Noruega homenajeará a las víctimas en el primer aniversario de la matanza de Utoya
- Se celebrarán numerosos actos este domingo
- El veredicto para Breivik se dictará el 24 de agosto
- Parte de la sociedad exige mayor control sobre la extrema derecha
Noruega homenajerá este domingo a las 77 víctimas que en el doble atentado cometido por Anders Behring Breivik, la mayor masacre sufrida por el país nórdico desde la Segunda Guerra Mundial y de la que ahora se cumple el primer aniversario. Un homenaje que el país pretende convertir en una reafirmación de sus valores democráticos y de multiculturalidad, aquellos que tanto denostaba el autor de los atentados.
El 22 de julio de 2011, Breivik, un militante de la extrema derecha, detonó un coche bomba enfrente de los edificios del Gobierno noruego en el centro de Oslo. Este primer atentado provocó 8 víctimas mortales.
Poco después se trasladó hasta la isla de Utoya donde se celebraba un campamento de las juventudes socialdemócratas. A sangre fría y vestido como un policía disparó contra los asistentes. En el tiroteo fallecieron 69 personas, la gran mayoría adolescentes de entre 14 y 18 años.
Un año después y a la espera de la sentencia para Breivik, que se hará pública este 24 de agosto, Noruega ha preparado diferentes actos conmemorativos para homenajear a las víctimas.
A lo largo de todo el país se oficiarán ceremonias religiosas, se colocarán coronas de flores en los lugares donde se produjeron los atentados y se celebrará un concierto cerca del Ayuntamiento de Oslo.
El primer ministro, Jens Stoltenrberg, asistirá junto con la familia real noruega al servicio religioso de la Catedral de Oslo, y dará un discurso a las juventudes del partido Laborista en la isla de Utoya.
Noruega un año después
Stoltenberg calificó los atentados como “la peor tragedia desde la II Guerra Mundial”. Sin embargo, reiteró que la respuesta de Noruega a ese baño de sangre sería “más democracia, apertura y humanidad”.
En efecto, pocas cosas han cambiado en el país escandinavo, que casi no ha incrementado su seguridad, exceptuando una mayor protección para los altos cargos políticos.
Se han propuesto algunas correcciones en leyes puntuales, como la de subir las compensaciones económicas a las víctimas o la proposición de que el ejercito pueda intervenir con algunos efectivos en la seguridad civil en caso de emergencia grave, algo de lo que hasta ahora se encargaba exclusivamente la policía.
Actuación policial
La actuación policial tras los atentados recibió numerosas críticas por no haber reaccionado con mayor rapidez. Incluso se acusó de que la falta de presupuesto impidió que el helicóptero de la policía llegara la isla de Utoya antes.
Todo ello llevó a la dimisión del ministro de Justicia Knut Storberget tres meses y medio después de los atentados. Aunque tanto él como el primer ministro manifestaron que la decisión no tenía nada que ver con los sucesos del 22 de julio.
La Comisión del 22 de julio, creada para dilucidar si la respuesta de actuación tras los atentados fue correcta, presentará sus conclusiones el 13 de agosto. Esta comisión independiente fue encargada por el Gobierno noruego y se diseñó para aprender de los posibles errores y evitarlos en un futuro.
La extrema derecha y la libertad de expresión
Pese a que Noruega es un país profundamente democrático, los atentados han provocado que se abra un debate en el seno de su sociedad.
Según ha podido constatar AFP, algunos ciudadanos noruegos consideran que se debería mantener una mayor vigilancia sobre los grupos de extrema derecha para prevenir futuros ataques. Además, opinan que no se les debería permitir expresar sus opiniones tan libremente.
Otros sin embargo, consideran que todas las opiniones deben ser permitidas por extremas que sean. Bjørn Ihler, uno de los supervivientes de la masacre comenta que la falta de libertad de expresión solo llevaría a la creación de grupos ocultos. “Las personas que estén en contra de la inmigración deben ser libres para decirlo sin que se les asocie con lo sucedido el 22 de julio”, ha dicho a la agencia AFP.
Esperando veredicto
Mientras tanto Breivik espera su veredicto que se dictará el 24 de agosto. El juicio duró diez semanas y fue muy intenso para las víctimas de los ataques que abandonaron la sala cuando el acusado justificó sus acciones.
Durante el juicio, Breivik se negó a declararse culpable y evocó el "principio de necesidad" al acusar a los jovenes activistas del partido laborista de traidores a la nación.
En sus observaciones finales al tribunal, afirmó que "el 22 de julio los ataques fueron ataques preventivos en la defensa de mi grupo étnico" y que, por tanto, no podía reconocer su culpa. "Yo estaba actuando en nombre de mi pueblo, mi religión y mi país. Por lo tanto, exijo ser absuelto", sentenció ante el tribunal.
Con Breivik reconociendo la autoría de los hechos, lo que juzga la Corte de Oslo es si el acusado debe ser considerado penalmente responsable y condenado a prisión durante 21 años, como pide su defensa, o declararle enfermo mental y mandarle a un centro psiquiátrico.