Expertos recomiendan a Bruselas que obligue a separar el negocio bancario del de inversión
- El panel de expertos cree "necesario" diferenciar las inversiones arriesgadas
- Aconseja más provisiones de la banca europea para el sector inmobiliario
Los bancos deberían separar el negocio bancario minorista -la captación y gestión de depósitos de clientes y la actividad crediticia- de las actividades de inversión con riesgo más elevado, según el informe presentado este martes por un grupo de expertos creado por la Comisión Europea. Esta separación es similar a la que se impuso en Reino Unido y en EE.UU., donde aún se está desarrollando.
El bautizado como Informe Liikanen -por el presidente del grupo, Erkki Liikanen, gobernador del Banco de Finlandia- es el resultado de los debates del panel de expertos establecido el año pasado por el Ejecutivo comunitario para obtener una visión independiente y especializada sobre las reformas que pueden realizarse en la banca para evitar crisis como la actual.
Así, aconseja que los grupos bancarios con más de 100.000 millones de euros de activos, de los cuales más de un 15% procedan de la inversión en los mercados, deberían estar obligados a separar esa rama y usar una base de capital distinta a la del negocio minorista.
"Las actividades que deberían separarse incluirían las inversiones realizadas en bonos y derivados con capital propio del banco y algunas otras muy ligadas con los mercados de derivados y bonos", explica el informe. Las inversiones con el propio capital de las entidades (proprietary trading, en inglés) se consideran más arriesgadas y especulativas, y sus beneficios se consideran más volátiles.
Según los expertos, esa diferenciación legal de ambos negocios facilitaría la protección de los depósitos de los clientes y permitiría a los bancos mantener la concesión de créditos, aunque otras partes del grupo bancario quebrasen.
El documento también destaca que las operaciones relacionadas con el sector inmobiliario deberían estar cubiertas por más provisiones de capital.
Además, el informe propone que los banqueros y directivos de las entidades cobren parte de sus bonus en bonos de deuda adquiridos por el banco, unos títulos que perderían una parte o la totalidad de su valor en el caso de quiebra del emisor de la deuda.
La posible normativa, poco probable a corto plazo
Sin embargo, es poco probable que Bruselas transforme estas recomendaciones en nueva legislación a corto plazo, ya que sus esfuerzos se centran ahora en avanzar en la unión bancaria lo más rápidamente posible, sobre todo, en lo referente a establecer una nueva autoridad única, que pueda supervisar de forma efectiva la banca europea.
"Este informe alimentará nuestras reflexiones sobre la necesidad de acciones más amplias", ha señalado el comisario europeo responsable de Servicios Financieros, Michel Barnier.
Así, por el momento, el comisario ha encargado una evaluación sobre el impacto que tendría aplicar estas recomendaciones "en el crecimiento y en la seguridad e integridad de los servicios financieros".
Según ha advertido a Financial Times el secretario general del grupo de presión Finance Watch, Thierry Philipponnat, "las propuestas del Informe Liikanen no son una pieza más de la regulación: son la clave del problema". A su juicio, "los problemas ligados a la estructura, las actividades y el tamaño de los bancos han sido profundamente negativos para la economía de la UE. La reforma de esas estructuras es un primer paso esencial para su recuperación".