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El vídeo que ridiculiza a Mahoma desata el otoño salafista en el mundo musulmán

  • Las revueltas árabes han espoleado a estas fuerzas integristas
  • Empiezan a ocasionar problemas a los Gobierno islamistas

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Protesters shout slogans during a demonstration at the al-Fatah mosque in Tunis
Un grupo salafista protesta frente a la mezquita de Al Fatah, en Túnez, por el vídeo que ridiculiza a Mahoma

La furia contra las embajadas de EE.UU.  en distintos países del mundo musulmán tras la publicación de un vídeo que ridiculizaba a Mahoma han puesto en el centro de la escena a los movimientos salafistas en Oriente Medio y su creciente poder e influencia. Algo que quizá haya cogido con el pie cambiado a EE.UU. y Occidente pero que también empieza a ser un problema para los movimientos islamistas que gobiernan en muchos de los países de la ‘primavera árabe’.

Lo ocurrido durante las protestas contras las embajadas “es la expresión del potencial de movilización que han acumulado los movimientos salafistas en alguno de los países más afectados por los procesos de cambio de la llamada primavera árabe”, comentó a RNE el investigador del Real Instituto Elcano, Fernando Reinares.

Reinares sobre ataques contra USA

En los últimos años líderes salafistas como Abu Iyad en Túnez, Adnan al Arour en Siria o Ahmad Fuad Ashush en Egipto han multiplicado sus seguidores y su influencia, algo que empieza a ser un factor importante en la nueva configuración de Oriente Medio.

“El nuevo creciente salafí, que irradia desde los emiratos del Golfo Pérsico en el Levante al norte de África, es uno de los subproductos más subestimados e inquietante de las revueltas árabes”, comenta Robin Wrigth en un artículo en el The New York Times.

El salafismo tras las revueltas

En Túnez, tras la caída de Zine El Abidine Ben Alílos salafistas crearon el partido Hizb Ettahir y sus acciones les han llevado a enfrentarse con el gobierno islamista de An Nahda, vencedora en las elecciones. Aunque la fuerza islamista consiguió echar atrás los intentos salafistas de establecer la Sharía como única fuente de derecho, estos grupos integristas hacen también la guerra por su cuenta y en la calla. Ejemplo de ello son los asaltos a los bares y licorerías de de Sidi Bouzid del pasado mayo,  o los enfrentamientos con la policía protagonizados Jendouba y en Ghardimaou, días después.

En Egipto, un país donde apenas tuvieron presencia durante el mandato de Mubarak, es donde más poder institucional han obtenido. Tras formar una variedad de partidos (entre ellos, el poderoso An Noor) y lograron ganar el 25% de los escaños, sólo por detrás de los islamistas Hermanos Musulmanes.

En Siria, la presencia de grupos yihadistas extranjeros en las filas de la oposición es ya una realidad contrastada mientras que en Libia, donde el ataque contra el consulado en Bengasi supuso la muerte del embajador de EE.UU. , las milicias salafistas han retado varias veces al Gobierno central y destruido templos sufíes.

Seguidores de los “ancestros”

El salafismo (derivado de la palabra "salaf", ancestro o predecesor en árabe) es un término acuñado para describir un movimiento religioso musulmán suní que reivindica la vuelta a la pureza del Islam más rigorista, a los tiempos y costumbres de los seguidores del profeta Mahoma.

Aunque sin una línea única, rechazan todo aquello que identifican como interpretaciones humanas que no se ideron durante la época del Profeta. Exigen la aplicación de la 'sharía' como única ley, aceptan como lícitos los castigos corporales y son activamente contrarios al consumo de alcohol e incluso, en algunos casos, a la música.

Actualmente, el salafismo "tienen un fuerte componente político-religioso. Pero su inclusión en la política se puede considerar como un fenómeno relativamente nuevo”, comentó a RTVE.es Esther Vazquez, periodista del programa En Portada de TVE.

Muchos analistas comparan a estas corrientes con el wahabismo, la corriente ideológico-política que es uno de los pilares de Arabia Saudí. "Su pensamiento deriva del mismo tronco que el wahabismo, pero algunos salafistas consideran erróneo que se les vincule a la corriente wahabí porque no creen que Muhammad Ibn Al Wahhab creara una corriente religiosa", asegura la periodista. “No todos los salafístas son wahabíes, aunque todos los wahabíes son salafistas”, comenta Robin Wright.

El “creciente salafista”

Sea como fuere, en los últimos años el salafismo es quizá el movimiento político que más ha crecido del mundo musulmán, financiados en muchos casos por miembros de las petromarquías del Golfo, como Arabia Saudí o Catar. “Es un movimiento que se encuentra en auge desde hace años en Túnez, Egipto, Libia, Yemen y que, en este momento, al amparo de los procesos de cambio que se han producido, quieren exhibir su músculo”, comenta Reinares

Algunos analistas, como el periodista egipcio Mustafá Salama,  destacan que “la realidad es que el movimiento está fragmentado, no es uniforme; dentro de los salafistas existen varios discursos e ideologías”, recuerda un artículo citado por la revista Foreing Policy.

Pero, además, la efervescencia de estos grupos también está polarizando esa suerte de ‘guerra fría’ que se vive en el mundo musulmán y que enfrenta a las dos grandes corrientes del Islam, el sunísmo y el chiísmo, representado por Irán. Un factor más para en el nuevo Oriente Medio.