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Mueren más de 300 trabajadores en Pakistán por dos fuegos en fábricas en malas condiciones

  • En Karachi mueren 246 personas en una planta donde trabajaban hasta 1.500
  • Los barrotes en las ventanas impidieron la huida
  • Otro incendio en una fábrica de zapatos en Lahore causa 25 muertos

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En Pakistán, casi trescientas personas mueren en un incendio

Más de 300 trabajadores han muerto en dos incendios que arrasaron sendas fábricas en las ciudades paquistaníes de Lahore y Karachi, éste último uno de los peores siniestros de la historia del país surasiático con al menos 289 fallecidos.

El desastre se declaró anoche en la sede de Ali Enterprise, un inmueble de cuatro pisos en el modesto barrio de Baldia Town de la ciudad al sur del país, y el número de fallecidos empezó a crecer rápidamente desde que a primera hora del día se recuperaron los primeros cuerpos.

Un responsable de los equipos de rescate ha declarado a la emisora Geo TV que el siniestro ocurrió por un cortocircuito en un gran generador eléctrico ubicado cerca del acceso principal del edificio, que se convirtió en una trampa mortal para los trabajadores. La mayoría de los cadáveres fueron rescatados del sótano y del cuarto piso de la fabrica.

Las ínfimas condiciones laborales y de seguridad en las que operan los miles de fábricas textiles del país sirvieron para convertir el incendio en una catástrofe.

Según diversos medios, en el inmueble, de unos 2.000 metros cuadrados de superficie, trabajaban hacinadas entre 1.500 y 2.000 personas, entre ellas varios menores, y no había prácticamente ninguna medida básica contra incendios.

Conforme al relato de los bomberos, el generador cortocircuitado sirvió de tapón para la salida de los trabajadores, muchos de los cuales estaban en un sótano al cual sólo se podía acceder por una pequeña puerta que quedó enseguida bloqueada.

La mayoría de obreros lograron huir antes de que el inmueble quedara totalmente envuelto por las llamas, y muchos lo hicieron saltando por las ventanas, por lo que los equipos sanitarios tuvieron que atender decenas de personas con piernas fracturadas.

Durante las labores de rescate una de las principales preocupaciones de los bomberos fue enfriar lo antes posible la estructura del inmueble, que sufrió importantes daños por el virulento fuego y amenazaba con derrumbarse.

Sin salida de emergencias

"La planta no era muy sólida. Estaba llena de gente. Había poco espacio para la ventilación y no tenía salida de emergencias", ha declarado a la agencia AFP el jefe de bomberos local, Ehtesham Salim. "Desafortunadamente, el dueño de la fábrica había condenado todas las puertas excepto la entrada principal del edificio", ha agregado.

El Ministerio de Industria de la región de Sindh ha anunciado la apertura de una investigación por negligencia contra el propietario de la nave. Según el superintendente de policía Amir Faruqui, las fuerzas de seguridad les están buscando en Karachi.

"En dos minutos, toda la fábrica estaba en llamas", dice Liaqat Hussain, uno de los empleados. "La puerta estaba cerrada. no había modo de salir, estábamos atrapados dentro".

"Todo el mundo empezó a gritar" - narra Mohammad Asif, de 20 años, uno de los supervivientes - "Todo el mundo se lanzó a las ventanas. Yo salté desde el tercer piso".

"Los dueños estaban más preoupados con proteger las telas que a los trabajadores", explica Mohammad Pervez, otro de los empleados. "Si no hubiera barras metálicas en las ventanas un montón de gente se habría salvado. La fábrica estaba llena hasta los topes de tejidos y telas. Quien se quejaba era despedido", añade.

25 muertos en Lahore

Este accidente es el segundo de envergadura que ocurre en Pakistán en las últimas veinticuatro después de que el martes una explosión en una fábrica de zapatos de la ciudad oriental de Lahore causara la muerte de 25 personas, al parecer por un fallo en un generador.

"Vimos a nuestros colegas quemarse vivos, en llamas. No pudimos hacer nada, saltamos desde el tejado para salvar la vida", asegura, en declaraciones a la agencia Reuters desde su cama en el hospital, Shabdir Hussain.

Aunque no suelen alcanzar magnitudes como las de este incendio, los siniestros de este tipo son relativamente frecuentes en el país debido sobre todo a la precariedad con la que se trabaja en el sector textil, uno de los motores de la economía nacional.

Pakistán atraviesa además una grave crisis energética, con continuos cortes en el suministro eléctrico que obligan a los empresarios a depender de generadores de gasoil para no interrumpir la producción, lo cual aumenta los riesgos para los trabajadores.