Daniel Veronese adapta otra obra maestra de Chéjov en 'Los hijos se han dormido'
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Lo primero que se advierte cuando arranca la obra es la batuta maestra de Daniel Veronese, capaz de juntar a diez actores en una misma escena con una precisión tan brutal que logra hacer estremecer al espectador en su butaca. ¡Y eso que acabamos de empezar!
Pero no todo el mérito es suyo: la versión española de Los hijos se han dormido cuenta con un elenco de actores que, en palabras del mismo Veronese, nada tiene que envidiar al argentino. Y es que esta misma adaptación de La Gaviota de Chéjov se estrenó el año pasado en Buenos Aires.
“Esta puesta en escena difiere de la de Buenos Aires porque los actores son distintos. Y esto me confirma que el teatro está vivo, por un lado, y que responde al encuentro de los actores con el director y con el texto, por otro”, explica este director argentino que, a día de hoy, tiene en marcha tres montajes en España (Además de éste, Teatro para pájaros y ¿Quién teme a Virginia Woolf?).
La Gaviota fue escrita hace 116 años
Pues no todos sabemos cómo fue en su país, pero desde luego aquí la puesta en escena, aparentemente simple, consigue trasladar de manera sencilla y divertida el texto de Chéjov al espectador, lo cual tiene su complejidad teniendo en cuenta que se trata de una pieza escrita hace 116 años.
Ante los constantes comentarios de si cierra con esta obra una trilogía sobre el autor ruso, Veronese responde: “No es ninguna trilogía. Es la tercera de Chéjov que hice y haré una más”.
Con un título puesto por él pero cuyo significado no sabe explicar –Los hijos se han dormido–, esta obra –dice– le permite "indagar y sentir que los espectadores se encuentran con un Chéjov distinto”.
“Me interesa hablar al sistema nervioso del espectador”
Pues sí, también se nota al ver la obra lo poco que le importa a Veronese ser purista. Lo que le interesa es más bien lograr que el teatro sea “escuchado y sentido”, ya que él trata de “hablar al sistema nervioso del espectador más que a su inteligencia”.
Sobre los actores (Malena Alterio, Diego Martín, Miguel Rellán, Pablo Rivero, Marina Salas, Malena Gutiérrez, Aníbal Soto, Alfonso Lara, Susi Sánchez y Gines García Millán), el director se congratula porque “se entienden” y le entienden, lo cual –aclara– no es siempre fácil.
Por otra parte, Veronese admite que modifica “lo necesario para que la obra llegue lo mejor posible al público”, llegando a imaginar “qué haría Chéjov cien años después de haber escrito la obra”.
“La mayoría de los cambios tiene que ver con alteraciones del ritmo, de lugares de escena, la eliminación de soliloquios, con que la información transcurra de una manera teatra”, explica. “Los diálogos han sido modificados en función de los actores. No creo que haya un diálogo que no ha sido modificado”, añade.
Tan complicado como injusto nos parece destacar la labor de interpretación de alguno, y solo de alguno de los actores, aunque si tuviéramos que resaltar un papel que provoca muchas risas –tan necesarias en estos tiempos– es el de Malena Gutiérrez, que “lo borda” al interpretar a Polina.