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Kenia busca una tregua entre los dos grupos étnicos cuyo enfrentamiento dejó 52 muertos

  • Las tribus pokomo y orma se enfrentaron por el agua y los pastos
  • La policía pretende instarles a que convivan pacíficamente

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El enfrentamiento entre dos comunidades en Kenia deja 52 muertos

La policía keniata ha indicado este jueves que organizará una reunión de paz entre las dos comunidades rivales cuyo enfrentamiento provocó la muerte de 52 personas, asesinadas a machete o quemadas vivas, en uno de los peores episodios de violencia étnica de los últimos años en el país.

“Queremos reunir a estas comunidades en guerra” ha afirmado Joseph Kitur, subdirector de la policía de la región costera, donde se produjeron los actos violentos. “Queremos comprender cuál es el problema”, ha añadido.

Deben convivir como vecinos en lugar de matarse e incluso quemar sus casas por el agua y los pastos” ha subrayado Kitur.

Al menos 31 mujeres y 11 niños fallecieron en la masacre, en la que numerosos hogares fueron incendiados.

Los cuerpos fueron enterrados el miércoles, según ha precisado Kitur, quien ha señalado que más de cincuenta heridos están en el hospital.

La violencia que tuvo lugar en el sudeste de Kenia, a 300 kilómetros de la capital (Nairobi), enfrentaron a los miembros de dos comunidades del distrito de Río Tana: los pokomo, agricultores sedentarios instalados a lo largo del río Tana, y los orma, en su mayoría ganaderos nómadas.

Un origen confuso

La policía acusa a la comunidad pokomo de originar el enfrentamiento y se lanza a la búsqueda de sospechosos que se dieron a la fuga.

Sin embargo, un diputado local ha afirmado que la agresión fue un acto de represalias tras una serie de actos violentos disputados diez días antes.

Las dos comunidades ya se habían enfrentado antes por cuestiones de acceso a la tierra y a puntos de agua. Concretamente en 2001 más de 130 personas murieron en un conflicto de este tipo.

La violencia entre tribus por cuestiones de pasturaje son también frecuentes en el norte y este del país.

No obstante, los actos registrados esta semana son los peores desde los que se produjeron a finales de 2007 y principios de 2008, después de la controvertida reelección del presidente Mwai Kibaki. Más de 1.000 personas fallecieron entonces, y cientos de ellas fueron desplazadas.