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Un nodo de supercomputación de la Universidad de Cantabria en el Top 500 mundial

  • El nuevo ordenador es el segundo más potente de España
  • Con una potencia de 74 teraFLOPS ocupa el puesto 356 del mundo

Forma parte de la Red Española de Supercomputación, que cuenta con 8 nodos

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Un investigador trabaja en el Nodo de Supercomputación
Un investigador del Instituto de Física de Cantabria trabaja con los servidores del Nodo de Supercomputación Altamira de la Universidad de Cantabria. Foto: EFE / Esteban Cobo.

Presentado oficialmente hace unos días, el Supercomputador Altamira de la Universidad de Cantabria ha pasado a estar en la prestigiosa clasificación mundial de ordenadores de alta capacidad: la Lista Top 500. Es un digno compañero para el Minotauro, el Mare Nostrum y el Magerit, los más potentes de España, y con sus 74 teraFLOPS (miles de millones de operaciones de coma flotante por segundo) y tras haber superado las pruebas más intensas ya está listo para comenzar a trabajar en investigación de primera línea.

El sistema utiliza la arquitectura x86 de IBM con servidores iDataPlex dx360 M4 y procesadores Intel. Como sucede en este tipo de sistemas en los últimos tiempos, emplea 3.840 núcleos independientes, cuya potencia combinada le confiere la capacidad de realizar todo tipo de cálculos, gracias además a que todos sus componentes están interconectados mediante sistemas de alta velocidad. En total puede realizar 74.000 millones de operaciones básicas por segundo, lo que le sitúa hacia el puesto 360º de la clasificación mundial más o menos. A modo de comparación, el primer equipo de esta lista de titanes, el Sequoia de IBM –con 1,5 millones de núcleos y un coste de fabricación notablemente más alto– es unas 200 veces más potente.

Curiosamente, el equipo no solo está en el ranking de las computadoras más potentes, sino también en el de las más eficientes a nivel energético, en el puesto 36º. Este último aspecto es clave para los fabricantes desde hace algún tiempo, dado que una potencia que no vaya acompañada de cierta eficiencia no tiene tanto mérito. Los fabricantes se han acostumbrado ya a medir las necesidades energéticas y otros aspectos como parte clave de las pruebas que realizan y el Altamira ha rebajado un 50 por ciento el consumo eléctrico respecto a equipos similares.

El supercomputador Altamira forma parte de la Red Española de Supercomputación (RES), que desde 2006 cuenta con ocho nodos y trabaja en más de 2.000 proyectos. Por un lado participan directamente el Instituto de Física de Cantabria, la Facultad de Ciencias y el Instituto de Biomedicina y Biotecnología; también el instituto de Hidráulica Ambiental (IH) cuenta con más de 140 profesionales que ahora podrán acceder directamente a estos recursos. Parte del plan del Servicio Santander de Supercomputación (SSC) es facilitar también el acceso a empresas privadas y a otras entidades y países, a través de la Red.

¿Y qué sistema hace funcionar el Altamira? Una variante de Linux, algo habitual en este tipo de gigantescas bestias mecánicas, que va acompañada de diversas herramientas y compiladores de Intel y otros fabricantes. Sus creadores aseguran que puede ejecutar un amplio rango de aplicaciones tanto científicas como industriales. Entre los campos que pueden aprovechar mejor este tipo de superequipos están el análisis del medio ambiente, la dinámica de fluidos, la generación de energía, el diseño de fármacos y los análisis médicos personalizados.