La Casa Encendida celebra sus 10 años con una gran muestra sobre Louise Bourgeois
- La exposición muestra 62 obras de las cuales sólo dos se han visto en España
- Esculturas, dibujos, grabados y paños bordados, resultado de sus "últimas batallas"
- Además se proyectarán dos documentales sobre la vida de Bourgeois
“El arte es una huida, no un destino”, Louise Bourgeois
Louise Bourgeois
"HONNI soit QUI mal y pense" es el título de la gran exposición que La Casa Encendida dedica a los últimos 10 años de Louise Bourgeois (París, 1911-Nueva York, 2010), una intensa autobiografía escrita a través de piezas en las que la artista exorciza su pasado y refleja su temor al rechazo y el abandono.
La Casa Encendida ha querido celebrar su décimo aniversario con una muestra en la que solo dos de las sesenta obras que componen el recorrido han sido vistas anteriormente en España, y un tercio de ellas no se han expuesto nunca y llegan a Madrid directamente desde su estudio.
Esculturas, dibujos, celdas-células, grabados sobre tela, ensamblajes o remiendos reconstruyen los diez últimos años de la vida de la artista, considerada por la crítica internacional como una de las más contundentes, sugerentes y extraordinarias de la historia del arte del siglo XX.
La comisaria Danielle Tilkin ha titulado la exposición como una de las últimas obras de Bourgeois. "Aunque formula esta lema, 'Mal haya Quien mal piense', hacia el final de su vida, su obra y sus escritos demuestran que esta filosofía la ha acompañado siempre".
Exorcizar el pasado
Hasta su muerte con casi cien años, Bourgeois no cesó de trabajar ya que para ella sus obras eran la forma de exorcizar su pasado, el de la infancia, presente durante toda su vida.
"En la etapa final puso los últimos acentos a una obra tan personal como universal que, durante más de medio siglo, nos hizo partícipes de su lucha, como mujer y como artista, por construirse y no ser eliminada", en opinión de la comisaria.
Como la propia Bourgeois afirmaba “mi feminidad está roída por las ratas. Roída por dentro y por fuera como un huevo agujereado con un alfiler y luego sorbido hasta vaciarlo. Hay que fortificarla, reforzarla, hacerla como una pelota de espuma que rebota hasta el techo”.
Con un trabajo realizado al margen de las modas, y con el que se anticipó a su tiempo, Bourgeois hizo una obra giratoria en el sentido de que los problemas que le interesaban en los últimos años eran los mismos que le obsesionaron en su pasado.
Lo que sí cambiaron fueron las emociones, más calmadas, y la forma de expresar sus sentimientos. Así puede verse en la exposición en la que, según Jerry Gorovoy, colaborador de la artista durante treinta años, se aprecia cómo realiza su trabajo con materiales más suaves y blandos, volviendo a la costura.
"Casi todo esta creado a partir de camisas, vestidos, telas. Se expresa de una forma más suave, a diferencia de periodos anteriores en los que utiliza el bronce o el mármol que materializaban su miedo a ser abandonada. Sus últimas obras son más conciliadoras", señaló.
Las relaciones de ella con los demás le preocupaban mucho, recordó su colaborador, quien comentó a Efe que el seguir trabajando ayudaba a la artista "a paliar su ansiedad". Bourgeois "tenía miedo al rechazo", necesitaba que la gente estuviera a su alrededor, "pero a la vez era una persona difícil que, sin querer, apartaba a la gente. Esto le causaba tensión".
Del padre a la madre
Las obras exhibidas muestran, según Gorovoy, cómo en los últimos quince años de su vida su padre dejó de ser protagonista. "Louise quiere volver a su infancia y a la protección de su madre. Es una etapa menos agresiva, aunque en algunas de sus obras no lo parezca".
El hecho de que a lo largo de toda su trayectoria expresara "sentimientos que todos tenemos", como el rechazo, la venganza, el no querer ser abandonada, "hace que al contemplar sus obras la gente se sienta cercana a ellas", afirmó.
En el gran autorretrato de la artista que es la exposición, se pueden contemplar piezas "muy importantes", en opinión de Danielle Tilkin, quien destacó entre ellas "Lady in Waiting" (Dama esperando), en la que la artista ha introducido un sillón tapizado en una de sus celdas. En el sillón, una figura humana de la que sale una araña, espera."Es una referencia al tiempo, a los mitos africanos del tiempo y la creación". Alrededor de esta pieza, varios relojes creados por la artista van marcando los diferentes ciclos de la vida.
Tilkin ha reunido en otra de las salas una serie de obras "que son como una especie de despedida" y en las que también está presente la idea de la venganza, la reclusión y la forma de enfrentarse al rechazo.
En este espacio se puede contemplar "Culprit Number Two", (Culpable Número Dos), una gran celda en la que una pequeña silla se enfrenta a un espejo. "Es un lugar para recogerse a pensar en uno mismo, el mundo y las batallas que se tienen que librar", comentó la comisaria.
Con piezas muy personales, realizadas a partir de los jerseis que ella utilizaba y que son ecos de un pasado, finaliza el recorrido en el que se han incluido canciones de cuna cantadas por la propia artista.
El reconocimiento tardío
Como expone la comisaria de la exposición Danielle Tilkin, la obra de Bourgeois no fue reconocida hasta 1982, cuando ya tenía 72 años y el MoMA le dedicó una retrospectiva que supuso la primera exposición individual de una mujer en el museo neoyorkino.
“Durante largos años fueron sobre todo otras mujeres, también artistas y más jóvenes, las que encontraron en la radicalidad de su trabajo un punto de referencia y de encuentro asimilable a sus propios discursos. Pero Louise no es una militante; es una individualista que en la soledad de su estudio se enfrenta a sus propios demonios y se libera, da forma a sus pensamientos, exorciza los conflictos y pone orden en su mundo”, comenta Tilkin.
Audiovisuales y taller infantil
Paralelamente a la exposición, todos los miércoles de octubre a enero, se proyectarán alternativamente, y en versión original con subtítulos en españols dos documentales sobre Louise Bourgeois, en la sala audiovisual, basados principalmente en entrevistas con la artista.
Se trata del documental francés de 19993 Louise Bourgeois, de Camille Guichard, y el estadounidense Louise Bourgeois. The Spider, The Mistress and the Tangerine, de Marion Cajori y Amei Wallach, del año 2008.
Al igual que Louise Bourgeois lo expresó en sus notas, muchas cineastas construyen sus películas-balsa para enfrentarse al tormentoso mar de sus pensamientos, conflictos y experiencias íntimas.
Todos los sábados y domingos de noviembre y diciembre el ciclo de cine contemporáneo “Al hilo de Louise” presentará las propuestas más interesante de los dos últimos años dirigidas por mujeres. Se trata de obras respaldadas por la crítica especializada, con gran repercusión en los festivales internacionales y en las que destaca la impronta de sus autoras, directoras como Urszula Antoniak, Julia Murat, Valérie Massadian, Dominga Sotomayor, Zoe Chantre o Yulene Olaizola.
Además, La Casa Encendida ha preparado un “Taller en torno a las exposiciones” dedicado a Bourgeois que se celebrará lunes, miércoles (estos dos días para grupos escolares) y sábados.
Vivo en una tormenta, ytrato de aferrarmeno a las palabras, sino abalsas. Construyo todas misbalsas, muy sola
Louise Bourgeois