Rutte, el superviviente de la crisis europea
- El líder liberal logra no solo mantenerse sino aumentar su apoyo
- Tendrá que cambiar de socios de derecha al centro-izquierda laborista
- Afable y de formas educadas, es el 'soltero' de oro de la política holandesa
Donde Nicolás Sarkozy, José Luis Rodríguez Zapatero, Yorgos Papanedréu, Gordon Brown o José Sócrates fracasaron, Mark Rutte, seguidor acérrimo del liberalismo anglosajón, el 'soltero de oro' de Holanda, ha triunfado.
La victoria de este antiguo estudiante de piano en las elecciones del pasado miércoles supone salirse del guión que ha seguido la mayoría de los gobiernos de la eurozona tras la crisis financiera de 2008, convertida en crisis de deuda soberana europea en 2010.
De los 17 jefes de gobierno de la eurozona que había en 2010, solo seis se mantienen en el puesto, además de Rutte.
Cuatro de ellos proceden de países pequeños de importancia escasa dentro de la unión económica (Luxemburgo, Estonia, Malta y Chipre) mientras que los otros dos (la cristianodemócrata alemana Ángela Merkel y el socialdemócrata austríaco Werner Faymann) se enfrentan a complicados procesos electorales en los próximos meses.
La victoria de Rutte, vista desde esta perspectiva, supone un triunfo casi sin igual en el panorama europeo: en apenas dos años y tras caer su ejecutivo al retirarle el apoyo externo el ultraderechista Geert Wilders, ha ganado nada menos que diez escaños (de 31 a 41), llevando a los liberales de derecha del VVD a un techo histórico tras convertirse en su primer jefe de gobierno desde su creación, en 1948.
"Es uno de los pocos dirigentes europeos que se ha enfrentado a unas elecciones en medio de la crisis y que ha sido confirmado. De hecho, viendo los resultados, no ha sido solo confirmado: ha salido reforzado", ha subrayado a Afp Claes de Vreese, profesor de Comunicación Política de la Universidad de Amsterdam.
Actitud conciliadora
Pero, ¿quién es exactamente Mark Rutte?
Licenciado en Historia por la Universidad de Leiden tras siete años de estudio, dio el salto a la política en 2002 después de haber trabajado por una década en el departamento de recursos humanos de la multinacional holandesa Unilever.
Su pasión por la política se despertó pronto, aunque su vocación inicial fue la de concertista de piano.
Ya en su época de estudiante y miembro de las juventudes de su actual partido, saltó a la política nacional al ocupar el puesto de secretario de Estado de Asuntos Sociales en el primer gobierno del democristiano Jan Peter Balkenende.
De su vida personal se sabe que no tiene novia y que en el momento de embarcarse en la jefatura del Gobierno todavía vivía con su madre en su ciudad natal, La Haya. Rutte habla de su vida personal abiertamente y se toma con el mismo humor que mantiene en política, las campañas públicas para encontrarle pareja.
Durante sus dos años como primer ministro ha destacado por su actitud conciliadora y su constante buen humor, que ha mantenido al menos en público e incluso en los días previos a la caída de su Gobierno.
Su serenidad tampoco se vio perturbada cuando le llovió una oleada de críticas por no distanciarse formalmente de una página de Internet contra polacos y europeos del Este lanzada por su socio parlamentario Wilders.
De la misma cualidad hizo gala cuando optó por ser uno de los principales obstáculos en Bruselas para conceder ayuda financiera a Grecia.
Ha sabido aprovechar su posición de primer ministro en los debates, pero datos como la tendencia a la subida del desempleo (ha pasado del 4,3 al 5,3 por ciento en el último año) en el país y las consecuencias sociales de los 30.000 millones de euros de recortes aprobados en total bajo su liderazgo han jugado en su contra.
Sin embargo su política liberal austera no le ha pasado factura, pues, aunque ha acabado seguido de cerca por los laboristas, que se han quedado a dos escaños, el desgaste por la labor de su ejecutivo ha ido a parar a sus socios cristianodemócratas y a la extrema derecha de Wilders, que se han desplomado.
"Un gobierno estable debe formarse lo más pronto posible en Holanda y yo voy a trabajar, con vosotros, para que Holanda salga más fuerte de la crisis", declaraba Rutte ante sus seguidores en La Haya.
Giro al centro
Para conseguir ese gobierno estable tiene que entenderse con los laboristas, que con sus 39 escaños le darían una cómoda mayoría absoluta de 80 de los 150 diputados de la nueva cámara holandesa.
Su líder, Diederik Samsom, ya advertía de que solo participarían en un ejecutivo si sus "principios están representados fielmente en el programa del nuevo gobierno".
Esos principios se resumen en rechazar las políticas "de derechas" aplicadas en los dos últimos años.
¿Estará Rutte dispuesto a hacer el trayecto opuesto de su aliada, la canciller Merkel, que pasó de ceder ante los socialdemócratas en una gran coalición a aliarse con los liberales de derecha en los últimos comicios?
"Están condenados a entenderse", ha resumido a Afp Alfred Pijpers, analista político especializado en las relaciones entre Holanda y la Unión Europea, aunque ha recordado que "sobre los grandes temas económicos y la crisis, los dos partidos han tenido posiciones bastante contrarias".
Merkel versus Hollande
En realidad, ambas formaciones resumen las dos almas que luchan por imponer su visión de la salida de la crisis en Europa: al 'mantra' de la austeridad defendido por Merkel con Rutte como lugarteniente se le opone desde los últimos meses el del crecimiento, liderado por el presidente francés, François Hollande, y seguido en líneas generales por los laboristas holandeses.
"La oposición Merkel-Hollande debe cristalizarse en el nuevo gobierno holandés", reconoce de Vreese, que recuerda sin embargo que los laboristas tienen una línea dura en el respeto de los objetivos presupuestarios y que son contrarios a tasas sobre las rentas altas como la patrocina el presidente francés
"Holanda no ha elegido ni a París ni a Berlín, sino un camino centrista y los dos partidos deben concretarlo", sugiere Andre Kouwel, politólogo de la Universidad Libre de Amsterdam, que ha recordado que ambos partidos ya participaron en gobiernos juntos entre 1994 y 2002.
"Formar un gobierno será un proceso doloroso a la vista del antagonismo entre liberales y laboristas", concluye Andre Kouwel, politólogo de la Universidad Libre de Amsterdam, que considera que ambas formaciones "son capaces" de lograr un acuerdo.
En última instancia, concluye Pijpers, la cultura política holandesa terminará imponiéndose: "La política en Holanda exige construir coaliciones y llegar a compromisos".