Obama impulsa su reelección en el ojo del huracán
- El presidente viaja a Nueva Jersey para visitar la 'zona cero' del huracán
- Su gestión ha sido alabada por demócratas y republicanos
- La clave: liberar fondos de emergencia rápidamente al declarar catástrofe
- Con un práctico empate en las encuestas este impulso puede ser decisivo
Hace poco más de diez años, el entonces canciller alemán Gerhard Schroeder vio cómo una ola de inundaciones en Europa central le dio la oportunidad de demostrar su estatura de hombre de estado en pleno estancamiento económico y el rechazo popular de las reformas económicas por las que hoy es elogiado.
Con la camisa remangada, el líder socialdemócrata se enfundó las botas de agua y recorrió las zonas más desfavorecidas de Alemania del Este, suspendiendo su campaña durante varias jornadas.
Unas semanas después, saltó la sorpresa: por apenas un puñado de votos vencía al cristianodemócrata bávaro Edmund Stoiber, que tenía una ventaja de dos dígitos antes de las inundaciones.
La historia del canciller alemán es casi un calco de la que está viviendo Barack Obama desde la llegada del huracán Sandy a la coste este de Estados Unidos, paralizando la campaña a una semana de las presidenciales y con los dos candidatos prácticamente empatados.
Las 72 horas entre la vuelta abrupta del Air Force One a Washington tras anular un evento en Florida y la gira que emprenderá en Nevada el jueves pueden haber sido claves a la hora de asegurar una reelección que se le ha ido escapando poco a poco, sobre todo a raíz de su mala actuación en el primer debate electoral, celebrado en Denver.
Foco mediático
Las encuestas aún no reflejan ningún efecto, pero el inquilino de la Casa Blanca sabe que ha hecho más por quedarse en ella cuatro años en estos días que en sus viajes maratonianos por todo el país en actos electorales con una repercusión mediática mucho menor al que tiene visitar las zonas afectadas de Nueva Jersey con un acérrimo enemigo político a su lado -el gobernador republicano, Chris Christie- que no ha dudado en deshacerse en elogios hacia él.
"El presidente ha estado formidable. Hablé con él tres veces ayer y me llamó a medianoche para preguntarme si necesitaba algo", decía Christie -posible candidato en 2016, por otro lado- en un alarde de bipartidismo insólito a unos días de una de las elecciones presidenciales más polarizadas de la historia.
La imagen de dos enemigos políticos como Obama y Christie visitando a los afectados en Nueva Jersey mano a mano es además un contraste con el recuerdo de George W, Bush y la gobernadora demócrata de Luisiana, Kathleen Blanco, durante la nefasta gestión de los daños del huracán Katrina en 2005, cuando se echaron la culpa mutuamente.
El éxito de la estrategia de Obama hasta este momento se basa en tres pilares: la rápida reacción a la hora de anular su campaña, el contacto directo y permanente con alcaldes y gobernadores para darles todo lo que necesiten y el uso de la declaración de zona catastrófica como instrumento para encauzar fondos de manera rápida a las zonas más afectadas.
Primer acierto: parar a tiempo
Para apreciar la importancia del retorno repentino de Obama a Washington antes de que Sandy tocase tierra, el lunes por la tarde, solo hay que escuchar la peculiar crítica que le lanzó en una emisora de Denver Michael Brown, el antiguo director de la Agencia Federal de Servicios de Emergencia (FEMA).
"¿Por que saltó tan pronto sobre esto y volvía a Washington cuando en Bengasi se fue a Las Vegas?", se preguntó en voz alta en referencia a la decisión que tomó Obama de seguir con su campaña tras la muerte del embajador de Estados Unidos en Libia por el ataque al consulado.
Las palabras de Brown, que tuvo que dimitir precisamente por su lenta reacción ante el Katrina, sonaron casi como un elogio.
Pero la idea de criticar al presidente por reaccionar demasiado rápido no ha cundido entre los republicanos, conscientes de que, convertido en 'comandante en jefe', cualquier crítica a su gestión puede volverse contra ellos, como ocurrió con su candidato, Mitt Romney, cuando criticó la reacción de la Administración Obama precisamente por su dudosa gestión del asunto de Bengasi.
Segundo acierto: el contacto directo
El segundo pilar de su reacción se estableció durante la noche del lunes y primera hora del martes, cuando el presidente estableció una ronda de contactos directos con gobernadores de los trece estados afectados y los alcaldes de sus principales localidades, en su mayoría republicanos.
