Noruega cierra la pesadilla de Breivik al declararle mentalmente sano y condenarle a la pena máxima
- El tribunal decide que es penalmente responsable de la muerte de 77 personas
- Aunque la pena máxima es de 21 años, podría convertirse en cadena perpetua
- Breivik anuncia que no recurrirá y pide perdón...por no haber matado a más gente
- Seguirá internado en el penal de Ila
Un tribunal noruego ha cerrado la pesadilla iniciada con lo atentados del 22 de julio de 2011, en los que murieron 77 personas, con la condena a 21 años de cárcel prorrogables -lo más asimilable en su legislación a la cadena perpetua- al ultraderechista Anders Behring Breivik, al que ha considerado mentalmente sano de forma unánime.
La batalla judicial ha terminado de manera definitiva este viernes, porque tanto la defensa como la acusación han decidido no recurrir el fallo, que ha sido recibido con alivio por las víctimas.
Tras escuchar durante horas los detalles del veredicto, el extremista noruego ha tomado la palabra para anunciar que no recurrirá la sentencia porque considera "ilegítimo" al tribunal por "estar al servicio del multiculturalismo", aunque en realidad se limita a cumplir lo que había dicho anteriormente: si se le declaraba cuerdo no seguiría litigando.
Con todo, ha dejado una última provocación: pedir perdón a todos los militantes ultraderechistas por no matar a más personas, aunque la juez le ha cortado el micrófono en ese instante.
Este fallo satisface parcialmente sus aspiraciones y de hecho lo ha recibido con una ligera sonrisa, mientras que rechaza la tesis de la fiscalía, que quería que se le declarase mentalmente incapaz y que finalmente ha desistido de presentar un recurso.
Posible cadena perpetua
La magistrada principal Wenche Elizabeth Arntzen ha matizado que tiene que cumplir una pena mínima mínima de 10 años -de forma que hasta esa fecha no podrá pedir su liberación- y que es una pena bajo custodia, una figura legal del Derecho noruego que en la práctica puede equivaler a una cadena perpetua, ya que una vez cumplida la pena, esta se puede prolongar de forma indefinida si se considera que el reo sigue siendo un peligro para la sociedad.
En concreto a Breivik se le condena por 77 homicidios intencionados "en circunstancias especialmente graves".
Arntzen ha resaltado que las ideas extremistas de Breivik no son únicas y que son compartidas por otras personas, aunque ha dudado de que exista en realidad la red europea antiislámica de militantes nacionalistas de la que aquel dice formar parte.
"El tribunal no ha encontrado fundamento para la existencia de los Caballeros Templarios", ha comentado Arntzen.
Esta custodia se revisa cada cinco años, como la cadena perpetua. Una de las razones por las que los ataques de Breivik fueron presentados con tantos detalles durant el juicio es para que el horror vivido en Osloo y en Utoya sea recordado por la sociedad noruega cuando él pida en el futuro ser liberado.
"Legalmente hablando, podría por supuesto ser un hombre libre en varios años, pero hablando de forma realista, podría estar encarcelado el resto de su vida", ha declarado a Ap Lasse Qvingstad, un exfiscal jefe de Oslo.
Satisfacción de las víctimas
Muchas de las víctimas y de los familiares han reaccionado con "alivio" al conocer la sentencia, ha declarado Mette Yvonne Larsen, uno de sus representantes legales.
"Parece una decisión muy razonable, inteligente e independiente", ha declarado Larsen, invitando a la Fiscalía a no apelar por lo "duro" que supondría para las víctimas tener que pasar por un nuevo juicio.
Uno de los supervivientes de la matanza de la isla de Utøya, Tore Sinding Bekkedal, presente en el tribunal, se ha mostrado satisfecho.
"Este era el veredicto que había esperado", ha señalado Bekkedal, quien ha mostrado su deseo de "intentar seguir adelante" a partir de ahora.
Familiares de víctimas presentes en la sala donde se celebraba la vista se abrazaron también durante el primer descanso, que continuaba con un repaso de los atentados, antes de entrar en las premisas que sustentan el veredicto.
Gana el segundo informe
En la lectura del fallo, que duró seis horas, el tribunal ha justificado el veredicto porque Breivik es un "fanático extremista" y no un enfermo mental, de ahí que sea penalmente responsable.
El dictamen ha tomado como base uno de los dos informes psiquiátricos realizados a Breivik, el que lo consideraba que estaba en sus facultades mentales cuando cometió los atentados.
Ese informe, encargado en enero por el tribunal tras la polémica desatada por el primero, concluye que, aunque Breivik padece un trastorno disocial, puede ser considerado penalmente responsable.
Una postura que el propio Breivik defendió en el juicio alegando a su vez que sus víctimas, algunos de ellos jóvenes socialdemócratas de tan solo 14 años, eran "objetivos justos” porque apoyaban la inmigración musulmana que, a su juicio, amenaza la pureza étnica de Noruega.
El tribunal ha sido muy crítico con el primer informe psiquiátrico que se le hizo a Breivik, y que lo diagnosticaba como un enfermo mental, una opinión que no comparten todos los otros especialistas que lo han observado durante meses, ni tampoco el personal de la cárcel donde está ni los policías que lo han interrogado.
Según el tribunal, el principal error del citado informe fue no considerar las ideas de Breivik en el contexto político de ultraderecha en el que se inscriben, bajo cuya óptica toman sentido lo que consideraban delirios de grandeza y otros supuestos síntomas de esquizofrenia paranoide.
Que Breivik fuera capaz de moderar sus opiniones en los sucesivos interrogatorios y en el segundo informe, demuestran que no padece psicosis, ya que en ese caso ocurriría lo contrario, ha señalado Arntzen.
"Narcisista", no loco
El tribunal no cree en la existencia de la red de Caballeros Templarios de la que Breivik dice ser parte, pero eso no es prueba de un problema psicótico, sino que puede deberse a una búsqueda de legitimidad, a intentar provocar miedo o reclutar seguidores.
Su tendencia a la "fantasía" y a la "excentricidad" apuntan a rasgos "narcisistas y disociales", según la sentencia, aunque eso es irrelevante a la hora de decidir su responsabilidad penal.
Breivik nunca ha negado ser el autor de los 77 homicidios voluntarios, además de otros intentos de homicidio, de los que se le acusa, pero asegura que actuó en una situación de "necesidad", en defensa del pueblo noruego, que considera amenazado por la "invasión musulmana" y el "infierno multiétnico" impulsado por el Gobierno.
La fiscalía planteaba que existía una duda real sobre su estado mental, y ante este hecho, según la legislación actual, es mejor que un no psicótico ingrese en un psiquiátrico que un psicótico vaya a la cárcel.
Pese a las distintas posturas de los informes, la mayoría de los psiquiatras forenses noruegos (62,2%) convergen en que Breivik es penalmente responsable frente a un 14,8 % que opina lo contrario y un 23 % que tiene dudas, según un sondeo del diario VG.
El destino de Breivik será la prisión de Ila, donde lleva ya un año en prisión preventiva, probablemente aislado, pero con ciertas comodidades.
Tiene un tamaño equivalente a tres celdas para compensar su aislamiento (ocho metros cuadrados). Una de ellas tiene máquinas de gimnasio, otra tiene la cama y otra un escritorio con un ordenador portátil donde está escribiendo su autobiografía.