El general Prim pasa por el quirófano 142 años después de su muerte
- Su muerte guarda muchas similitudes con la de Kennedy
- 2014 será el Año Prim, coincidiendo con el bicentenario de su nacimiento
En 2014 se celebrará el bicentenario del nacimiento del militar más civil de toda nuestra historia reciente. Se llamaba Anton Joan Pau María Prim y Prats, el primer catalán admirado y querido fuera de Cataluña. Su trágica muerte, el día 27 de diciembre de 1870, siendo jefe de Gobierno y ministro de la Guerra, aumentó aún más su leyenda.
Sin haber cumplido los 31 años ya era general por méritos de guerra y conde de Reus y Vizconde del Bruch. Ganó en la primera guerra civil contra los carlistas (1833-1840) 3 laureadas de San Fernando. En 1856, con 42 años, ya era teniente general. Isabel II le ennobleció en 1861 con otro título más, conde de Castillejos con grandeza de España, premiando así su participación en la Guerra de África.
Prim no fue solo un militar; fue un hombre de Estado, conocedor de la compleja realidad europea. Participó en el primer conflicto moderno,en Crimea (1853-1854). Enviado a México en 1862, pudo atisbar la pronta hegemonía de Estados Unidos como gran potencia, y la inevitable guerra por Cuba y Filipinas. Fue el primero en darse cuenta de ello. En 1868 se sumó a la revolución que derrocó a Isabel II.
El año Prim
El día 27 de diciembre, aniversario del atentado mortal contra Prim, se instalará una placa, en la antigua calle del Turco, un acto que permitirá hermanar a Reus y Madrid. Será el primer gran acto del Año Prim, que se celebrará en el año 2014, coincidiendo con el bicentenario de su nacimiento en Reus. En 2014 se piensa organizar una gran exposición, con objetos procedentes de Museos públicos y de Legado Rubio. Madrid, México y Reus podrán acoger esta muestra reivindicativa del general, al que debemos los ensanches, la peseta y la implantación del arancel único en España.
En ese Año Prim se quiere organizar un encuentro de toda las ciudades que en España y en América llevan en su callejero el nombre del general, que impulsó una modernización urbana, que pasaba por la desaparición de las ciudadelas militares y la creación de nuevos espacios en las ciudades.
Hay otras iniciativas académicas que permitirán revindicar la figura histórica de Prim, y su muerte, el 27 de diciembre de 1870. El día 29 de septiembre se realizará el primer estudio anatómico-forense de su cadáver en el Hospital de Sant Joan de Reus. “Será un estudio no invasivo” que permitirá arrojar mucha lucha sobre el atentado y el papel del Gobierno. Así nos lo asegura Carlos Tubella, comisario del Año Prim en Reus.Las similitudes con el magnicidio de Dallas, que acabó con Kennedy, son muy evidentes.
El escenario del crimen
La berlina que conducía a Prim y a sus ayudantes quedó inmovilizada en la calle del Turco, que a comienzos del pasado siglo cambió su nombre por la del Marqués de Cubas. Era de noche, y en Madrid empezaba a nevar. El general siempre realizaba el mismo recorrido. El actual Banco de España no existía, y su lugar se hallaba el palacio del marqués de Alcañices y duque de Sexto, amigo particular de Prim y de su mujer, la mejicana Francisca Agüero.
Esquina con la calle de Alcalá se encontraba una taberna, donde salieron los asesinos. La señal fue un largo silbido, y no la llamarada de un fósforo (el famoso telegrama fosfórico que recoge Galdós en sus Episodios).
El ataque respondía a un plan previamente ensayado con dos grupos de hombres, que debían abalanzarse sobre la berlina, previamente inmovilizada. Primero llegó una primera descarga. Después, tras un momento de vacilación, se escuchó un grito: Fuego, puñeta, fuego. Prim reconoció la voz. Era la de Paúl y Angulo. A continuación siguió una segunda descarga y después otra. La berlina de Prim pudo al fin abrirse paso. En la calle Barquillo otro grupo esperaba, pero no actuó, pensando que el trabajo estaba ya hecho.
Asesinos a sueldo que conocían su oficio
Los asesinos utilizaron en la oscuridad armas que se cargaban por la boca. Primero la pólvora y después, la metralla, utilizando en estas operaciones la baqueta. Se sirvieron no de trabucos, sino escopetas cortas, tal como revela el sumario y señala José Andrés Rueda en su trabajo "¿Por que asesinaron a Prim?(2000). Se desecharon esta vez las bombas y revólveres, que se pensaron en otro atentado frustrado meses atrás, en noviembre, cuando la célebre votación para elegir un candidato a la Corona de España( Amadeo de Saboya ganó por 191 votos por 27 del duque de Montpensier y 2 para el príncipe Alfonso, futuro Alfonso XII).
