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Mitt Romney emula a Sarkozy: EE.UU. no será como España

  • El virtual aspirante republicano ataca a los países periféricos del euro
  • Compara a Grecia, España e Italia con la endeudada California

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El virtual candidato republicano, Mitt Romney, en Nueva Jersey.
El virtual candidato republicano, Mitt Romney, en Nueva Jersey.

Hasta el momento, el virtual aspirante republicano a la Casa Blanca, Mitt Romneyno ha destacado precisamente por sus habilidades diplomáticas y, de nuevo, ha vuelto a sembrar la polémica al atacar la situación económica en España, Italia y Grecia.

"Los empresarios y hombres de negocios de todo el mundo y aquí en  casa piensan que en algún punto Estados Unidos se va a convertir en  Grecia,  o España o Italia, o en California", ha afirmado Romney en un acto de  campaña en Des Moines, Iowa.

"Solo estaba bromeando sobre esta última, en cierto modo", ha puntualizado ante las risas de la audiencia.

California, gobernada por el demócrata Jerry Brown, se encuentra en una  complicada situación fiscal que ha obligado a los legisladores estatales  a aprobar notables subidas de impuestos y el recorte en el gasto para  evitar la bancarrota. De ahí que el republicano comparara este estado norteamericano con Grecia, España o Italia, los tres eslabones más débiles de la zona euro.

España, arma arrojadiza en las elecciones galas

La intervención de Romney ha recordado a las duras palabras que una y otra vez el expresidente francés Nicolás Sarkozy dedicó a España y Grecia durante la pasada campaña electoral. El líder conservador utilizó la precaria situación económica de los países del sur de Europa para reinvidicar su gestión de la economía gala. "¿Quéreis que Francia sea como España?", le advertía a los franceses.

Romney, futuro rival de Barack Obama en las próximas elecciones presidenciales, no pierde la oportunidad de cargar contra las políticas económicas del  Partido Demócrata, al que acusa de fomentar el elevado endeudamiento  gubernamental mediante el alto gasto público y de desalentar la  inversión privada mediante la subida generalizada de impuestos.

Sin embargo, si la situación económica de EE.UU., lastrada por el alto paro, juega a favor de Romney para arrebatarle la Casa Blanca a Obama, la política exterior ya ha demostrado que no es su fuerte.

Gazapos en Londres y Jerusalén

En su última visita a Europa y Oriente Próximo ha protagonizado algunos de los momentos más embarazosos de toda su campaña. "Míster líder", llamó al jefe de los laboristas británicos,  Ed Miliband, al no recordar su nombre durante una rueda de prensa. Un olvido imperdonable y poco elegante, pero nada comparado con sus declaraciones sobre las sede de los Juegos Olímpicos 2012.

En una entrevista para la televisión de Estados Unidos, Romney dijo que  no veía a Londres preparada para organizar los Juegos Olímpicos, 24 horas antes de celebrarse la ceremonia de inaugruación. "Hay unas cuantas cosas  que desconciertan, no hay suficientes efectivos de seguridad, y una  posible huelga de oficiales de inmigración no son razones para  animarse", afirmó el aspirante republicano.

Y, por si esto fuera poco, tras abandonar Londres su visita a Tierra Santa tampoco pasó desapercibida. El multimillonarió mormón se atrevió a presentar a Jerusalén como "la capital de Israel" en un discurso pronunciado al visitar esa ciudad.

"Estoy muy emocionado de estar en Jerusalén, la capital de Israel", afirmó Romney al hablar ante la Fundación Jerusalén en presencia del alcalde israelí de la ciudad, Nir Barkat.

Tras estas palabras, el propio Obama tuvo que dar explicaciones para defender que EE.UU. no ha variado su postura sobre el estatus de Jerusalén, a la que Washington no reconoce oficialmente como capital de Israel. Su embajada, como prácticamente todas las de los países representados en Israel, se encuentra en Tel Aviv.