibles en la superficie. Cuando son aplastados, la célula dispara automáticamente el filamento de púas que hay enrollado en su interior y atraviesa la piel de la víctima, la anestesia inoculándole el veneno y a la vez la retienen. Tras ello, la medusa se acerca los tentáculos a la boca y se come la presa.
“Las células que provocan la irritación se dispersan por contacto y cambios de temperatura“
A veces, los tentáculos entran en contacto con un humano que esté nadando y le pican sin pretenderlo, según explica a RTVE.es Josep María Gili, biólogo experto en medusas del Instituto de Ciencias del Mar.
Además de por contacto, estas células también se disparan por cambios de temperatura. Como nosotros estamos generalmente más calientes que el agua en el que nadamos las células urticantes de las medusas se disparan en nuestra presencia.
Las púas también se disparan por osmosis. En este caso lo que activa la célula urticante es la diferencia en la concentración de las sales disueltas en agua presentes en el interior de las células y en el exterior.
Lavar la herida con agua salada
Si el tentáculo lleno de agua salada entra en contacto con agua dulce, las células abrirán sus compuertas, entrará agua en su interior hasta hacerlas estallar.
Por eso no se deben lavar con agua dulce las picaduras de medusa. Suelen quedar restos de células urticantes sin estallar en la herida. Si la lavamos con agua dulce el gancho se dispara, nos atraviesan la piel e inoculan más veneno. Para evitarlo, lo adecuado es lavar la herida con agua salada.
Una forma de inactivar la células pegadas a nuestra herida es usando vinagre. Este ácido hace estallar la célula que desparrama el veneno sin inocularlo ya que no provoca el lanzamiento del gancho, necesario para que el veneno atraviese nuestra piel.
No todas las medusas tienen el mismo veneno. Según la especie tienen una combinación de sustancias químicas que hacen al veneno más o menos potente.
Pero todas basan su efecto urticante en un mismo tipo de compuesto químico, las citolisinas, proteínas solubles en agua dulce que actúan sobre la membrana de las células hasta romperlas.
Cómo actuar ante una picadura de medusa
- Aplicar cuanto antes frío sobre la zona con una bolsa de hielo (nunca directamente sobre la piel a no ser que sea agua marina). El frío alivia el dolor y degrada el veneno.
- Eliminar con mucho cuidado los restos de tejido de medusa e intentar identificar la especie.
- Acuda a la caseta de socorro más cercana, donde podrán identificar el tipo de medusa para aplicar el tratamiento más adecuado.
- No frotar la zona afectada, ni con arena ni con la toalla.
- Nunca utilizar agua dulce para limpiar la zona afectada, siempre con agua salada y vinagre.
- Si el estado de la víctima empeora a pesar de haber aplicado hielo y comienza a sufrir alteraciones respiratorias, cardiacas o convulsiones, hay que desplazar urgentemente a la víctima al hospital más cercano.
- Para evitar que la herida se infecte, es aconsejable aplicar un antiséptico, como una solución yodada, tres o cuatro veces al día y limpiar la herida una vez al día durante una semana hasta su cicatrización.
La sensibilidad al veneno aumenta con el número de picaduras, por eso las personas que las han sufrido más de una vez pueden presentar una reacción más severa.
La más venenosa del mundo
La medusa caja (Chironex fleckeri) es la más venenosa del mundo. Vive en aguas australianas y del sudeste asiático, donde se han registrado más muertes por picadura de medusa que por ataque de tiburón.
En el Mediterráneo habitan unas 300 especies de medusas de las 4000 que se conocen, ninguna con veneno letal. Las especies más comunes son la Pelagia noctiluca -muy transparente y difícil de ver-, la Chrysaora hysoscella, la Rhizostoma pulmo y la Cotylorhyza tuberculata -apodada medusa huevo frito.