Según ha declarado el alcalde de Washington D.C., Vincent C. Gray, los asesores del presidente les dejaron claro desde el principio que "podían llamar directamente a la Casa Blanca" si se encontraban trabas burocráticas.
El propio presidente siguió la evolución de la tormenta desde la famosa Situation Room en compañía de su vicepresidente, Joe Biden, la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, y el máximo dirigente de la FEMA, W. Craig Fugate.
El resultado: no solo las palabras amables de Christie; también las del presidente de la Asociación de Gobernadores Republicanos y gobernador de Virginia, Robert Mc Donnell, que ha asegurado que su trabajo con la Administración fue "maravilloso" y que la respuesta del gobierno federal fue "increíblemente rápida" y que estaba "muy agradecido".
Más aún, Mc Donnell incluso hizo un elogio personal de Obama, al asegurar que su reacción dice "mucho" de él y que le hizo sentirse orgulloso de ser americano.
Tercer acierto: las zonas catastróficas
Buena parte del agradecimiento de estos gobernadores procede de la 'lluvia' de dinero del gobierno federal que recibirán al ser declarados sus estados zonas catastróficas, la mejor manera de recibir fondos de la FEMA.
Cuando la catástrofe estaba aún produciéndose, Obama declaró el estado de emergencia e Nueva Jersey y Nueva York, un gesto inusual, según ha reconocido Fugate, el director de la FEMA.
"Esto es extraordinario porque generalmente tenemos que hacer más valoraciones y eso supone más tiempo", ha explicado a los periodistas.
El presidente autorizó declaraciones similares en otros estados, desde Virginia Occidental hasta Massachussetts, lo que autorizaba a la FEMA de facto a dar unos fondos a los estados de cinco millones de dólares, que ellos mismos pueden negociar al alta.
Y de colofón; aparecer en Nueva Jersey
El último acierto de Obama fue el lugar donde haría su aparición pública: no sería en Nueva York, que se ha llevado la mayor atención mediática y con cuyo alcalde, Michael Bloomberg, tiene una buena relación pese a ser republicano.
Se iría a Nueva Jersey, el territorio del populista Christie, que le ha atacado sin rubor en los últimos cuatro años, y muy cercano a su rival, Mitt Romney.
Preguntado por Fox News si también iría Romney a visitar la zona, Christie no pudo mostrarse menos partidista.
"Tengo a 2,4 millones de personas sin electricidad. La costa está devastada, el norte de mi estado está inundado. Si cree que estoy interesado en nada de las elecciones presidenciales es que me conoce mal", respondía.
Romney además tiene un elemento más en su contra: los planes de recortes presupuestarios que él y su vicepresidente Ryan tienen para reducir la deuda y el déficit, que afectaría a fondos como los del FEMA.
Más aún, durante la temporada de primarias, cuando tenía que mostrarse más a la derecha y antiestado de lo que de verdad es, Romney no dudó en decir que los estados debían tener un papel más protagonista que el estado (y la FEMA) en la prevención de desastre.
"Si quiere ir un poco más lejos y devolver estas tareas al sector privado, es mucho mejor", respondía en un debate de primarias organizado por la CNN en junio de 2011.
Romney, en posición incómoda
Así las cosas, ¿qué le queda a Romney?
"Romney tiene dos problemas: No tiene realmente nada que hacer y esto ha interrumpido su momento", ha considerado Dee Dee Meyers, antigua portavoz del presidente Bill Clinton, a Politico.
El pasado martes un acto de campaña que tenía programado en Ohio en un evento de recaudación de fondos para los damnificados por el ciclón.
"Estamos apenados por todo el sufrimiento en curso en una gran parte del país", subrayó el aspirante presidencial republicano, quien afirmó también ante unas 1.000 personas en un instituto de Ketterling (Ohio) que había hablado por teléfono con los gobernadores de los estados más afectados.
Sin embargo, este miércoles volverá a hacer campaña con tres mítines en el decisivo estado de Florida. Además, el jueves viajará a Virginia después de haber cancelado una visita a ese estado también crucial programada para el pasado domingo ante la inminente llegada de "Sandy".
“El ciclón añade incertidumbre a la recta final de campaña“
En una larga carrera electoral que ha sido bastante "impredecible", el ciclón "añade incertidumbre" a la recta final, según comentó a Efe Dante Chinni, profesor de Políticas de la American University.
Para Benjamin Knoll, experto en elecciones del Centre College de Danville (Kentucky), la suspensión de las campañas podría perjudicar a Romney, porque "cada día que pasa es uno menos" para tratar de reducir la leve ventaja que le lleva Obama en algunos estados indecisos.