La energía nuclear mitiga pero no resuelve la dependencia energética en Europa
- Garoña alarga su funcionamiento hasta 2019 por "dependencia energética"
- España importa casi el 100% del petróleo que consume, según los últimos datos
- Francia o Reino Unido, más 'nucleares', tienen una menor dependencia
- Los datos dice que la energía nuclear no abarata en Europa la factura de la luz
La central nuclear de Santa María Garoña no cerrará finalmente en 2013, sino que extiende su vida útil hasta 2019, un hecho que ha vuelto a espolear el debate acerca de la energía nuclear, sus peligros y efectos económicos. Con el recuerdo aún fresco del desastre de Fukushima, los ecologistas han cargado contra la decisión del Gobierno de alargar la vida operativa del reactor BWR/3 de General Electrics, que comenzó a operar el 2 de marzo de 1971, y que 2019 rondará el medio siglo.
Pero, ¿qué hay de cierto en la afirmación de que España necesita de la energía nuclear para aliviar la "dependencia energética" respecto al resto del mundo, tal y como argumenta el Gobierno en el BOE? Analizamos los datos, que en 2010 convirtieron a España en uno de los países europeos más dependiente energéticamente del exterior, con un 81,4% del consumo energético.
Países como Francia, que ocupa el segundo puesto en el ránking mundial de naciones con centrales nucleares, con 58, o Reino Unido, con 16, tienen una dependencia energética mucho menor respecto a España, del 51% y 21% del consumo energético nacional, respectivamente.
Otros estados europeos, como Italia, pagaron muy caro, literalmente, el cierre de todas sus centrales nucleares siendo de los países de la Unión con el precio del kilovatio hora más alto -0.201 céntimos-. Ante esta situación, se ven forzados a comprar energía a sus vecinos franceses, que tiene el párking eléctrico más amplio de toda Europa en centrales nucleares y segundos del mundo.
El ejemplo holandés: bicis contra la OPEP
¿Asegura entonces una extensa red de plantas nucleares una mayor eficiencia eléctrica y unas tarifas de la luz más reducidas? No siempre. Países como Holanda encararon tras la primera crisis del petróleo de 1973 y de forma muy seria la búsqueda de soluciones a la sangrante dependencia energética que sufría el país, tales como la reducción masiva de automóviles en favor de de la bicicleta.
Aun contando con tan solo una central nuclear, los holandeses pagan una factura más barata que sus vecinos belgas, que cuentan con siete centrales. Además de ello, poseen una dependencia energética del 36,5%, una de las más bajas de la Unión Europea, sólo mejorada por Reino Unido, que llega al 26,20%.
Energía atómica: ¿sinónimo de barato?
La energía nuclear no es, sin embargo, sinónimo de una factura de la luz barata. Claro ejemplo de ello es Alemania, que posee nueve centrales en funcionamiento y es el país en el que más cara pagan los hogares la luz: algo más de 25 céntimos de euro hora/kw.
Uno de los factores que más repercute en la dependencia energética es la cantidad de petróleo que el país debe importar, siendo usado principalmente en industria y transporte. Si nos fijamos en el caso español, nuestro país se ve obligado a importar casi el 100% del petróleo que emplea.
Algo parecido ocurre en toda Europa, estando situada la media europea de dependencia del petróleo en el 84,3%. una cifra que se lucha por mejorar. Otros países de la Unión, como Noruega, viven situaciones peculiares, gracias al descubrimiento en 1969 de una de las mayores reservas de petróleo y gas del mundo en el Mar del Norte.
El parque atómico español
España, además de Garoña, posee ocho centrales nucleares, cuyos reactores suman una media de 29 años de funcionamiento, siendo su mayoría de agua a presión. Junto con Garoña, Almaraz, Ascó, Cofrentes, Trillo y Vandellós albergan reactores nucleares que suministran a la red eléctrica española 282645 Gw/h. Es decir, más de un 19% de la producción eléctrica del país. Si bien es cierto que el Gobierno alega motivos económicos para la continuidad de Garoña, los datos indican que, además de ser el reactor más antiguo, su producción es la más baja de los ocho.
Se suma el hecho de que España ya cerró reactores más jóvenes y productivos, como el de Vandellós-1, en 1990. En los últimos años, el Estado ha realizado enormes esfuerzos por integrar en la red eléctrica española una producción renovable de energía, y ya en 2009 el 9% del consumo total energético del país (unas 12 toneladas equivalentes de petróleo) se obtenían de energías renovables.