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Góngora se despide de la Biblioteca Nacional para instalarse en Córdoba

  • 'Góngora, la estrella inextinguible' cierra sus puertas el 19 de agosto
  • Desde el 13 de septiembre podrá verse en Córdoba
  • 30.000 personas han visto la exposición en la Biblioteca Nacional

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Una imagen de la exposición inaugurada el 30 de mayo en la Biblioteca Nacional y que ahora viaja a Córdoba
Una imagen de la exposición inaugurada el 30 de mayo en la Biblioteca Nacional y que ahora viaja a Córdoba

La exposición Góngora: la estrella inextinguible. Magnitud estética y universo contemporáneo, organizada por Acción Cultural Española (AC/E) con la colaboración del Ayuntamiento y Universidad de Córdoba para clausurar el 450 aniversario del nacimiento del poeta cordobés, cerrará sus puertas el próximo 19 de agosto en la Biblioteca Nacional de España y se trasladará a Córdoba donde podrá verse a partir del 13 de septiembre, en la Sala Vimcorsa y Centro de Arte Pepe Espaliú del 13 de septiembre al 11 de noviembre.

Más de 30.000 personas han podido conocer mejor la figura del poeta cordobés y la influencia del universo gongorino en la literatura universal a través de cuadros, manuscritos, grabados, dibujos, cartas, esculturas, instrumentos musicales, tapices, partituras…

Y dos centenares de piezas como los tres volúmenes del Manuscrito Chacón, conservado en la BNE, que el propio Góngora supervisó y que está fechado en 1628; un año después de l muerte del poeta cordobés. O un retrato pintado por Velázquez en 1622.

Una muestra "accesible"

Entre los visitantes que han recorrido la Sala Recoletos de la BNE se encuentra Gabriel, un joven italiano estudiante de filología hispánica de vacaciones en Madrid. “Es muy accesible para todos los públicos –dice-, a pesar de que Góngora es un escritor complejo”.

Silvia González se muestra muy satisfecha con la muestra: “me parece muy interesante porque nos acerca al autor, ayuda a entender el universo de Góngora de una manera sencilla”, afirma. “Me ha gustado todo, pero especialmente la parte mitológica y los códices”.

Salvador es un madrileño que ha acudido a la BNE con el propósito concreto de visitar la exposición, pues está interesado en la figura del poeta. “He venido porque me avisó un amigo, soy amante de la cultura e intento ver regularmente exposiciones de este tipo”.

La muestra, organizada por AC/E con la colaboración de la BNE, el Ayuntamiento de Córdoba y la Universidad de Córdoba y comisariada por Joaquín Roses, profesor titular de Literatura Española e Hispanoamericana de la Universidad de Córdoba, se divide en cuatro bloques: En orbe de oro luminosa estrella: vida y contextos, “Aquel que tiene de escribir la llave”: el triunfo de Góngora en el siglo XVII, Motivos cotidianos, poemas estelares, mitos inagotable: sugerencias de la forma, la línea y el color, y La galaxia de Góngora en el siglo XX.

Cada uno de los cuales repasa diferentes aspectos de la vida y obra del autor, desde el siglo XVII al XX.

El deseo marcó sus pasos

El retrato del poeta que pintó Velazquez y que podemos ver en la muestra nos traslada una imagen sombría del escritor, que ya tenia más de 60 años, cuando fue inmortalizado, allá por 1622.

Sin embargo "no fue un hombre sombrío como tampoco lo fue su obra", afirma Joaquín Roses, profesor de Literatura Española e Hispanomericana, y uno de los mayores expertos en Góngora y el gongorismo."Era un ser humano vitalista y el placer movió sus pasos", concluye Roses.

La muestra también puede servir para conocer la biografía real de Góngora, dejando de lado ideas recibidas y consolidadas, a pesar se su alejamiento de la realidad. Es el caso del enfrentamiento con Quevedo. Este último era muy joven cuando Góngora estaba ya en la cima. "Ese pugilato es un síntoma más de cómo se perpetuan los errores en la historiografía literaria".

En cuanto a su perfil religioso, es importante recordar que tomo las ordenes menores, luego, las mayores y llevó a ser capellán de honor del rey Felipe III. Fue sin embargo un presbítero muy cercano a lo humano y terrenal.

En algunos de sus poemas se hace una verdadera "exaltación del amor y la mujer", como explica Roses, quien recuerda como en el romance "Guarda corderos, zagala", incita a una pastora a que alterne el amor de un hombre con el de otro. Ese vitalismo renacentista (y ese culto al placer) han quedado ocultos por "la imagen hosca y malhumorada", que en opinión de Roses, se ha dado de Góngora.

Un poeta de oído finísimo y especial sensiblidad para armonía (entre Garcilaso de la Vega y Rubén Darío, lo sitúa Roses) que representa una opción más atrevida que de los otras poetas del XVII. Por eso, su obra sobresalió notablemente en el siglo XX. El nuestro, quizás, aventura el profesor, "no lo atienda convenientemente" debido a la "banalización" y la "facilidad alienante " de nuestra sociedad.