La cobertura de Al Jazeera en Siria pasa factura a la credibilidad de la cadena
- Como en en Libia, la cobertura en Siria crea polémica en el mundo árabe
- Fue fundada por el Emir de Catar y su financiación depende de él
“Al Jazeera ha ejercido el liderazgo en el cambio de mentalidad árabe”, comentaba la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, en marzo de 2011, cuando comenzaban las revueltas que han dado un giro a las estructuras políticas de Oriente Medio. Sin embargo, más de un año y medio después, las revueltas pueden haber pasado factura al gigante mediático catarí. Para algunos analistas la cadena ha perdido parte de su prestigio entre su público debido fundamentalmente a sus posiciones en algunos países.
“Era efectivamente, con millones de telespectadores, la cadena de televisión más vista en el mundo árabe, pero creo que esta abrumadora audiencia ha descendido y que empieza a cuestionarse su línea informativa y, sobre todo, sus objetivos”, comenta la periodista del programa En Portada de TVE e investigadora sobre los medios de comunicación árabes, Esther Vázquez, a RTVE.es.
Y es que, según muchos, el papel de Al Jazeera en el proceso de las revueltas ha sido determinante. “La cadena no ha provocado estos incidentes, pero sería casi imposible que hubieran ocurrido sin Al Jazeera”, añade el profesor de la Universidad estadounidense George Washington, Marc Lynch, en un reportaje de la revista Época.
“Desde el comienzo de las revueltas, se impuso como el principal medio a la hora de informar sobre los acontecimientos, y también desde el comienzo se implicó en ellos”, añade Esther Vázquez.
Una cadena árabe para los árabes
Nacida en 1996 de la misma mano del Emir de Catar, Hamad al Thani, Al Jazeera surgió como la cadena árabe para los árabes, respaldada por el poder económico de los petrodólares. Aquella fue una iniciativa más de la nueva línea de política exterior emprendida por el emirato de Catar y cuyo objetivo era adquirir mayor influencia en la región y en el mundo.
“Su línea editorial sigue al dedillo las directrices del emir de Catar y es un espejo de su política exterior” comenta la periodista.
A partir de la segunda mitad de los 90, Al Jazeera se convirtió con rapidez en una referencia informativa para el mundo árabe. Actualmente cuenta con 65 corresponsalías y una plantilla de aproximadamente 3.000 personas y su señal llega a 220 millones de hogares en más de 100 países.
“Al Jazeera empezó con un modelo de periodismo audaz y objetivo que llegó a cautivar a la audiencia árabe”, comenta Vázquez. La guerra de Irak y la de Afganistán supuso la consolidación de la cadena especialmente en al mundo árabe, que buscaba una información orientada a su cultura que no fuera la ofrecida por medios occidentales como la CNN o la británica BBC.
Sin embargo, la cadena no estuvo exenta de polémica, ya que Al Jazeera fue la cadena que eligió Bin Laden y Al Qaeda para transmitir sus mensajes, lo que le supuso fuertes críticas desde occidente. Una visión que, para algunos expertos, ha cambiado con las revueltas.
“Mientras que Al Jazeera durante la Guerra de Irak y la de Afganistán era el gran enemigo que hablaba mal de nosotros, ahora se ha convertido en el aliado. Hay un giro del que habría que preguntarse el porqué", dice Esther Vázquez.
Tras Túnez y Egipto, la guerra de Libia
Cuando se quemó Mohammed Bouazizi, el joven vendedor tunecino cuya inmolación hizo estallar la llamada 'revolución de los jazmines' que supuso la caída del dictador Ben Alí, pocos pensaban que el fenómeno se iba a extender.
El corresponsal de Al Jazeera, Lufti Haj, “fue el primero en adelantar a la cadena catarí las primeras informaciones sobre la llamada revolución de la dignidad y los sucesos que se iban produciendo en un momento de caos”, comenta Esther Vázquez.
Algo parecido ocurrió con el despliegue de la cadena durante las manifestaciones en la Plaza Tahrir de manifestaciones en la Plaza TahrirEgipto. Taisir Alouny, director de la corresponsalía de la cadena en Madrid, consideraba en una entrevista en 2011 para el diario El Mundo que el éxito de la cadena durante esas revueltas era una consagración para la credibilidad. “Siempre hemos cubierto lo que acontece en el mundo de la misma manera; antes, nadie en Occidente se daba cuenta de nuestra profesionalidad”, comentaba Alouny.
Sin embargo, algo cambió la revolución libia. “Sin duda la cobertura más polémica fue Libia, a partir de ese momento, muchos telespectadores, algunos fieles seguidores de la cadena, empiezan a cuestionarse la objetividad de este medio. En Libia el incondicional apoyo de la cadena a los rebeldes y dar informaciones que posteriormente fueron cuestionadas implican un deterioro del éxito que la cadena había alcanzado en Túnez o Egipto”, comenta la periodista.
Otra de las coberturas polémicas ha sido la de Bahrein, un país socio de Arabia Saudí, de mayoría chií pero gobernado por una monarquía absolutista suní, y al que Riad envió carros de combate para reprimir las revueltas. “La escasa información dada por esta cadena de las manifestaciones y la represión de las mismas en este país del golfo, chocó frente al gran despliegue y cobertura informativa que la cadena catarí había dado de otros países”, apunta la experta.
Siria y la batalla de la propaganda
Pero, quizá, la cobertura más polémica de Al Jazeera, pero también de la cadena de origen de Emiratos Árabes Unidos Al Arabiya, es la que se realiza en Siria. No en vano, el régimen de Bachar Al Asad cuenta en la región con dos grandes enemigos declarados, Arabia Saudí y Catar, y para muchos analistas, estas dos cadenas, al igual que los medios oficiales del régimen, se han convertido en una arma más de la guerra.
“Cuando Al Arabiya y Al Jazeera hacer comentarios directos sobre los asuntos de Siria, tienden a disimular los defectos de los rebeldes y hacer hincapié en las líneas religiosas del conflicto” comenta el analista Sultan al Qassemi en un artículo de la revista Foreign Policy.
Un ejemplo de ello es el tratamiento que ambas cadenas dieron al clérigo salafista Adnan al-Arour, quien llegó a decir que a los alauíes de Siria habría que "picarlos en picadoras de carne y alimentar a los perros con su carne". Al Arour está considerado como uno de los clérigos sirios más extremistas y cercano a Al Qaeda, pero “mientras que Al Arabiya se refiere él como un "símbolo de la revolución", Al Jazeera lo presenta como "el mayor promotor de la resistencia no violenta contra el régimen sirio", añade Al Qassemi.
Pero esto no ha pasado inadvertido entre muchos telespectadores. “El número de telespectadores ha descendido desde la cobertura de Libia y recientemente con la de Siria. Han aumentado las críticas sobre su cobertura y los medios utilizados y se le empieza a criticar por su implicación; de relatar lo que ocurre a formar parte ella misma de la contienda”, comenta Esther Vázquez.
La cadena niega esos descensos en la audiencia, aunque tampoco ofrece datos actuales. Sin embargo, para algunos expertos, como Esther Vázquez, quizá al “Emir no le interese la cadena por los beneficios económicos sino por otros condicionantes como lo es el poder”.