Costa-Gavras: "La cultura general de la sociedad actual es el lujo"
- El combativo director de 79 años presenta a concurso El capital
- La fábula de un ambicioso banquero ha arrancado aplausos en el Kursaal
Que El Capital es una película oportuna lo demuestran los aplausos que han interrumpido su proyección en el Kursaal. La última película del director griego de 79 años es una fábula sobre la crisis contada, en primera persona, por un arribista del banco ficticio ‘Fénix’ que juega a hundir a sus competidores, despedir trabajadores para que suban sus acciones, y desviar sus ingresos a paraísos fiscales.
Costa-Gavras acaba de llegar a San Sebastián. Lleva cuarenta años de carrera consagrada a denunciar las injusticias del sistema. Como su amigo Jorge Semprún, es un superviviente de la izquierda. Aunque el director de Z, Missing, La caja de música, Amén o Arcadia chapurrea en español que no le gusta la etiqueta de cine político sino que prefiere llamar a sus películas "de suspense".
PREGUNTA: En la película hay un momento en el que un personaje equipara envejecer con renunciar a un sueño de justicia. Tu cine comprometido no ha envejecido ¿Te sientes cada vez más solo?
RESPUESTA: Trato temas que son actuales en nuestra sociedad desde hace muchos años. Pienso que hay que hablar de esas cosas, me preocupan muchas cosas pero me parece que el cine de los últimos años se ha alejado de ellas, hay muchas películas de acción. Pero hay que volver a lo esencial que es nuestra sociedad y lo que nos está pasando.
P: Hace apenas cinco años el espectador no hubiera entendido el vocabulario financiero de la película con el que ya está familiarizado. ¿Piensas que hay suficiente información?
R: Probablemente no puedan entender lo que pasa. Yo tampoco entiendo lo que pasa y la gente con la que hablado en los bancos me dicen que tampoco entienden. En un momento de la película un personaje le pregunta a otro ¿Qué vendemos? Y el otro no sabe responderle. Esta falta de información y de interés por conocer las cosas está muy generalizada. Hace falta una visión global. Cada uno se preocupa de sus personas, de su banca y su economía, pero hay que globalizar la visión para entender dónde el sistema no funciona bien.
P: El protagonista utiliza tácticas maoístas para dividir y reducir la plantilla del banco. ¿Crees que hay algo inherente al ser humano que impide la realización de las utopías?
R: La utopía es interesante, hay que pensarla. Los seres humanos necesitan la utopía. Pero, claro, es necesario volver al pragmatismo, especialmente cuando se habla de dinero y de economía. El pragmatismo es necesario
P: El El capital se habla mucho de la ética del capitalismo que Sarkozy prometió cuando ganó hace cinco años. ¿El poder político tiene margen ante los mercados? ¿Es diferente la banca europea de la estadounidense?
R: Lo del poder político hay que preguntárselo a ellos. Hemos llegado a un punto en el que todo parece descontrolado a punto de explotar. Es verdad que en el capitalismo americano los bancos tienen una libertad total, no hay regulación para detenerlo. En los europeos hay cada día menos regulación pero el ejemplo del capitalismo salvaje viene de Estados Unidos.
P: En la película las clases altas reclaman el lujo como un derecho. ¿Hay una reacción de los afectados por la crisis acorde con su magnitud?
R: Sí, es una idea imbécil porque el lujo ¿qué es? ¿Tener más coches, más vestidos, más joyas? Se puede vivir con mucha más simplicidad. La cultura general de la sociedad actual es el lujo, es tener más y más cosas. No cuenta la calidad de vida sino la cantidad de bienes que uno tiene. Lo que pasa con el dinero, con esta manía de enriquecerse es que la sociedad se aleja de la ética esencial.
Pero hay protestas como se pudo ver ayer en Madrid o hace unos días en Grecia. La gente se queja, reivindica y busca cambios. Hay una demanda de cambiar la sociedad. Afortunadamente, en una sociedad democrática, la gente no toma las armas para provocar un cambio. Es una solución estúpida que, en Siria por ejemplo, no hace más que provocar víctimas. Pero en la democracia existe ese problema, la gente quiere cambiar, vota y luego los políticos hacen lo que quieren hacer.
P: La película tiene un tono de fabula pero tan real, que parece costumbrista
R: Es una fábula pero los diálogos están tomados de la realidad, de frases de personas reales. Un diálogo del final: “Le arranco el corazón sacándoselo por la boca”, es una frase de un director de banca americana. Quería que nos quedarme lo más cercano de la realidad.
P: Hace más de un año que murió Jorge Semprún ¿Qué recuerdo tienes de tu amigo y colaborador?
R: Jorge era un hombre único. Un escritor con una ética perfecta para su trabajado de creador y también en su vida cotidiana. Cuando comprendió que el comunismo era completamente negativo se alejó hacia otras cosas. Cuando estuvo en un gobierno que no concordaba con su ética, preguntaba, exigía y acabó marchándose también. Era un personaje extraordinario. No sé en España, pero en Francia lo es.