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Obama y Romney cortejan el voto femenino en la fase decisiva de la campaña

  • Las mujeres indecisas son claves para desequilibrar la balanza
  • El aborto y la igualdad de género monopolizan los anuncios de campaña
  • Obama usa contra Romney el comentario de las carpetas "llenas de mujeres"

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Obama y Romney se centran en atraer el voto femenino

"No necesitamos recolectar una cantidad de  carpetas para hallar mujeres jóvenes cualificadas y talentosas listas  para aprender y enseñar (en ciencia, tecnología e ingeniería) en este  momento. Y cuando las jóvenes se gradúan, deberían recibir la misma  paga por el mismo trabajo".

Las palabras del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ante 2.000 seguidores en un mitin en Iowa el pasado miércoles daba el pistoletazo de salida a la nueva carrera para ganar la Casa Blanca el próximo 6 de noviembre: el voto femenino.

Tras el segundo debate y la victoria del candidato demócrata, encuestadores y asesores de campaña han hecho cuentas y han llegado a una conclusión: a tres semanas de las eleccines, con el voto masculino y blanco inclinado hacia Romney y el de minorías como latinos y afroamericanos del lado de Obama, el apoyo de las mujeres, tradicional granero demócrata, se ha convertido en el principal campo de batalla.

Un voto clave para los demócratas

No lo era hace apenas un mes, cuando la encuesta del prestigioso instituto Pew Research apuntaba a que la ventaja que por aquel entonces llevaba Obama sobre Romney (ocho puntos) se asentaba en una diferencia de hasta 20 puntos entre las mujeres.

Hace una semana, tras la estrepitosa derrota del candidato demócrata en el primer debate, las cosas cambiaban de manera radical: Romney le sacaba cuatro puntos a Obama y entre las votantes femeninas ambos estaban empatados, una cifra que provocó una reacción airada de muchos encuestadores demócratas.

Otras encuestas, como la realizada por Usa Today y Gallup, reflejaban el  mismo empate mientras que otras señalaban que en los estados clave Obama  sigue manteniendo un liderazgo de alrededor de diez puntos en este  electorado.

Se trata de un tema sensible: en 2008 la victoria de Obama sobre McCain se cimentó en una ventaja de trece puntos (56 frente a 43%) entre las mujeres. Cuatro años antes, Kerry venció a Bush entre este electorado, pero con apenas un 51%.

Ese 5% de diferencia, correspondiente a las mujeres indecisas que se califican a sí mismas como moderadas, puede hacer caer unas elecciones de un lado u otro, más aún cuando se llega tan empatados a estas alturas (Romney tiene una décimas de ventaja en la media de encuestas pero Obama contaría con los votos necesarios para la reelección en el colegio electoral).

Así, según confiesan los asesores de Romney al New York Times, el objetivo no es tanto ganar a Obama en los mujeres como que su ventaja pasa de los dos dígitos a uno, en parte con una moderación de su mensaje en temas sociales frente a la campaña de las primarias republicanas.

"Este presidente ha fallado a las mujeres estadounidenses. Han sufrido para conseguir trabajos; han sufrido al caer en la pobreza", decía Romney en un mitin en Virginia, en el que quería poner en primer término la preocupación por la economía de las mujeres indecisas frente a otros temas como el aborto o la igualdad.

Sin embargo, desde el bando demócrata los comentarios de Romney en el debate sobre las "carpetas" llenas de mujeres cualificadas le han servido para empezar la ofensiva contra Romney con el objetivo de retratarle como alguien que tiene una visión de la mujer anclada en el pasado.

El aborto, centro de la batalla

No es algo nuevo: según datos de Kantar Media recogidos por el New York Times, la campaña de Obama y los grupos demócratas han lanzado unos 30.000 anuncios sobre el aborto desde el pasado 2 de julio (en torno a un 10%), incluyendo uno que falsamente establece que Romney se opone al aborto en caso de incesto o violación.

Para hacer que cale este mensaje, los demócratas contaron con la inesperada ayuda del candidato republicano al senado por Misuri, Todd Akin, miembro del Tea Party, que habló de "violación real" y puso en duda que las mujeres violadas quedasen realmente embarazadas.

El comentario provocó que Romney y los republicanos se desvinculasen de Akin pero permitió aflorar las dudas sobre la posición del candidato a vicepresidente, Paul Ryan, más escorado a la derecha en estos temas.

El propio Romney había hecho el trayecto opuesto en los últimos meses: de ser un centrista gobernador de Massachussetts que apoyaba el derecho al aborto ha pasado a rechazar los abortos excepto en los supuestos de violación o incesto.

Los demócratas tienen a lo más granado de Hollywood de su parte. Hace dos días, Scarlett Johansson, Eva Longoria y Kerry Washington lanzaban un anuncio pidiendo a las mujeres el voto a Obama por las posiciones extremas de Romney respecto a este colectivo.

"Los republicanos tratan de redefinir la violación", señala Johansson. "Tratan de forzar a las mujeres a someterse a ultrasonidos invasivos", añade Longoria.

Para contrarrestar esta visión la campaña de Romney ha lanzado un anuncio en el que una de sus voluntarios, Sara Minto de Ohio, que votó a Obama en 2008 y que habla desde su sala de estar de la visión que tiene el candidato republicano sobre el aborto.

"Resulta que Romney no se opone a la contracepción.  De hecho, piensa que el aborto debería ser una opción en caso de violación, incesto o para salvar la vida de la madre", defiende Minto.

Esta afirmación es cierta, pero solo cuenta una parte de la verdad. Romney apoyó el pasado verano la llamada Enmienda Azul, que permitiría a los empleadores rechazar el pago de la cobertura sanitaria a sus empleados si la consideran moralmente objetable (en la práctica, poniendo las decisiones sobre el aborto o las medidas anticonceptivas de las mujeres en manos de sus jefes).

"Romney está tratando de mentir al pueblo americano sobre sus planes de poner las decisiones sobre la salud de las mujeres en manos de sus jefes", ha denunciado Cecile Richards, presidenta de Parent Parentood, la federación de planificación familiar estadounidense, convertida en bandera por el propio Obama en el debate al acusar a Romney de querer recortar sus fondos, con los que pagan abortos o pruebas para el cáncer de mama.