Aguirre, una política nacida para ser trending topic
- Sus enfrentamientos con Gallardón dejaron frases para el recuerdo
- La defensa de los recortes provocaron choques públicos con funcionarios
- Mostró su lado humano al relatar su enfermedad o en los atentados de Bombay
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Cuando una madre en paro arrojó un 'tupper' a arrojó un 'tupper'Esperanza Aguirre hace exactamente siete días no sospechaba que le daría el penúltimo titular en los medios de comunicación antes de su retirada de la política.
La escena, vivida en el colegio público Virgen de Navalzarza, ilustra hasta qué punto la 'lideresa' ha logrado concitar filias y fobias en su trayectoria, especialmente desde que llegó a la Presidencia de la Comunidad de Madrid en 2003, como no podía ser de otra forma, acompañada de polémica.
Entonces los tránsfugas Tamayo y Sáez frustraban la elección del socialista Rafael Simancas, que veía cómo se alejaba definitivamente la posibilidad de ser presidente de la Comunidad de Madrid unos meses después, cuando Aguirre sellaba su mayoría absoluta y empezaba a erigirse como una voz propia dentro del Partido Popular, más aún tras la llegada del PSOE al ejecutivo en marzo de 2004.
Esperanza, la 'enemiga íntima' de Gallardón
Desde el gobierno regional, Aguirre mantuvo uno de los enfrentamientos más apasionantes para la prensa política nacional con su 'enemigo íntimo' por excelencia, Alberto Ruiz-Gallardón.
La presidenta abrió fuego con una polémica biografía publicada en 2006, donde acusaba a su rival interno de "ir de progre", de conocer el 'tamayazo' en 2003 y de saltarse posteriormente la ley para ser presidente interino y alcalde durante unos meses.
En un acto público, Aguirre no dudó en asegurar que Gallardón sabía "el aprecio que le tengo", a lo que él contesto circunspecto: "Estas cosas deben quedar solo en el capítulo de la memoria".
Sin embargo, el hacha de guerra entre dos líderes vistos como posibles sucesores del entonces presidente del PP, Mariano Rajoy, ni mucho menos se había enterrado.
Dos años después, Gallardón luchó por entrar en la lista del PP a las generales, pero Aguirre lanzó un órdago y pidió ir también ella en las listas y que dimitiesen los dos.
El resultado electoral produjo un singular reequilibrio de poder: mientras Aguirre empezó a perfilarse como rival interna de Rajoy, éste decidió finalmente seguir adelante, relegando a la presidenta, y metiendo a Gallardón en su núcleo duro.
"Evidentemente, yo no he sido muy escuchada en la configuración del equipo" de Mariano Rajoy, decía tras el congreso de Valencia en 2008, donde ella era ahora "el verso suelto dentro del poema".
Tres meses después, Aguirre se toma su particular 'revancha' y aborta el intento de Gallardón de hacerse con el control del partido en Madrid colocando a su número dos, Manuel Cobo.
Con la canción "El ganador se lo lleva todo" de ABBA como música de fondo, el alcalde de Madrid acepta su derrota: "Presidenta, felicidades, has ganado en buena lid, has abierto el partido y tienes lo que mereces".
Pero el enfrentamiento con Cobo iría a más y el vicealcalde de Madrid no duda en califica como "vómito" la actitud de Aguirre y su entorno, que buscaría colocar a su vicepresidente y hoy presidente en funciones, Ignacio González, al frente de Caja Madrid antes que a Rodrigo Rato.
Aguirre planta al Comité Ejecutivo del PP para que reflexionen "con más libertad" sobre su ausencia, y luego critica que su partido ponga en el mismo nivel a la "victima" (ella misma) y a el "agresor" (Cobo).
La tensión llega a tal punto que a comienzos de 2010, en pleno proceso de renovación de los órganos de Caja Madrid, los micrófonos la pillan hablando con González de lo que se alegra de dar un puesto en el consejo de administración al representante de IU "y quitárselo al hijoputa".
Estas frases ha conseguido convertir a la presidenta madrileña en una auténtica máquina de 'trending topics' en Twitter. Otros ejemplos similares fueron cuando sostuvo en otra biografía que había veces que le costaba llegar a fin de mes o el día que defendió ante la cámara madrileña que fue ella la que destapó la trama Gürtel.
