La Policía francesa desaloja cerca de París otro campamento de inmigrantes de etnia gitana
- 70 personas, algunas niños, han tenido que marcharse
- El campamento era ilegal, insalubre y carecía de seguridad, según las autoridades
- La Comisión Europea llamó la atención a Francia por el trato a los gitanos
La policía francesa ha desmantelado este lunes otro campamento ilegal de inmigrantes de etnia gitana, esta vez junto a una línea de ferrocarril en Evry, una ciudad de la región de París en la que ha sido durante años alcalde el actual ministro del Interior, Manuel Valls.
Un centenar de agentes han llevado a cabo desde el amanecer el desalojo de las alrededor de 70 personas que vivían desde hacía cuatro meses en el campamento, entre ellas una veintena de niños, que recogieron sus enseres y se concentraron en un primer momento junto a un grupo de personas de colectivos que les apoyaban.
La Cruz Roja había propuesto albergar durante tres o cuatro días a los afectados.
La acción policial es el resultado de una orden de expulsión dictada por el sucesor de Valls en el Ayuntamiento de Evry, Francis Chouat (PSF), con los argumentos de que la ocupación era irregular, estaba en condiciones insalubres y planteaba problemas de seguridad por su proximidad a una línea de tren de cercanías.
Los ocupantes habían sido advertidos desde el sábado, aunque todavía esperaban que el desmantelamiento no se produjera. Estaba programado un dictamen judicial para el martes.
Alrededor de un centenar de personas abandonaron durante el pasado fin de semana el campamento que ocupaban en la ciudad de Massy, en el mismo departamento de la periferia de París que Evry, en un terreno del Ministerio del Interior.
Polémica por los desalojos
La iniciativa de desalojar estos campamentos proviene de la época del anterior presidente francés, Nicolás Sarkozy. Sin embargo, el ministro Valls ha justificado los nuevos cierres de este verano por tratarse de asentamientos irregulares que generan problemas al vecindario.
El Gobierno francés organizó el pasado miércoles una reunión para tratar este asunto, tras reunirse con asociaciones de defensa de este colectivo. La principal decisión de esa reunión, que había sido precedida por una llamada de atención de la Comisión Europea sobre el trato a los extranjeros de etnia gitana, en su inmensa mayoría rumanos y búlgaros, fue levantar algunos obstáculos para entrar en el mercado laboral francés a las personas con esas dos nacionalidades.
El primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, indicó que esa flexibilización de las barreras laborales a rumanos y búlgaros, que se mantienen de forma transitoria desde la entrada en la unión Europea de esos países, debe abordarse con sus respectivas autoridades, a las que también se va a demandar una mejora de la inserción de sus ciudadanos de etnia gitana.