Un 'elogio' literario a Breivik avergüenza a Francia
- El editor Richard Millet escribre un panfleto en defensa del extremista
- Considera que Breivik "es lo que se merece Noruega" y analiza sus textos
- La publicación pone en jaque su presencia en la prestigiosa editorial Gallimard
- El tema de fascismo y literatura es un tabú desde el caso de Céline
Anders Behring Breivik "es tanto un niño de una familia rota como el producto una fractura ideológica y racial causada por la inmigración nen los últimos 20 años". Es más, es "la señal desesperada y desesperante de la subestimación por parte de Europa de los estragos del multiculturalismo".
Más aún, "en esa decadencia, Breivik es sin duda lo que se merece Noruega y lo que espera a nuestras sociedades que no dejan de estar ciegas para negarse a sí mismas".
Estas palabras que aparecen en un panfleto de 18 páginas no han sido escritas por ningún activista de ultraderecha ni han sido publicadas en una oscura página de internet: aparece en uno de los fenómenos editoriales de la 'rentré' literaria en Francia, tiene el sello de su editorial más conocida, Gallimard, y su responsable es Richard Millet, uno de los editores de cabecera de la misma y responsable entre otros del lanzamiento de éxitos como "Las benévolas" o "El arte francés de la guerra".
Nacido en 1953, miembro del comité lectura de Gallimard, autor de una obra abundante con medio centenar de novelas y ensayos, entre ellos uno, El sentimiento de la lengua, premiado por la Academia francesa en 1994, hasta hace unas semanas Millet era un perfecto desconocido fuera de Francia.
Sin embargo, el pasado mes de julio el diaro noriego Aftenposten empezó a hacerse eco del contenido de "Elogio lietario de Anders Breivik", uno de los dos ensayos que se contienen en "La lengua fantasma", su último libro, que Gallimard ha sacado a la venta en las librerias francesas el pasado 24 de agosto.
Ese mismo día en que la justicia noruega condenaba a Breivik a 21 años de cárcel por la matanza de 77 personas el 22 de julio de 2011.
En el libro, Millet abunda en una serie de argumentos vinculados a la extrema derecha populista que ya plasmó en otro de sus escritos, "El oprobio", publicado en 2008.
El escritor se cuida de empezar diciendo que no aprueba lo hecho por Breivik, pero considera necesario hablar de la "perfección formal" del crimen y de su "dimensión literaria", tal y como recoge Le Monde.
Noruega sería, a su juicio, una especie de punto de vanguardia de la desesperanza europea por una pérdida generalizada de la identidad nacional y cultural, concluye tras hacer una lectura pormenorizada de las 1.500 páginas escritas por el extremista noruego sobre el mismo tema.
Reacciones encontradas
Las reacciones en el mundo literario francés van de la justificación estética a la condena, hasta el punto que algunos destacados escritores han pedido que sea relevado del comité de lectura de Gallimard.
Para la novelista Annie Ernaux, se trata de "un acto políticamente peligroso" y es necesaria "una reacción colectiva" contra Millet de todos los escritores de Gallimard.
Según otro novelista, Tahar Ben Jalloun, Millet "ha perdido la cabeza" y recuerda que "no es la primera vez que publica cosas inaceptables".
Por ahora el editor Antoine Gallimard no se ha pronunciado y sigue de vacaciones. Otros escritores de la editorial también han defendido en parte a Millet.
"Ver un gesto estético en la masacre de 77 jóvenes nrouegos es evidentemente chocante y obsceno", ha considerado el escritor Pierre Assouline, que considera no obstante que "excluir el debate de ideas tratándole de loco y fascista le convertiría en mártir"
Alexis Jenni, ganadora del premio Goncurt en 2011 por "El arte francés de la guerra", editado por Millet, considera que "escribe maravillosamente bien" y que "sus ideas discutibles no reducen sus cualidades literarias".
"Es el mismo problema que con Céline. Hay una coherencia entre la obra novelesca y los panfletos antisemitas", añade en recuerdo del novelista francés, colaborador con el régimen fascista de Vichy y reputado antisemita, uno de los mejores escritores en lengua francesa del siglo XX y el segundo más traducido, tras Marcel Proust.
El caso Céline generó tal revuelo entre las letras francesas que hace apenas un año volvió a generar polémica ante la decisión del entonces ministro de Cultura, Fréderic Mitterrand, se negó a incluir a este escritor en las celebraciones nacionales del año pese a que se cumplían 50 años de su muerte al considerar que sus ideas son contrarias "al ideario de la República".