No había policías en la calle del Turco, pues ordenó retirarlos en el último momento el gobernador, Ignacio Rojo Arias, pese a estar advertido del atentado y que conocía incluso la lista de los conjurados. Después del atentado trató de eximir su responsabilidad, cesando al jefe de policía, su subordinado, Andrés Valencia.
En el escenario del crimen se encontraba un hombre siniestro, José María Pastor, jefe de los guardaespaldas del general Serrano, duque de la Torre y amante que fue de Isabel II. Sus enemigos políticos, que eran muchos, le llamaban el corcho por saber mantenerse en el poder en todos los cambios de régimen.
Disparos a bocajarro
El ataque contra Prim no fue precedido del “Prepárate que vas a morir”, que no aparece en el sumario, aunque sí en el relato novelado de Galdós. Prim trató de defenderse realizando un brusco movimiento de torsión para protegerse con el hombro y codo izquierdo, que recibió de lleno una lluvia de fuego y metralla. La articulación del codo prácticamente desapareció. En el hombro recibió tres heridas de bala y metralla, que provocaron un gran destrozo y un enorme agujero. Prácticamente se podía meter el puño de una mano. En una operación de urgencia sólo se le pudo extraer un proyectil.
Prim también estiró el brazo derecho, quedando destrozado el dedo anular. Tuvo que ser amputado. Su rostro se llenó de numerosos granos de pólvora por disparos realizados a corta distancias, a bocajarro. No fue el único herido. Uno de sus ayudantes trató de proteger a su general, perdiendo la mano. No iban armados, siguiendo las instrucciones del propio Prim. Eso le costó la vida.
Una herida mortal de necesidad.
El informe forense señala que la herida “escapulo humeral era mortal ut plurimunt” (mortal de necesidad, en un latín macarrónico). En pocas palabras. La metralla interesó las arterias humeral y subclavia, provocando la muerte de Prim a las pocas horas, y no a los tres días como afirmó el Gobierno, controlado por el Regente, el general Serrano. Un dato que los médicos no se atrevieron a consignar en la autopsia, pero que un estudio anatómico forense, que se realizará en este mismo mes en Reus, podrá verificar sin ningún género de dudas.
No fue la única anomalía en la muerte de Prim . No hay certificado de defunción, existiendo discrepancias sobre la hora de la muerte de Prim en los papeles de la época.Y lo más inquietante, el juez nunca pudo tomar declaración a Prim y verificar sus heridas por la obstinación del Consejo de Ministros, tal como relevó años más tarde para descargar su conciencia.
Hay otro dato más clarificador. La escena de Prim subiendo malherido por la escalera del palacio Buenavista, que popularizó la película "Prim" (1930) no ocurrió en realidad. Al menos no aparece en el sumario. Sólo nos ha llegado de puño y letra de Prim una orden destinada a tranquilizar a su madre unas horas después del atentado. Los restantes comunicados, hasta su muerte oficial el día 31, se realizaron en nombre de Prim.
El autor material
José Paúl y Angulo, un rico hacendado de Jerez y diputado en las Constituyentes, figura en la lista de los autores materiales. Pudo escapar y refugiarse en París con una nueva identidad. Siempre defendió su inocencia. Era un enemigo declarado de Prim, que no le favoreció después del triunfo de la Revolución, pese haber costeado sus movimientos conspiratorios. Paúl y Angulo dirigía el periódico “El Combate”, donde se prodigaban ataques nada velados contra Prim, sobre todo, después de la votación del mes de noviembre, que dio la corona a Amadeo, y no al duque de Montpensier, don Antonio de Orleáns, hijo de Luis Felipe Igualdad y cuñado de Isabel II, a la que derrocó .
(Prim), ya te llegará la hora de la expiación y entonces, ¡ay! tampoco deberá haber compasión para que el que no la tuvo ni de sus compañeros de infortunio.
La historia oficial recoge un último encuentro entre Prim y su enemigo político y personal, Paúl Angulo. Fue en el Congreso, horas antes del antentado. Paúl y Angulo desafió a Prim en un frase muy teatral ,“mi general, a cada puerco le llega su san Martín” que recogen Pi y Margall y Modesto Lafuente, y no así Galdós. Esas palabras nunca llegaron a pronunciarse, y forman parte de esa historia oficial sobre Prim y su leyenda.
José Paúl y Angulo murió en1892 de forma misteriosa en París, cuando la causa por la muerte de Prim llevaba 15 años cerrada. Ni el consulado español le reconoció como español ni quiso costear su entierro. Murió Paúl y Angulo como otros muchos implicados en esta causa de Prim. Hasta seis sospechosos dejaron este mundo, estando en la cárcel o en libertad. Otros tuvieron más suerte, perdiéndose su rastro en México o Argentina.