Esperanza, la 'robatitulares'
Pero Aguirre no solo ha destacado por sus enfrentamientos con el hoy ministro de Justicia (por cierto, por primera vez desde 1995 Madrid no tiene ni en la comunidad ni en la Alcaldía a ninguno de los dos líderes que han marcado su historia reciente) sino también por su habilidad para convertirse en una voz relevante de política nacional con discurso propio, más allá del marcado por su partido.
El último ejemplo lo vivimos el pasado mes de junio, cuando sus palabras sobre los pitidos al himno al final de la Copa del Rey monopolizaron el debate público.
Su propuesta sobre suspender el partido "si hay ultrajes a la bandera, al himno o al Jefe del Estado" le granjeraron pitos en el estadio, pero le hicieron copar buena parte de las portadas de esa semana.
Aguirre ya estaba acostumbrada a meter sus propias bazas en el debate público nacional. Así, en marzo de 2010 la presidenta se pone a la cabeza de toda una rebelión contra la subida del IVA con recogida de firmas incluida a la que luego se sumaría la dirección nacional, con Mariano Rajoy al frente.
Luego, con la llegada del PP al poder, en noviembre de 2011, ha asegurado que mantener una televisión pública "le recuerda a los tiempos de Franco" y que el Tribunal Constitucional debería convertirse en una sala del Supremo tras rechazar la ilegalización de Sortu.
También ha defendido que todos los tramos de la educación no deberían ser obligatorios y gratuitos y que se tendría que revisar a fondo y reducir el estado autonómico.
Al responder a las críticas sobre esta última propuesta, respondía con una ranchera que podría aplicarse a buena parte de su trayectoria política."No soy monedita de oro, digo lo que pienso".
Esperanza, el azote del gasto público
Y lo que piensa la presidenta que es necesario para salir de la crisis lo ha dejado claro no solo por sus palabras, sino también en su gestión autonómica. Por ejemplo, hace un año empezó un enfrentamiento con los profesores de la comunidad que dio lugar al movimiento de las "camisetas verdes", con un aumento de sus horas lectivas.
Aguirre les recordó -y luego se retractó- que "la mayoría de los madrileños trabaja más de 20 horas".
Luego dejó otra 'perla' al calificar al Metrobus -el billete de diez viajes para el metro y el autobús- como un simple 'forfait' (descuento) y justificar el aumento espectacular de su precio.
Aunque quizá las declaraciones más polémicas -y que más juego han dado en Twitter- sobre los recortes han sido dos. Una, en la que dijo que había encontrado "unas partidas maravillosas" que recortar.
La otra, rescatando una palabra casi olvidada en el diccionario: “Los subsidios, subvenciones y mamandurrias tienen que acabarse”.
Esperanza, la política de siete vidas
Pero si algo también ha caracterizado a Aguirre ha sido la forma llana con la que se ha expresado ante los ciudadanos, algo que le diferencia de buena parte de sus compañeros políticos.
Uno de los momentos recordados fue su salida del helicóptero en el que viajaba con Rajoy en 2005, cuando salió ante las cámaras con toda naturalidad junto a su jefe de filas, aún pálido, y soltó sin más: "Nos podíamos haber matado, pero estamos bien".
Tres años después viviría otra experiencia cercana a la muerte, cuando una visita con empresarios madrileños a Bombay coincidió con el sangriento atentado en la ciudad, volviendo a España con los ya legendarios calcetines blancos.
A la llegada a Madrid reconocía: "Sin duda es muy raro que alguien salga ileso de un accidente de helicóptero...y ahora ésto, sí, sin duda soy afortunada".
En 2011 su vida volvía a estar en peligro, pero esta vez por una enfermedad, el cáncer de mama que le hizo estar retirada de la política por unas semanas, dejando su puesto temporalmente al que ahora será su sustituto, Ignacio González.
Más de un año después y tras se reelegida por una amplia mayoría absoluta, anunciaba entre lágrimas que al menos una de esas vidas, la política, llegaba a su fin.