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El siglo XXI se resiste al socialismo de Chávez

  • Según algunos analistas, el presidente venezolano ha perdido influencia
  • Su rival, Henrique Capriles, apuesta por el 'modelo brasileño'

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Venezuela's President and presidential candidate Hugo Chavez gestures to supporters during a campaign rally in Maracay
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, durante un acto de campaña

“A pesar de la retórica del gobierno venezolano, que asegura el triunfo del ‘Socialismo del siglo XXI’, la influencia de Venezuela en la región hoy está en franco declive”. El responsable del Departamento de Estado de EE.UU. para América Latina, Arturo Valenzuela, transmitía así sus ideas al Senado estadounidense a principios de 2011. Hugo Chávez, decía, estaba perdiendo fuelle. La evaluación, no obstante, la realiza un representante del país más crítico con el modelo de Chávez pero, cierto o no, lo que sí resulta evidente es que la presencia del mandatario venezolano en la región es ahora menos visible.

Algunas encuestas recogen que la popularidad de Chávez entre los latinoamericanos ya no es la que era. Según el Latinobarómetro de 2011, el presidente venezolano comparte con Fidel Castro y Daniel Ortega la peor valoración de líderes de toda la región, pese a que ha mejorado en el último año.

"En 2005, Chávez tenía una nota de cinco puntos, lo que marca que su imagen ha ido empeorando a medida que pasan los años", dijo al diario chileno La Nacion el investigador de Latinobarómetro, Carlos Macuada.

Los analistas, divididos

Sin embargo, los analistas están divididos. Para algunos la otrora importante influencia de Chávez en América Latina comienza a desdibujarse, ya que parte de su fuerza ha quedado dañada por la crisis económica y energética, la violencia interna, la inflación e incluso la enfermedad del líder bolivariano.

“Los problemas de salud del propio Hugo Chávez sumados a las dificultades financieras del país están provocando” este ‘declive’, apunta el investigador del Real Instituto Elcano para América Latina, Carlos Malamud. “Pero las razones hay que situarlas también en el cansancio frente al discurso del ‘Socialismo del siglo XXI' y la Revolución Bolivariana ante los escasos éxitos locales y regionales del programa. Las desafecciones no sólo se producen por la derecha, sino también por la izquierda”.

Para otros, como el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid y exasesor personal de Chávez, Juan Carlos Monedero, su imagen no se ha debilitado, sino que su presencia se ha adaptado a unas circunstancias distintas.

“No es lo mismo el papel de Chávez en los comienzos de su mandato con el papel actual”, comenta a RTVE.es. “No es lo mismo el papel de Chávez en un momento en el que hay que revertir la vieja política de Ecuador, Bolivia o Brasil que cuando esos países ya han construido su propio camino, ya no necesitan ese apoyo de fuera, y es más, cuando ese apoyo de fuera la derecha lo va a utilizar de una manera torticera”.

Chávez y la Revolución Bolivariana en América Latina

En 2005, ante el V Foro Social Mundial, un pletórico Hugo Chávez rescató un concepto que ya había sido acuñado por el politólogo marxista alemán Heinz Dietrich Steffan en 1996: el ‘Socialismo del siglo XXI’. “Hemos asumido el compromiso de dirigir la Revolución Bolivariana hacia el socialismo y contribuir a la senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad” dijo el líder venezolano en un discurso a mediados de 2006.

Inspirado por esa idea, Chávez y Venezuela han apostado por los procesos de integración regional y ha promocionado su visión bolivariana en la política interna de otros países, una postura muchas veces polémica.

“Con la creación de la UNASUR, con la creación de la CELAC,  con creaciones como el ALBA, con la incorporación de Venezuela a Mercosur, lo que está claro es que hay un nuevo momento en el continente latinoamericano y que un actor principal de ese nuevo momento ha sido Venezuela, lo que explica esa animadversión furibunda de los EE.UU. hacia el proceso bolivariano”, comenta Monedero.

El presidente venezolano mostró su apoyo político expreso a líderes como Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa y a Daniel Ortega en Nicaragua, y vio como todos ellos accedían al poder. Su posición ideológica también le acercó a otros mandatarios como Lula da Silva o Nestor Kirchner.

En agosto de 2007, un escándalo reveló que la entonces candidata presidencial, Cristina Fernández de Kirchner, recibió un maletín de con más de 700.000 dólares procedentes de Venezuela para financiar su campaña, lo que para muchos confirmaba un secreto a voces: Chávez ayudaba a financiar las campañas electorales de sus compañeros ideológicos en la región.

La llegada de algunos de estos líderes de izquierda le permitió dar fortaleza al ALBA, la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, un tratado fundado por Fidel Castro y el mismo Chávez  que pretendía ser la contestación socialista a los Tratados de Libre Comercio promocionados por EE.UU. con países latinoamericanos. La Bolivia de Morales, el Ecuador de Correa o la Nicaragua de Ortega entraron a formar parte del nuevo bloque entre 2006 y 2009.

Chávez rebaja el perfil

Pero en los últimos años, Chávez ha bajado el perfil y su presencia en otros países ya no es tan constante. Un ejemplo llamativo fue su ausencia durante la campaña en Ecuador en la que el presidente Correa, uno de sus principales aliados, tuvo que enfrentarse a un decisivo referéndum.

Incluso algunos de los que se fotografiaban con él en otras campañas, ahora se alejaban. Es el caso de Ollanta Humala, quien le pidió que no interfiriese en el proceso electoral de 2011 que le llevó al poder y, de hecho, giró sus posturas y no ahorró en alabanzas al modelo brasileño.

“El máximo de influencia de Hugo Chávez en América Latina se produjo hace aproximadamente dos años, cuando Manuel Zelaya, el presidente de Honduras planteó la posibilidad de su reelección y una reforma y fue depuesto a través de un golpe de militar, y esto marcó un poco el punto de inflexión en la expansión de las propuestas chavistas para la región”, apunta Malamud.

Para Monedero, sin embargo, el término “declive” de Chávez parte de una premisa falsa. “La cuestión no es correcta porque pretende sentar la matriz de que Chávez está en declive, y que lo que implica el impulso latinoamericano de Chávez está en declive, y eso es falso. Si Chávez puede estar ahora menos presente es porque hace menos falta que esté presente”.

El  modelo brasileño, la apuesta de Capriles

Frente al modelo venezolano que trata de exportar Chávez, su contrincante en las elecciones, Henrique Capriles, dice que apuesta por otros modelos de izquierda a priori también importados, como el brasileño.

"Brasil tiene un modelo que combina lo público y lo privado con responsabilidad social. Y lo podemos repetir aquí" en Venezuela, dijo Capriles. "Brasil vivió una situación similar a la de la Venezuela de hoy" y tras diversas reformas económicas y estructurales "es ahora un país que crece económicamente, sacó a 20 millones de personas de la pobreza y generó 16 millones de empleos formales", añadió según Efe.

En cualquier caso, las elecciones de Venezuela han rescatado un debate que va más allá del propio país. Sea cual sea el resultado, una pregunta flota por el aire: ¿Sobreviviría el proyecto Bolivariano si Chávez perdiera el poder?.