Don Antonio de Orleáns, principal conspirador
No hay solo indicio contra los alfonsinos, una minoría política en 1870, aunque Cánovas fue informado del magnicidio casi al momento. Madrid era en ese año un campo ganado por los espías. Tampoco hay pruebas contra la masonería, a la que Prim pertenecía.La investigación judicial destapó, sin embargo, dos tramas conspiratorias. La primera, costeada y alentada por el duque de Montpensier, que mediante la eliminación de Prim y un pronunciamiento militar pensaba lograr el cetro de España. Era la única posibilidad tras autoexcluirse él mismo como candidato al trono al dar muerte en el marzo de 1870 en un duelo al infante don Enrique de Borbón, hermano del rey consorte Francisco de Asís.
El secretario del duque, el coronel don Felipe Solís, fue de los primeros arrestados. En el registro de su domicilio se encontró una Memoria comprometedora, que desapareció de los autos. No fue la única desaparición. También se perdió la pista de la contraseña que emplearon los conjurados, un triángulo con el acrónimo de Montpensier rey, que Felipe Solís reveló en uno de los interrogatorios ante el juez..
El atentado necesitó de mucho dinero, que sólo podía proceder del duque. Su secretario libró hasta el mismo día antes del atentado elevadas sumas mediante pagarés avalados por su alteza. Todos los indicios le culpaban. No declaró ante el juez, alegando una enfermedad de su hija. A un fiscal, que quiso su procesamiento en 1876, le costó la cesantía en plena Restauración. Fue dos años antes de la boda de su hija María de las Mercedes con Alfonso XII, que le convirtió en suegro del rey. El abogado Antonio Pedrol Rius ( 1910-1992) habló en "La Tribuna de la Historia", de TVE, de "un encubrimiento legal" durante la Restauración para salvar al duque de Montpensier. Pedrol Rius fue el último investigador que pudo leer íntegro el sumario, que hoy nos ha llegado expoliado. El abogado, de Reus como Prim, ya alertó, en "Los asesinos de Prim" (1960), de la carga política de estos papeles. Alguien se ha encargado de desactivar esta bomba, pues faltan 2.000 de los 8.000 folios que tenía el sumario.
El general Serrano, a la sombra
El círculo conspiratorio se cierra con el general Serrano, que odiaba a Prim por haberle anulado políticamente con un cargo meramente simbólico, el de Regente, mientras llegara Amadeo a España. El general Serrano siguió conspirando contra Prim, organizando una policía secreta que debía proteger a Prim, pero que estaba realmente al servicio de Serrano. Al frente de la misma estaba José María Pastor, que así pudo reclutar a los asesinos de Prim con toda impunidad. A él se le encontró la famosa lista con sus nombres, entre los que figuraba Paúl y Angulo. José María Pastor fue sin duda un agente doble, al servicio del general Serrano y del duque, un papel arriesgado del que esperaba obtener pingües beneficios.
Serrano no fue importunado por el juez ni tampoco hizo nada por su subordinado, que pasó entre rejas hasta el año 1876, cuando se archivó la causa. Fue excarcelado por una cuestión de procedimiento, no porque no estuviera realmente implicado. Queda otra cuestión inquietante. El General Serrano no quiso declarar, a pesar de que todas las sospechas se cernían sobre él y la opinión pública le señalaba como instigador del magnicidio de la calle del Turco.
Un nuevo tiempo
La muerte del general Prim significó un nuevo tiempo. Nunca pudo pronunciar el discurso que tenía preparado para recibir al rey Amadeo, y que se encontraron en sus papeles. Prim quería una nueva dinastía, que debía guiarse por la Constitución democrática de 1869, que consagró el sufragio universal y …
Que –señalaba Prim- satisface las aspiraciones de la España liberal y Monárquica en la cual se consignan derechos políticos que nunca habíamos disfrutado. Los derechos individuales y la seguridad del domicilio por ejemplo son las garantías de los ciudadanos en los pueblos libres…
El sueño de Prim no se realizó. Tampoco su deseo de que no volvieran a reinar los borbones con aquel "jamás", que repitió por tres veces en el Congreso. Amadeo I, el representante de la nueva dinastía que quería Prim, llegó a Madrid el día dos de enero de 1871. Después de rezar al Arquitecto Universal por el general Prim, de cuerpo presente en la basílica de Atocha, tomó la primera decisión de su reinado, otorgar al general Serrano la formación de un Gobierno, que presidió asumiendo la cartera de Guerra. La venganza quedaba así cumplida.