El juez del caso Faisán procesa a dos imputados por colaborar con ETA y deja fuera a Hidalgo
- Investiga el chivatazo que alertó en 2006 de una operación contra la banda
- Procesa al ex jefe superior de Policía del País Vasco Enrique Pamies
- También al inspector de la Brigada de Información de Álava, José M.Ballesteros
El instructor del caso Faisán, Pablo Ruz, ha procesado este jueves por colaboración con ETA al ex jefe superior de Policía del País Vasco Enrique Pamies y al inspector de la Brigada de Información de Álava José María Ballesteros por intentar "frustrar" una operación contra el aparato de extorsión de ETA en 2006, mientras ha dejado fuera al ex director general de la Policía Víctor García Hidalgo.
Así lo ha acordado el magistrado de la Audiencia Nacional en un auto(pdf. ) dictado este jueves después de que el pasado viernes la Fiscalía hallara indicios contra estos dos imputados pero no contra el ex director general de la Policía en el caso del chivatazo con el que se alertó a ETA de una operación contra su aparato de extorsión.
Ruz estima que los dos exaltos cargos policiales podrían haber incurrido en los delitos de revelación de secretos y colaboración con banda armada porque en el procedimiento "aparecen motivos bastantes" para afirmarlo "con fundamento", mientras que considera que "no ha lugar" a procesar a García Hidalgo.
Y ello "al no desprenderse de las nuevas diligencias practicadas indicio alguno concreto, específico y adicional" para procesarle según los estándares marcados por el pleno de la Sala de lo Penal cuando en septiembre del año pasado obligó a Ruz a revocar el primer procesamiento de los entonces tres imputados y continuar con la investigación.
Movimientos de los policías para "frustrar" la operación
En su auto, relata que "los detalles del operativo policial que estaba preparándose en torno a la red de extorsión" de la banda "llegaron al conocimiento del jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamies, a lo largo de la tarde y noche del 3 de mayo de 2006".
Así, es a partir de conocer "todos los detalles del procedimiento operativo que se utilizará" por parte de otros responsables policiales cuando Pamies contacta con Ballesteros para que al día siguiente se desplace hasta Irún "al objeto, presuntamente, de permitir el contacto con Joseba Elosua y poder trasladarle la información" sobre el operativo puesto en marcha "con la intención de frustrar el mismo".
Con este objetivo, a las 20.37 horas, Pamies había telefoneado al superior de Ballesteros, el jefe de la Brigada de Información de Vitoria, quien debía trasladarle que el primero iba a telefonearle.
"Pasada la medianoche, y tras intentar comunicar hasta en dos ocasiones con el jefe de la Brigada de Vitoria, sin conseguirlo por encontrarse éste de vacaciones, a las 00.06 horas el jefe superior contacta telefónicamente con Ballesteros, a quien presuntamente traslada la necesidad" de que se vaya a Irún.
Después, Ballesteros realizó otras tres llamadas a otros compañeros de la Brigada para comunicarles que iba a estar ausente al día siguiente por "la tarea que le había sido encomendada".
La mañana del chivatazo, el procesado abandonó Vitoria a las 09.14 horas y, al llegar a la ciudad, a las 10.30 horas, se dirigió a la zona donde residía Elosua, al que vio salir por su garaje y, tras no poder contactar con él, llamó a Pamies a las 11.04 horas.
El dueño del Faisán recibió el chivatazo de Pamies
Cuatro minutos más tarde, Elosua llegó a su establecimiento, y a esa misma hora, y a las 11.13, el acusado volvió a telefonear a Pamies, tras lo cual se dirigió hacia el bar y entró por la puerta trasera.
"Una vez en el interior del bar, el inspector Ballesteros se dirige hasta donde se encontraba e Elosua" y, tras confirmar que se trataba de él, le pasó a las 11.23 horas "un teléfono móvil pidiéndole que escuchara, que le iban a hablar, a dar un recado".
Durante ocho minutos y once segundos, "Elosua recibe de Pamies diversa información relacionada con la investigación policial y judicial" relacionada con el "inminente operativo policial" que debía culminar con su detención y con la de, entre otros, el etarra José Antonio Cau Aldanur, "siéndole revelados determinados detalles de la instrucción", que se encontraba secreta.
En la conversación, hizo además referencia al carácter confidencial de la llamada, "aludiendo a la necesidad de que Elosua no desvele su contenido" y alertándole de que sus comunicaciones estaban siendo intervenidas y que estaba siendo objeto de investigación.
Al finalizar la llamada, y después de tomar un café al que Elosua le quiso invitar pero que ya había pagado, el procesado salió por la puerta principal del bar y recibió otras dos llamadas de Pamies, la última a las 11.59 horas, cuando ya había iniciado el camino de regreso a Vitoria.
Posteriormente, tras varios dos intentos frustrados de contactar telefónicamente con Cau Aldanur, Elosua atravesó la frontera acompañado de su yerno, Carmelo Luquin, en donde alertó al etarra de la llamada recibida y sobre la posibilidad de que le detuvieran si volvía a España.