El viaje al pasado de María Alché
- La actriz y directora de cine argentina se atreve ahora con la fotografía
- Presenta en Madrid Fallas, abierta al público hasta el 11 de noviembre
Cuando un periodista va de camino a entrevistar a “su personaje” releyendo en el coche su biografía, suele empezar a imaginar al entrevistado: su edad, su aspecto, su voz, su simpatía, sus ganas de hablar, su capacidad de síntesis… ¿Cómo será María Alché, nos preguntábamos este jueves de camino a la galería donde expone, desde hoy, sus fotos?
A ver, repasemos. Es argentina, directora de cine y actriz. En su haber cinematográfico figuran doce películas; entre ellas, La niña santa, que la llevó nada menos que a Cannes. Además, ha recibido tres premios por su último cortometraje como directora, Noelia. Uno de los galardones se lo entregó en su última edición el Festival de Cine de Buenos Aires. Otro, el Festival Internacional de Cine de Edimburgo. Y hace unos años, como si se le quedara corta la vida, Alché se pasó a la fotografía, motivo en concreto por el que la entrevistamos.
Se abre la puerta de la Galería Cero, en Madrid. Vemos a una chica muy joven vestida de colegiala con su camisa blanca y su falda plisada sobre unos zapatos negros que contrastan irremediablemente sobre unos calcetines blancos. “¡Ahí está María!”, señala la amabilísima responsable de prensa.
Pues sí, esta presunta colegiala de 29 años ha tenido tiempo de dedicarse al cine durante 18. Se dice pronto. ¿Pero cuántos años tienes, hija?, le preguntamos. “¿Cuántos me echás vos?”, contesta sonriendo.
Montajes sobre diapositivas familiares
Acto seguido, prestamos atención a sus fotografías: doce montajes realizados sobre diapositivas familiares antiguas en las que ella aparece como si de magia de tratara. “Hicimos las fotos entre 2010 y 2012. Con una iluminación apropiada, conseguían darme a mí el mismo aspecto que tenían las personas que salían en las diapositivas, y luego las retocamos un poco”.
El resultado son escenas tan asombrosas como la de Camino al Cristo Redentor con mi papá. Aún no conoce a mi mamá. Éramos esperados entonces sobre la tierra. 1980, que así se llama la fotografía. En ella se ve a la joven fotógrafa mirando a su padre, los dos en una autobús, cuando, efectivamente, no había familia aún.
El nombre de la “muestra”, como la llama Alché, es Fallas. Y se titula así porque hace dos años –nos cuenta– ella estaba colaborando en una película de ciencia ficción cuyo equipo empezó a imaginarse que del suelo de Buenos Aires surgían fallas. “A partir de ese momento empecé a fantasear con la idea de que, a través de esas fallas, de esas fracturas, se podía volver al pasado, viajar atrás y revivir todas las vivencias que tengo en la memoria de mi familia y que yo las recuerdo como un todo”, explica.
"Almodóvar es como una bocanada de aire fresco"
La exposición, que estará abierta al público hasta el 11 de noviembre, está formada por 12 imágenes de distinto formato en las que siluetas desenfocadas y sombras anónimas conviven en armonía. Una armonía, por cierto, en la que algo tiene que ver su padre, protagonista de muchas de sus composiciones.
“Mi papá era fotógrafo, así que de chica veía tanques de revelado y muchas fotos”, confiesa ella. “¿Y qué te dice tu padre cuando ve los montajes?”, le preguntamos. “Mi papá cree que soy lo mejor”, admite tímidamente.
Pasando ya a su otra mitad, el cine, María Alché reconoce sentir admiración por Pedro Almodóvar. “Me parece que sus películas pueden ser mejores o peores, pero suponen siempre una bocanada de aire fresco. La última me gustó mucho”, reconoce apoyando las manos en los pliegues de su falda.