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Llega el momento de la verdad para Curiosity

  • Parte de la maniobra de llegada a Marte es totalmente nueva
  • Un 60% de las misiones enviadas al planeta rojo han fracasado
  • Tiene que ejecutarse bajo el control autónomo del ordenador de a bordo

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El Curiosity proximo al aterrizaje en la superficie de Marte

Tras algo más de meses de viaje en los que ha recorrido unos 560 millones de kilómetros, el Mars Science Laboratory de la NASA, más conocido como Curiosity, se enfrenta mañana a uno de los momentos cruciales de su misión, su llegada a Marte, cuya confirmación está prevista para las 7:31.

En siete minutos tendrá que pasar de desplazarse a 21.240 kilómetros por hora a estar posado, idealmente en una sola pieza, sobre la superficie de Marte, en concreto en el interior del cráter Gale.

Y dado que por la distancia a la que se encuentran Marte y la Tierra las señales de radio tardan 14 minutos en llegar de un planeta a otro, Curiosity tendrá que realizar toda esta maniobra de forma autónoma.

Cualquier intervención desde el control de la misión tardaría 28 minutos entre que se recibiera alguna señal de la sonda que requiriera alguna intervención y que esta pudiera recibir la pertinente orden, y eso sin tener en cuenta el tiempo necesario para decidir qué orden dar.

Para ello Curiosity lleva un potente ordenador a bordo, al menos potente según los estándares de la investigación espacial, ya que en realidad sólo tiene 256 MB de RAM, 2 GB de memoria flash y 256 KB de memoria EEPROM que, mediante 500.000 líneas de código y diversos sensores de a bordo controlará todo el proceso, aunque hay otro ordenador gemelo listo para hacerse con el control de todo si hubiera algún problema con el primero.

De hecho el ordenador lleva al mando de todo desde el pasado día 1, aunque por ahora aún habría tiempo de intervenir de ser necesario.

Llegada a Marte

El primer paso es utilizar la atmósfera de Marte para frenar al tiempo que Curiosity intenta sobrevivir a ella. Esta es 100 veces más tenue que la terrestre, pero aún así Curiosity se desintegraría en ella de no llevar el mayor escudo térmico de toda la carrera espacial, más grande aún que el de las cápsulas Apolo en las que los astronautas fueron a la Luna.

La atmósfera marciana es 100 veces más tenue que la terrestre

Durante la fase inicial de la entrada en la atmósfera marciana varias maniobras en forma de S, similares a las que realizaban los transbordadores espaciales, le permitirán afinar su trayectoria, algo que se intenta por primera vez en Marte, para intentar acertar en la elipse de 7 por 20 kilómetros que es su objetivo.

También frenará hasta una velocidad de unos 1.600 kilómetros por hora, momento en el que se desplegará el paracaídas, pues la atmósfera de Marte no es lo suficientemente densa para acabar de hacer el trabajo de frenado.

Con casi 20 metros de diámetro es el paracaídas supersónico más grande que se haya construido, y tendrá que soportar una fuerza de arrastre de unos 29.500 kilogramos aunque el paracaídas propiamente dicho sólo pesa unos 50 kilogramos.

Una vez hecho esto, hay que librarse del escudo térmico para que el radar y el resto de los instrumentos de a bordo puedan 'ver' el suelo para seguir con el resto de la secuencia de aterrizaje.

Pero el paracaídas tampoco es suficiente, por lo que a una velocidad de unos 320 kilómetros por hora Curiosity de desprenderá de él y activará sus cohetes.  Claro que lo primero que hay que hacer en ese momento es apartarse del paracaídas para evitar chocar con él, así que Curiosity se desplazará hacia un lado, utilizando los motores para ir acabando de dirigirlo hacia su punto de aterrizaje y de eliminar su velocidad horizontal y dejar la vertical en sólo 2,7 kilómetros por hora.

Una grúa en Marte

A veinte metros de altura, y para evitar levantar una enorme polvareda que cubra a Curiosity, la plataforma que contiene los cohetes lo bajará utilizando la llamada Sky Crane, la Grúa del Cielo, o lo que es lo mismo, tres cables de nylon que lo dejarán con toda suavidad en la superficie.

Si todo sale bien en los 'siete minutos de terror', la NASA habrá colocado el rover más grande jamás construido en Marte

Una vez comprobado el contacto de las ruedas de Curiosity con el suelo la etapa de descenso volverá a dar potencia a sus motores por última vez para alejarse de Curiosity e ir a estrellarse sobre la superficie de Marte a una distancia segura de este.

Si todo ha ido bien durante estos siete minutos de terror, como los ha bautizado la NASA, habremos colocado sobre la superficie de Marte el rover más grande jamás construido, que con una carga útil de 75 kilogramos en instrumentos científicos deja en ridículos los 5 kilogramos de Spirit y Opportunity, sus predecesores.

Su objetivo es recorrer el interior del cráter Gale durante al menos un año marciano, 687 días, estudiando el clima y la meteorología marcianos, recoger datos para una hipotética futura misión tripulada, y ver si en el pasado Marte fue habitable.

Lo más curioso de la maniobra de entrada es que debido a su duración y al retardo de las señales, cuando en la Tierra se reciba la confirmación de que Curiosity ha entrado en la atmósfera marciana en realidad todo habrá acabado siete minutos antes.

Como es costumbre, se podrá seguir a través de NASA TV o mediante la cuenta de Twitter de la propia sonda, @MarsCuriosity.