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'Juegos para morir', una obra maestra del cómic negro y de Jacques Tardi

  • Ha permanecido inédita en España durante 20 años
  • Tardi adapta una novela del escritor Geo-Charles Veran

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Viñeta de 'Juegos para morir', de Geo-Charles Veran y Tardi
Viñeta de 'Juegos para morir', de Geo-Charles Veran y Tardi

20 años hemos esperado la publicación en español del cómic Juegos para morir (Norma Editorial), la adaptación que Jacques Tardi realizó de la novela de Geo-Charles Veran, galardonada con el Grand Prix de Littétature Policière, en 1950 (y que sería su única novela). Pero la espera ha merecido la pena, porque nos hayamos ante obra obra maestra de uno de los dibujantes que mejor adapta las novelas (sobre todo las negras), como demuestran sus trabajos en a la serie del detective Nestor Burma (Norma), creada por Léo Malet y ambientada en la Francia de posguerra, o El grito del pueblo (Norma), basada en la obra de Jean Vautrin, sobre el levantamiento popular en la época de la Comuna francesa.

También sus colaboraciones con Jean-Patrick Manchette en Balada de la costa oeste y Cuerpo a tierra (ambas publicadas por norma).

En esta ocasión se trata de la historia de unos chavales de un suburbio de un barrio pobre que no parecen tener otra opción que asesinar para escapar de su destino. Sin embargo, como en todas las novelas criminales, lo que parecía un golpe fácil acabará complicándose.

Una historia sobre los marginados

Tardi nos cuenta la historia de cuatro chavales, de edades entre 9 y 15 años, que asesinan a una anciana para robar sus joyas. Unos jóvenes que tienen su refugio, para olvidarse de sus tristes vidas, en una cabaña en mitad de un basurero. Son huérfanos o tienen graves problemas con sus padres, como el protagonista, Cat, el líder de la banda, que es hijo de un policía viudo y borrachín que debe investigar el crimen sin saber que su propio hijo es el asesino.

Un policía muy peligroso por su propia inutilidad, que le lleva a inventarse pruebas y a maltratar a los sospechosos, al igual que hace con su propio hijo, y que tiene serios problemas con el alcohol.

Una historia muy realista y pesimista, ya que no da ninguna opción a sus jóvenes protagonistas. Pero que está llena de giros inesperados, nuevos asesinatos, pistas falsas y revelaciones sorprendentes, como las grandes novelas del género negro. Aún así, lo más importante no es la trama policial, sino la transformación de la amistad de los chavales

Y es que, cuando consiguen el dinero ninguno parece dispuesto a compartirlo con el resto de la pandilla, por lo que las sospechas y los trucos sucios van destruyendo esa amistad. De forma que se destruye cualquier esperanza de salir del basurero en el que viven.

Un decorado desesperanzador

Los chavales están encerrados en un pequeño pueblo donde el tiempo parece haberse detenido y que no ofrece ninguna posibilidad de escape. Con sus típicos bares, su basurero, sus fábricas y la estación de tren, que parece ser la única forma de escapar de ese decorado miserable. Pero que acaba siendo justo lo contrario, cobrando una especial importancia en la historia.

Tardi no da respiro a los jóvenes, creando una atmósfera asfixiante de la que no hay ninguna posibilidad de escapar. Sus vidas acaban de empezar pero apenas tendrán oportunidad de disfrutar de ese mundo que quieren descubrir.

Un reparto coral de policías, prostitutas, traficantes, y personajes marginales, pasean por la pequeña localidad, en la que se destruyen todos los sueños, como el de la asesinada, que guardaba sus joyas para un entierro por todo lo alto y que ni siquiera podrá hacer realidad ese deseo.

Y por supuesto los jóvenes protagonistas, que sueñan con un futuro mejor, el policía alcohólico (Maringer) y su hijo (Cat) que se convertirán, sin saberlo, en perseguidor y perseguido. Y que compartirán un destino bastante negro. Porque todos ellos, sin distinción, están abocados al fracaso.

Una historia de perdedores en la que sólo hay un ganador: Tardi, que vuelve a demostrarnos por qué es uno de los grandes del cómic mundial.